martes, 13 de junio de 2023

Café filosófico #41: Cambios - Adaptación - Renovación

 

Cambios - Adaptación - Renovación

Café filosófico #41



Eadem Mutata Resurgo
Mutante y permanente, vuelvo a resurgir siendo la misma


Todo lo vivo cambia. Lo único constante es el devenir, diría Heráclito. Nuestro café filosófico no escapa a esta ley universal. Así, el pasado lunes 5 de junio terminamos con nuestra práctica en la Biblioteca del Centro Cultural de Cajicá. Tras anunciar el cierre de nuestro filocafé, el tema elegido para reflexionar fue “cambios”. Quizá por las emociones implícitas en esta etapa de nuestras vidas, mi concentración para tomar notas mermó; no obstante, siento que logré capturar las ideas principales de nuestro intercambio filosófico.

 

Los cambios conllevan renovación y exigen adaptación. La adaptación es posible, si hay organización. Ahora bien, cuando algo cambia, ¿hay algo que permanezca? Planteado de otro modo, ¿se cambia absoluta y tajantemente o bien, algo continúa, permanece? En su caso, ¿qué es lo que cambia y qué es lo que permanece? Llegados a este punto, uno de nuestros participantes nos habló de la teoría filosófica de Theodor Adorno, integrante de la Escuela de Frankfurt, según la cual lo que cambia es la historia y lo que permanece es la naturaleza[i].

 

En torno a lo que permanece cuando acaece un cambio, hubo quienes lo identificaron con la “herencia”. Es decir que, aquello que permanece y continúa a pesar de los cambios, es lo que se puede heredar, la herencia, entendida como “algo que construyes y después cedes, heredas a otros”.

 

Hablando ya de nuestro café filosófico, podemos decir que hemos logrado organizarnos, que en cierto sentido y medida hemos construido algo, una estructura que se puede mantener en el tiempo porque está cimentada en un objetivo común: preguntar y responder colectivamente, aprender en comunidad. De manera que, al heredar este espacio filosófico a Bibiana y Carolina, acompañadas por todos y cada uno de los cafélibrepensadores que participan cada lunes regular e irregularmente, es factible, es muy probable que nuestro proyecto, nuestra práctica filosófica como Casa de la Filosofía, permanezca y continúe creciendo en Cajicá.

 

Ciertamente lo que se organiza bien, perdura. Los grupos que están organizados, permanecen. Y aun cuando no fuese así, y el grupo se desvaneciera, en cada uno permanecería esa naturaleza curiosa, nuestro amor por la sabiduría, o como lo queramos llamar, deseo por conocer, gusto por reflexionar, necesidad de intercambiar ideas y analizar…

 

Mil gracias una vez más a quienes han dado vida a nuestro café filosófico, por todo lo compartido y aprendido. Queda por escrito el cierre de lo que podemos llamar “primera temporada” de nuestra actividad, (re)inicia y se renueva. Gracias especialmente a quienes valoran nuestro trabajo realizado como una herencia, como algo digno de conservar y (re)vivificar. Que sean muchas temporadas más. Éxito.



 

 

Karla Portela R. y Germán Leonardo Cárdenas V.

Casa de la Filosofía

Cajicá, Colombia






[i] Para profundizar: Apuntes sobre naturaleza e historia en la obra de Theodor W. Adorno: lo natural como problema para las filosofías de la historia https://revistadefilosofia.ibero.mx/index.php/filosofia/article/view/78

 

Despedidas y bienvenidas; transferencias y herencias

 

Despedidas y bienvenidas; 

transferencias y herencias

 

 

Se han presentado nuevas oportunidades para aprender y compartir, conocer y crecer; la cuestión es que conllevan cambiar de ciudad, cambiar de escenario y en cierta medida modificar nuestra forma de vida. Nos mudaremos de Cundinamarca a Antioquia, de Cajicá a Medellín. Evidentemente no podremos continuar con la actividad de café filosófico que desarrollamos en compañía de quienes habitan La Casona. De manera que el pasado jueves 25 de mayo tuvo lugar nuestro último encuentro, al menos por ahora. Todo ha ocurrido con tal fluidez, que no hubo oportunidad para comunicar nuestra mudanza anticipadamente, sino hasta nuestra última reunión.

 

Así comenzó el que podría ser considerado nuestro café filosófico de cierre, participando a nuestros amigos que pronto partiríamos en búsqueda de nuevas vivencias y aprendizajes. Se planteó entonces la posibilidad de que alguien más retome y continúe con la actividad; nos preguntamos también, siendo el caso, quién o quiénes serían las personas idóneas. Abordamos esta posibilidad e interrogante con mirada filosófica de la siguiente manera; nuestro diálogo reflexivo, palabras más, palabras menos fue éste:

 

En la vida, unos se van y otros llegan; visto así, las despedidas son bienvenidas. Los que llegan continúan con lo que venían haciendo los que se van. Lo imaginamos como una carrera de relevos, donde varias personas se turnan para realizar una misma actividad, y ese turnarse equivale a pasar el testimonio (la estafeta, diríamos en México). Pero, ¿qué es un testimonio? Dar a conocer algo que vivimos… Ahora bien, cuando se pasa el testimonio, ¿qué se transfiere?...

 

Jugando con las palabras “testimonio” y “testamento”, enriquecemos nuestra pregunta: cuando una persona continúa con la actividad que realizaba otra, ¿qué se transfiere o transmite?, ¿qué se hereda? Unas cosas sí y otras, no. Se transfiere, se hereda la trayectoria, el compromiso y la responsabilidad, es decir, lo extrínseco a la persona que realiza la actividad. Sin embargo, la parte intrínseca de esa persona, su forma de ser y su experiencia plasmada en su conducta, no se transfiere, no se hereda, aunque sí se puede compartir.

 

Hablando de experiencia y en nuestro caso, podemos afirmar que todos los presentes tenemos ya una experiencia de café filosófico. Con base en ello, Leonardo invitó a que expusiéramos cuál ha sido nuestra vivencia. A continuación, algunos de los comentarios al respecto:

* Es bueno ver cómo las personas desarrollan profundidad en el pensamiento.

* Disfruto sentarnos en grupo para debatir, compartir e intercambiar aprendizajes, y aplicar algo de eso en mi vida.

* Un café filosófico es algo como una cita en un centro de convenciones.

* Lo que busca un café filosófico son conceptos; debatir sobre el conocimiento de un tema; construir.

* Cuando escuché que habría café filosófico, yo dije: “no me gusta la filosofía”. Llegué acá y era diferente; me gustó porque compartimos y aprendemos.

 

Acercándonos al final de nuestra reunión, Leonardo preguntó: “¿cuál fue el tema de este café filosófico? La mayoría respondió: “transmisión”, “transferencia”; algunos agregaron: “qué es una despedida”. Hablando de transferir, lo definimos como cambio, (inter)cambio. Además se mencionó que un café puede ser filosófico, psicológico y económico, por ejemplo. En ese momento, indagamos sobre nuestro café, qué lo hace filosófico. Coincidimos en que su cualidad filosófica radica en que trata temas existenciales. Lo cual significa que reflexionamos sobre y a partir de nuestras experiencias, nuestras vivencias, nuestras trayectorias de vida; y lo hacemos para comprender, crecer, mejorar, vivir con mayor intensidad.  

 

Para terminar, me permito compartir aquí el broche de oro que cerró esta reunión: Quien pregunta, también puede ser preguntado y responder o no con libertad. Acorde a este principio, Daniela nos preguntó, a Leonardo y a mí, si esta experiencia es importante para nosotros. Mi respuesta fue SÍ, porque confirma que ante todo y por, sobre todo, somos personas, seres pensantes y sintientes, sentipensantes. De hecho, yo no veo diferencia entre el café filosófico que realizamos en la biblioteca y el que hacemos aquí.



Lugar natal (Eduardo Kingman, 1989)



Karla Portela R. y Germán Leonardo Cárdenas V.

Casa de la Filosofía

Cajicá, Colombia