jueves, 21 de enero de 2021

Il portiere di notte, el placer de sentirse someter

 

Il portiere di notte, el placer de sentirse someter




 

Il portiere di notte (Italia, 1974)

Dirección: Liliana Cavani

Guion: Liliana Cavani e Italo Moscati

Música: Danièle Paris

Fotografía: Alfio Contini

Reparto: Charlotte Rampling, Dirk Bogarde, Philippe Lerov, Gabriele Ferzetti, 

Piero Vida, Nora Ricci, Isa Miranda, Giuseppe Addobbati

 


¿Qué le distingue dentro del grupo? ¿Es su rostro, su juventud, su mirada...?

Una cámara se detiene en ella… 

Una cámara, la memoria, el recuerdo, el complejo de culpabilidad.

«La memoria no está hecha de sombras, 

sino de ojos que te miran acusadores, dedos que te señala.»

La memoria son tus antecedentes personales y ahora una inversión de roles…

 

«No hay testigos que puedan declarar contra ti, Max.»

Ninguno de sus pacientes sobrevivieron, bueno sí, sólo uno, sólo ella:

Lucia, hoy desposada con un director de orquesta.

 

El arte, la música, danza clásica, una coreografía sencilla, 

él ilumina, dirige el reflector:

movimiento en el cuerpo de un hombre apuesto,

fuerza y firmeza, soltura y delicadeza.

Una pausa, un alivio contemplar y olvidar…

De nuevo invade su mente y más que eso su presente.




 Ella es vienesa, hija de un socialista, quizá ahí inicia su estigma…

«Los papeles y las fotografías son fáciles de manejar, los testigos no.»

Un testigo con vida es peligroso, es poder de carne y hueso.

«Si queda alguno por qué no dejarlo en paz, olvidarlo», sugiere Max.

 

No, no es agua pasada, quizá nunca lo ha sido… 

Ella vive y con ella revive el ardor…

¿Entre víctima y victimario hay amor? 

¿El amor no es más que el vínculo entre sometido y sometedor?

Los papeles y las fotografías se pueden quemar… y los testigos desparecer…

Max protege a Lucia, le cuida, aunque no la libera y le aísla.

 

Dos cuerpos de pie, uno vestido de negro, el otro de blanco… Ven conmigo…

Tirados en el suelo, labios se tocan, brazos se entrelazan, 

cuerpos se lían, sonríen y jadean, ¿se aman?

«Un fantasma de la memoria toma forma, 

su voz y su cuerpo fueron parte de mí mismo.»

Vestir, des-vestir oquedades, entradas al ser del otro… 

La memoria del cuerpo llama, no sólo la mente.

 



«¡La he recuperado…! Antes que todo es una testigo, un peligro… ¡La amo!»

«Es una historia romántica, más que eso es un pasaje bíblico, 

es la historia de Salomé.»

Unos quieren liberarle del pasado, intentan salvarle; ¿a quién y de qué?... 

Él la encadena, para que no puedan llevarle...


«Si fueras normal no te revolcarías tan sádicamente en el pasado,

¿la situación en que te encuentras es por tu voluntad?»

Los cuerpos no son la causa de la censura, sino los pensamientos…

¿la confusión entre amor y sadomasoquismo?

 

Para ella esto puede terminar inmediatamente, ella decide, es libre; él no…

Diez días sin recibir comida, no es el amor sino la locura lo que perdura.

Morir, morir de hambre, pero en par; desfallecer, pero no sin coger,

aún en el desvarío fornicar… Un suicidio, ¿unidos?

 

Carne débil, lasciva, que la fuerza, la voluntad nos alcance para…

¿Para sobrevivir a la locura ajena –el pasado– y no a la propia –el presente–?

Los roles se invierten… No es el amor, sino la locura lo que perdura.

Amor es ternura y candor, placer es someter y sentirse someter.


Salomé con la testa del Battista
Caravaggio, 1609