Breve reflexión en torno a lo público, lo privado y la intimidad(*)
El hombre es un animal racional, social y político,
definición del ser humano atribuida a Aristóteles. Que sea racional significa
que es mediante el lenguaje que expresa lo que piensa, lo que considera bueno o
malo, justo o injusto, conveniente o perjudicial. En este punto se debe
distinguir entre ratio – razón y logos – racionalidad
lingüística. Que el hombre sea un animal social y político, Zoon Politikón,
en palabras aristotélicas, refiere al hecho de que los hombres necesitan vivir
en grupo, por lo que organizan su vida siempre en colectividad y logran
desarrollarse plenamente sólo en sociedad.
La cuestión es que cuando Aristóteles dice “el
hombre”, no emplea dicho término con un sentido global o abarcador, antes bien
excluye a la mayoría de los seres humanos puesto que son “hombres” sólo los
varones adultos que pertenecen al mundo panhelénico y gozan de libertad
(recordemos que en Grecia Antigua existía la esclavitud). Sólo ellos son
sujetos políticos, los demás, mujeres, niños, extranjeros y esclavos, padecen
un déficit de logos y por tanto son infrapolíticos. No tienen vida política,
pública ni privada, son parte de la vida privada de “el hombre” y su voz
únicamente expresa placer o dolor. “El hombre” es soberano, pater familias
que gobierna sobre sus súbditos, que decide sobre sus vidas y constituye lo que
Aristóteles llama despótès –
despotismo.
Se trata del despotismo, gobierno absoluto no limitado
por las leyes, como soberanía arcaica, premoderna, que funge como supuesto
ideológico del totalitarismo y que fue cuestionado por el movimiento de la
Ilustración durante el Siglo XVIII. Ahora bien, la crítica al despotismo
principalmente se basa en la distinción entre lo público y lo privado;
problemática vigente y respecto a la cual sólo diremos por ahora que sin lo
público –grupal, colectivo– no existe lo privado
–personal, individual–; y, si bien lo público antecede estructuralmente a lo
privado, existe entre ambos copertenencia, interdependencia.
En cuanto a la crítica del despotismo como práctica
política tanto a nivel familiar como estatal, Immanuel Kant propone someter a
dicha soberanía arcaica al tribunal de la razón para determinar su legitimidad.
Análisis filosófico, crítico y reflexivo, que arroja por resultado la
afirmación de que sólo por pereza o cobardía se acepta el tutelaje, lo cual
habla de inmadurez intelectual y emocional. Momento en que se descubre que la
única condición para salir de la minoría de edad es tener coraje, y así adquirir
la libertad necesaria para el uso público de la propia razón, constituirse en
sujeto político que ejerce el logos –la palabra
argumentada– y se expresa para someter al escrutinio de otros el propio
pensamiento.
Ubicados en nuestra época, parece que hoy todo debe
ser expresado, exhibido en el espacio público que ya no es el ágora, sino el
espacio virtual. Desde cierta perspectiva se ha desvanecido la frontera entre
lo público y lo privado, hemos retrocedido, vuelto a la inmadurez intelectual y
emocional de que hablaba Kant. Lo que actualmente consideramos como espacio
público sería el espectro de la vida privada del soberano, del poder que rige
en la actual sociedad de control. Desde lo público se sanciona la vida privada.
No hay espacio público genuino, priva un neofascismo cuyo objetivo principal es
sofocar lo discordante. Incluso podría afirmarse que la exhibición que hoy
vivenciamos no es pública ni privada, sino aniquilación de la intimidad porque
explicita y mercantiliza lo implícito y sobreentendido. Es entonces que nos
preguntamos, ¿la historia se repite? ¿Decrecimos? ¿Afrontamos hoy, como antes,
un tutelaje fundado en supuesta inferioridad? ¿Más que vivir ejerciendo el uso público y privado de la razón, sobrevivimos en el desuso del logos y bajo el
yugo de la soberanía arcaica?
Te felicito corazón.
ResponderBorrar❤️🥰
Borrar