domingo, 4 de octubre de 2020

Una invitación para leer ante el nuevo acontecer

 

Dos conceptos de libertad: pluralismo en una sola aspiración, 

libertad política


 


Dos conceptos de libertad

Isaiah Berlin

Alianza, Edición de Ángel Rivero

Fecha de publicación, 1958

Segunda reimpresión en español, 2019

 

En diciembre de 2019 se reportaron en China los primeros casos, aunque el virus causante aún era incierto –se le refería como un caso desconocido de neumonía–; el 7 de enero de 2020 fue identificado como un nuevo coronavirus. Pronto se extendió el contagio a otros continentes, a la vez que se manifestaba su alto índice de mortalidad, debido a lo cual el primer mes del año corriente cerró con una contundente declaración de la Organización Mundial de la Salud: nos encontramos en una emergencia internacional de salud pública, una pandemia provocada por un coronavirus –nombrado COVID-19 a partir del 11 de febrero del presente año. En respuesta se han implementado al interior de cada nación diversas estrategias que pretenden contrarrestar la propagación de dicha enfermedad; en el caso de nuestro país, México, destacan dos acciones gubernamentales que exigen, para su efectividad, la participación de toda la ciudadanía: el confinamiento voluntario, oficialmente nombrado “resguardo domiciliario corresponsable”  y el distanciamiento social, invocado con la campaña titulada “Susana distancia”. Si bien ambas acciones son voluntarias, respetan en cierto sentido y medida el entendimiento y voluntad de cada ciudadano, es evidente que gran parte de nuestra población, quizá la mayoría, decide apegarse o no tales indicaciones no con base en el ejercicio de su raciocinio y albedrío, sino atendiendo al apremio de la necesidad, en la urgencia por allegarse los satisfactores mínimos de sus necesidades básicas, porque al fin y al cabo morir por contagio del multicitado virus es sólo una posibilidad, en tanto que morir de hambre es casi garantía.

 

El trance que hoy vivimos ha evidenciado descarnadamente la desigualdad, la injusticia social, una opresión económica que directamente interpela y cuestiona qué es, en qué consiste nuestra libertad. Éste es el motivo principal que muestra la necesidad, quizá la urgencia por resignificar el trabajo en nuestras vidas; resignificación que cada individuo habrá de gestionar por sí mismo, mas siempre consciente de su intersubjetividad, por lo que es inminente que tal resignificación tenga lugar dentro de un marco político, que desde esta perspectiva consiste en el liberalismo. Así, con la intención de recobrar las raíces de nuestra tradición política, libres de tergiversaciones y perjuicios, se propone la lectura analítica y crítica de una de las obras más influyentes en la teoría política contemporánea: Dos conceptos de libertad, autoría de Isaiah Berlin, recientemente reimpresa por Alianza Editorial con traducción y estudio introductorio realizados por Ángel Rivero.

 

Berlin parte de la distinción entre dos formas distintas de concebir y vivir la libertad, cada una de las cuales constituye un valor en sí mismo, diferenciado, que no entran en conflicto conceptualmente, sino en la práctica: libertad negativa y libertad positiva. De manera que en la historia de la humanidad estos dos valores han dado lugar a experiencias muy distintas entre sí, mientras que el concepto de libertad negativa está en la raíz de las instituciones liberales que protegen los derechos individuales, limitan el poder político y defienden el pluralismo, el concepto de la libertad positiva ha conducido históricamente a formas de gobierno despóticas en que existe una autoridad absoluta que sin límites establecidos por las leyes, abusa del poder y la fuerza. Lo que Berlin hará entonces y a continuación es argumentar, dotar de fundamento teórico dicha sentencia a través de ocho secciones breves, aunque sustanciosas.

 

En la primera sección, titulada El concepto de libertad negativa, Berlin analiza los dos sentidos políticos fundamentales de la palabra libertad, los dos conceptos de libertad; asimismo, se detiene en precisar por qué la libertad negativa no puede ser ilimitada. La segunda sección, El concepto de libertad positiva, explica por qué a pesar de que ambos conceptos de libertad constituyen valores en sí y diferenciados que forman parte de las necesidades humanas sin que exista contraposición entre ellos, se han desarrollado históricamente en sentidos divergentes hasta entrar en conflicto directo. A partir de lo cual se distinguen dos formas principales que ha tomado históricamente la libertad positiva, el deseo de autogobierno. La primera de ellas, la autonegación, es examinada a través de la tercera sección con el sugerente título La retirada a la ciudadela interior; en tanto que la segunda de dichas formas, la autorrealización, constituye el argumento y título de la cuarta sección. Debido a la importancia y trascendencia que ha tenido la autorrealización como forma de la libertad positiva en la historia de la humanidad, Berlin profundiza en la quinta sección sobre las vicisitudes de la misma, con el título El templo de Sarastro, a partir del surgimiento de preguntas como: ¿cuál es la frontera entre mis derechos (determinados racionalmente) y los derechos idénticos de los demás?, ¿quién determinará esas fronteras?; en otras palabras, cuando emerge el problema de la libertad política. Otra cuestión histórica relevante en torno a la libertad positiva es confundir libertad con igualdad y fraternidad; para disolver esta confusión, Berlin analiza en la sexta sección, titulada La búsqueda de reconocimiento, una cuestión planteada particularmente a finales del siglo XVIII: qué significa ser individuo, y su vínculo con el clamor por un doble reconocimiento, como ser humano individual y como miembro de un grupo reconocido y suficientemente respetado. Dentro de Libertad y soberanía, séptima sección de la obra abordada, nuestro autor desmenuza y desvanece la habitual confusión entre libertad y soberanía, especialmente soberanía popular. Por último, la octava sección, Lo uno y lo múltiple, entraña una defensa del pluralismo, lo múltiple, sobre lo cual es importante aclarar, como oportunamente lo hace Rivero en su estudio introductorio a dicha obra, que para Berlin pluralismo no significa relativismo porque los valores que persiguen los seres humanos, aún en su multiplicidad, son objetivos, forman parte de la esencia humana, no son creaciones arbitrarias de las fantasías subjetivas de los hombres. “Esto quiere decir que hay un mínimo de humanidad común entre todos los hombres y que podemos entender aquellos valores que no compartimos.” (Rivero, Ángel en Dos conceptos de libertad, Isaiah Berlin, 2019: 44) De hecho, Berlin deriva del reconocimiento del pluralismo consecuencias políticas como la tolerancia y las instituciones liberales, en oposición al monismo que hasta ahora ha desembocado siempre en despotismo o en la peor de las tiranías, el paternalismo.

 

En suma, Dos conceptos de libertad expresa un abogamiento por la compresión de la libertad negativa y la libertad positiva en correlación y complementariedad, una defensa del pluralismo en una sola aspiración, la libertad política como condición primordial para el desarrollo de la libertad privada. A su vez, esta obra cuestiona aun veladamente la equívoca interpretación sobre el liberalismo en que es reducido a economía e indefectiblemente asociado al sistema económico capitalista. Sin duda, una lectura reflexiva de Dos conceptos de libertad resulta indispensable en la actualidad, hoy día que enfrentamos la transición a una nueva era que mediáticamente es nombrada “la nueva normalidad” y que evidentemente habrá de reportar una transformación radical en nuestra vivencia y concepto de libertad.