jueves, 17 de febrero de 2022

Café filosófico on line #4 - ¿El amor es una elección inconsciente?

 

¿El amor es una elección inconsciente?





El primer recurso en este filocafé fue la imagen de Cupido, quien con un flechazo nos hacer caer en arrebato… La primera intervención de los participantes provino de Miguel, al afirmar que en todo el proceso que se da para elegir hay elementos conscientes e inconscientes. Conscientes serían los criterios e idealizaciones que aplicamos para elegir; en tanto que inconscientes son los elementos que descubrimos luego de la elección.

 

Ahora bien, preguntamos a nuestro participante, ¿qué nos lleva a descubrir esos elementos inconscientes? ¿El conflicto, la molestia? ¿Los problemas nos hacen dudar de nuestra elección y la duda nos lleva a descubrir los elementos inconscientes? Asimismo, preguntamos qué elementos inconscientes descubrimos luego de la elección, por ejemplo ¿la influencia de la relación de pareja que observamos en nuestros padres?

 

Retomando la pregunta inicial, ¿el amor es una elección consciente? Leonardo, nuestro moderador, preguntó: ¿el amor se vincula con la libertad? Enseguida Miguel advirtió, “creer que somos libres es peligroso, siempre hay influencia externa.” Ante lo cual Karla preguntó: ¿por qué es peligroso?  “Porque impide darnos cuenta de las influencias externas”, respondió Miguel y añadimos una pregunta más: ¿si concientizamos esa influencia externa, ya somos libres? Decimos esto porque nos parece que al descubrir los elementos inconscientes en nuestra elección se abre la posibilidad de rechazar o aceptar esa influencia externa, como puede ser la educación que hemos recibido, las condiciones materiales en que nos encontramos, etc.  

 

A lo anterior, sumamos otra observación: en la elección amorosa influye que somos elegidos, se trata de un acto recíproco. El amor es una elección doble, hecha por dos. Para explicar esto lo relacionamos con los verbos recíprocos, los cuales indican que la acción realizada y su efecto es recibido simultáneamente por dos o más personas; por lo tanto, son acciones que tienen dos o más sujetos.   


 

Combate de Eros y Antheros
Germán Hernández Amores, 1869



En ese momento, Carmen objetó, para que una relación sea amorosa no es condición que haya reciprocidad. Esta objeción nos llevó a recordar que en la mitología romana Cupido no tiene sólo una clase de flechas, sino dos: flechas de oro con plumas de paloma que conceden amor; y, otras de plomo con plumas de búho que infunden odio e indiferencia. A su vez, recordamos que en la mitología griega el dios del amor y del deseo es Eros, cuyo hermano es Antheros, dios del amor correspondido. Visto así, el verdadero dios del amor sería Antheros, porque se trata del amor compartido, recíproco; en tanto que la relación amorosa no recíproca de que nos habló Carmen, estaría representada por Eros, Cupido en la versión romana, que predomina en el presente.


Con base en todo lo dicho y para concluir nuestro encuentro, Leonardo cuestionó: ¿en qué casos el amor sería una decisión inconsciente? Al inicio de la relación, respondió Carmen, primero es inconsciente, luego se hace consciente; sólo al inicio el amor es ciego.

 

Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas Vargas

Colombia, febrero de 2022

 

 

miércoles, 9 de febrero de 2022

Café filosófico on line #3 - ¿Por qué nos cuesta entrar en acción?

 

¿Por qué nos cuesta entrar en acción?

 

 


 

Sabes que alguien te escucha con atención y lee con auténtico interés lo que le recomiendas no cuando es capaz de citar de memoria e incluso recordar la página de la cita, sino cuando vincula su lectura con otros textos o contextos, cuando ha tenido el cuidado de anotar esa frase que tocó algo en su interior. Esa fue nuestra sensación, cuando la única asistente al café del pasado miércoles dijo: “En la página 22 de Más Platón y menos Prozac hay una pregunta, ¿qué proporciona energía al ser humano?”

 

Ella relacionó dicha pregunta con el tema de este café filosófico, desde su perspectiva nos cuesta entrar en acción porque no tenemos la energía suficiente, porque no tenemos ganas, falta motivación. Asertivamente Leonardo cuestionó: “Entonces, ¿siempre que se actúa es por ganas? ¿No actuamos también por obligación?”  Movida a la reflexión, nuestra participante agregó que no sólo se trata de tener ganas; intervienen otros factores como el temperamento y la personalidad, además de la educación y la disciplina, e incluso el medio económico.

 

Cuando actuamos por ganas, ejercemos nuestra voluntad racional, en tanto que cuando actuamos por obligación, usualmente respondemos a premios y castigos; de hecho, estrictamente no se trataría de “acción”, sino de “respuesta condicionada”, lo cual nos recuerda a la teoría del conductismo. Precisamente ahí interviene la educación, afirmó Karla, para actuar y no reaccionar, se requiere educar el entendimiento y la voluntad, llevar a cabo todo un proceso que consiste en deliberar, elegir, decidir y con base en todo ello actuar, en una palabra: pensar. Visto así, continúo Leonardo, no todo lo que hacemos es acción porque hacemos cosas sin pensar.

 

Entonces, coincidimos los presentes, habría que definir “acción”. Acción es hacer, y siempre tiene resultados, consecuencias, sugirió Carmen. No hacer también produce resultados, tiene consecuencias, objetó Karla. Aparentemente tanto “hacer” como “no hacer”, constituyen una acción. Para aclarar esta cuestión, qué es una acción, Leonardo propuso remitirnos al pensamiento filosófico de Hannah Arendt (*). Si bien, el concepto de acción desarrollado por la autora es complejo, puesto que lo aborda desde variadas perspectivas, sin duda está ligado a la libertad. Y la libertad, insistió Karla, se vincula con el entendimiento y la voluntad; sólo a través de la educación, formación de estas facultades llegamos a actuar, vivir con libertad. Todos nacemos con entendimiento y voluntad, están en nosotros como potencia, mediante la educación los convertimos en actos, los actualizamos. Esto último nos llevó a pensar en Aristóteles y su teoría sobre la potencia y el acto, además de su teoría sobre los hábitos buenos (virtudes) y los hábitos malos (vicios).


Hannah Arendt (Alemania, 1906-1975)


Al término de nuestro encuentro y con la intención de no despedirnos sintiendo que faltaba responder aun hipotéticamente a la pregunta planteada inicialmente, a saber por qué nos cuesta entrar en acción, compartimos algo de lo que leímos durante la preparación de este café. Tomando como punto de partida que somos responsables de nuestras decisiones y acciones, algunas de las causas por las que nos cuesta entrar en acción son:

 

·       miedo a equivocarnos; no saber gestionar el error

·       evitar la culpa de una mala decisión

·       exceso de perfeccionismo

·       conservar la posibilidad de culpar a otros

·       miedo al estrés

·       falta de motivación

·       negligencia (falta de aplicación)

·       depresión (abulia, falta de voluntad)

·       ansiedad (anticipatoria)

·       baja tolerancia a la frustración

·       indecisión

·       falta de proyecto de vida (no saber qué queremos)

·       cobardía

·       miedo a perder algo importante

 

¿Y la solución? Las propuestas son dividir la tarea en una cadena de objetivos sencillos; y, preguntarse por qué no paso a la acción. Al aparecer la solución se halla en el propio interior.


Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas Vargas

Colombia, febrero de 2022

 

 

 

(*) Hannah Arendt (1906-1975). Escritora y teórica política nacida en Alemania, posteriormente nacionalizada estadounidense. Considerada como una de las filósofas más influyentes del siglo XX. Con relación a su concepción acción, compartimos el siguiente artículo:

El concepto de acción política en el pensamiento de Hannah Arendt








lunes, 7 de febrero de 2022

 

Hoy como ayer… Rasgos comunes entre Antigüedad y Posmodernidad

 

 

 

En una vista panorámica de la historia de la filosofía resulta conveniente comenzar recordando la línea de tiempo en que usualmente ha sido ordenada la historia de la humanidad.

 


Ahora bien, siguiendo las cinco etapas anteriores, a cada una de ellas corresponde un periodo en la historia de la filosofía. En el caso que nos ocupa, abordaremos la llamada Edad Antigua y sus respectivos momentos filosóficos.

 

 

Con el objetivo de explicar por qué se afirma aquí que Antigüedad y Posmodernidad presentan rasgos comunes, nos centraremos en el Momento heleno-romano o helenismo.

Qué es el helenismo

Se trata de la época histórica comprendida entre la muerte de Alejandro Magno en el año 323 a.C. y el año 31 a.C., cuando Octavio, después conocido como César Augusto, derrotó a Marco Antonio, dando paso a la conformación del Imperio Romano. Frente al enorme territorio conquistado por Alejandro Magno, la polis griega perdió sentido como modelo político. El poder del modelo griego sería ahora cultural. Así, “Helenismo” significa: vivir, imitar, reproducir una “idea de lo griego” que, de manera imprecisa, se extendió por todo el mundo conquistado por Alejandro y sus sucesores.

Contexto social y político del mundo heleno

A pesar de la grandeza política de Roma, el mundo antiguo entró en una profunda crisis que desembocó en la implantación del cristianismo como mentalidad dominante de la época y posteriormente, en la paulatina pérdida del poder de los romanos a manos de los bárbaros. Dicha crisis consistió en el cuestionamiento de los valores vigentes, acompañado de una sensación de inseguridad y desconcierto, así como la pérdida de la democracia y el individualismo.

Desde esta perspectiva el mundo helénico es un mundo convulso de cambios rápidos que obligan a las mentes de la época a reajustar los esquemas recibidos y producir otros nuevos.

Características culturales del helenismo

* Universalización de la cultura gracias a la escritura y a la extensión territorial de los imperios de Alejandro Magno y de los romanos.

* Apertura a credos diversos, sobre todo orientales. Comienza el desplazamiento de la racionalidad griega.

* Atenas conserva su prestigio de ciudad cultural y en ella se desenvuelven las últimas corrientes filosóficas de la Antigüedad.

* Cosmopolitismo, se presentan rasgos comunes en todos los pueblos que comprendían el mundo helénico.

* Adquieren importancia la especialización en distintas ciencias experimentales y en matemáticas.

* Surge el interés por los estudios filológicos como consecuencia del predominio de la escritura sobre el lenguaje hablado.

* La comunicación entre los hombres no era ya posible en el encuentro inmediato, en el ágora (plaza pública ateniense). En consecuencia surge el lenguaje griego (Koiné) que, por encima de las variaciones dialectales, manifestaba en sus rasgos comunes y populares la necesidad de expansión y homogeneización.

* En algunos palacios de los monarcas helenísticos se establecen bibliotecas y centros de investigación.


Venus de Milo
130 a.C. - 100 a.C. - Autor desconocido
Museo de Louvre, París, Francia

Escuelas menores de filosofía

La tarea del filósofo será distinta. Abandonado ya el sueño platónico de un filósofo-rey, o sea, de un poder político que expresase la sabiduría de un pensamiento proyectado hacia una ciudad ideal, los filósofos se ocuparán ahora en empresas más modestas: salvar al hombre y dar sentido a su vida, a su individualidad. Las nuevas filosofías tendrán carácter práctico. Ya no habrá empeño por crear concepciones globales del mundo. La mayoría de los filósofos se dedicarán a comentar o divulgar las obras de Platón y Aristóteles.

Principales escuelas menores de filosofía

En conjunto son definidas como escuelas menores las corrientes filosóficas seguidas por otros discípulos de Sócrates. Las principales de ellas son:

 

Nombre

Fundador o principal representante


Escuela cirenaica

(antecedente del epicureísmo)

Aristipo de Círene

Escuela cínica

(antecedente del estoicismo)

Antístenes de Atenas

Epicureísmo

Epicuro de Samos

 

Estoicismo

Zenón de Citio

 

Escepticismo

Pirrón de Elis

 

 

Hoy como ayer… Rasgos comunes entre Antigüedad y Posmodernidad

a) Como etapas históricas, el helenismo y la época actual representan un periodo de transición. En el primer caso, el paso del dominio de la cultura griega hacia la preponderancia de la cultura romana; en el segundo, el cambio de un modo de vida, por decir “presencial”, hacia un modo de vida abierto y con tendencia hacia lo “virtual”.

b) En su contexto social y político ambos periodos son críticos, es decir, se caracterizan por el cuestionamiento, sensación de inseguridad y desconcierto, que frente al vértigo de los cambios obligan a las personas a reajustar sus esquemas y producir nuevos. Hoy día atravesamos una triple crisis al interior del capitalismo (sanitaria, económica y climática), además de la revolución tecnológica 4.0, con un fuerte impacto en la naturaleza y la sociedad, que desemboca en dos revoluciones más, biológica (ingeniería genética, por ejemplo) y social (los cambios económicos y políticos demandan una nueva forma de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza).

c) Sobre las características culturales, la universalización de la cultura que en el helenismo tuvo lugar por la escritura, hoy día se debe a las computadoras y el internet. La apertura a credos diversos en aquella época equivale a la actual aceptación de la diversidad en todos los ámbitos de la vida humana. El cosmopolitismo de entonces hoy se manifiesta en el fenómeno de la globalización. La importancia de la especialización se ha elevado hasta la llamada hiper-especialización. En tanto que la comunicación, hoy como ayer, generalmente ya no se da en el encuentro inmediato, ahora a través de recursos telemáticos.


Ilustración en la Crónica de Núremberg
(incunable), historia universal publicada en 1493


¿Y la filosofía?

La filosofía, además de cuestionar la realidad, responde a los intereses y necesidades de las personas. Así, tanto en el helenismo como ahora, la filosofía presenta un carácter práctico. El mencionado abandono del sueño platónico equivale al actual abandono de los macrorrelatos, es decir, concepciones globales. Entonces como ahora, la filosofía se plantea salvar al individuo otorgándole un sentido de vida.

No es extraño entonces que retomemos algunas de las últimas corrientes filosóficas de la Antigüedad y que estén de moda pensadores como Epicuro y Séneca. En la actualidad es frecuente encontrar en las redes sociales frases y textos del epicureísmo y el estoicismo. Se trata de dos escuelas filosóficas que si bien desarrollaron áreas como Lógica, Física y Gnoseología, ofrecen principios éticos conducentes a la felicidad individual. Son filosofías de vida en el sentido de que exponen una manera de orientarse, que indican cómo comportarse en el mundo. Vivimos en una época agitada y la gente tiende a filosofías que se centran en uno mismo y están bajo el propio control. Frente a la inseguridad e incertidumbre derivan de los cambios convulsos cada uno busca al menos tener el control de sí. 

Particularmente el estoicismo ha sido inspiración para psicoterapias como la cognitivo-conductual. Grupos de personas se han esforzado conjuntamente por revivirlo, una de ellas es el filósofo e historiador francés Pierre Hadot (1922-2010). Sin embargo, deben distinguirse al menos entre formas de apropiación de estas escuelas menores: como filosofía de vida; únicamente en lo relativo a sus principios y técnicas; y, con reducción a sus técnicas. La primera forma se practica en la asesoría filosófica; la segunda corresponde al caso de algunas psicoterapias; mientras que la consideración que se restringe a las técnicas pertenece a la autoayuda.

En suma, helenismo y posmodernidad comparten circunstancias y conflictos que por igual conducen la mirada del individuo hacia sí. Ayer como ahora lo que inicialmente se recomienda en búsqueda del propio bienestar es: examinar la propia vida cotidiana, la vida habitual en lo que hago y en cómo me relaciono con los demás. Una vez más acierta Sócrates al decir: Una vida sin examen no merece la pena ser vivida. 

Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas Vargas

Colombia, febrero de 2022