domingo, 21 de diciembre de 2014

Movimiento de la FILOSOFÍA APLICADA; pluralidad de las prácticas filosóficas - otros campos para descubrir la filosofía

Introducción - segunda de tres partes
(Con base en el Capítulo IV del libro “La Filosofía, una escuela de la libertad”, UNESCO, 2007, edición en español, 2011)


Banksy en el Museo de Bristol. Junio, 2009
Fuente: CLTRACLCTVA. Cultura Colectiva


Modalidades de la filosofía práctica no académica

Muchas veces en función de la necesidad que satisface y/o el problema que coadyuva a resolver, es decir de acuerdo al tipo de motivación -cultural, existencial, espiritual, terapéutica, política, relacional, intelectual-  en quienes practican la actividad filosófica no formal, se elige entre una o varias a la vez de estas modalidades:

ü  Consulta filosófica -  iniciador: Gerd Achenbach en Alemania, 1981

Gabinete en que se recibe a una persona, nombrada “invitado”, que se desea entablar un diálogo filosófico sobre un tema o un problema que le preocupa; en este marco, el filósofo ocupa el lugar reservado tradicionalmente al consejero espiritual y, desde hace poco, al psicólogo o incluso al coach, con la diferencia que la filosofía trabaja el pensamiento y la existencia mediante la racionalidad, la lógica u otros instrumentos del pensamiento crítico por lo que mediante la entrevista que mantiene con el “invitado”, el filósofo añade profundidad a su discurso, le ayuda a esclarecer las problemáticas de su existencia al proponerle diversas interpretaciones de sus palabras y de los momentos de la vida que evoca.

ü  Café filosófico - iniciador: Marc Sautet en Francia, 1992

Discusiones informales que han hecho del personaje de Sócrates su figura emblemática debido a su simplicidad y su viva interpelación de cada individuo. Diálogos que la mayor parte de las veces se asemejan más a una conversación que a un trabajo sobre el pensamiento, debido a lo cual han generado cierta polémica dentro de la institución filosófica, donde se estima que tales “cafés” no son “filosóficos” y de ningún modo podrán serlo.

ü  Taller de filosofía

Inicialmente era similar a una conferencia, con la diferencia de que el tiempo reservado para la presentación inicial era más breve que el reservado para la discusión subsiguiente. Actualmente se practican diversas formas de taller, la más clásica consiste en invitar a los participantes a debatir ideas propuestas por un conferenciante con vistas a profundizarlas y apropiarse de las mismas. En términos generales todas las modalidades de taller filosófico se basan en el principio de invitar a los participantes a producir ellos mismos un pensamiento, más que asistir de manera relativamente pasiva a la presentación hecha por un especialista.

ü  Éxitos editoriales

Al parecer fue “el deseo compartido de filosofar” y la concepción del filosofar no ya como “una actividad elitista y oscura reservada a una elite dirigente, monopolio de un poder intelectual y académico establecido, sino más bien como la manifestación natural de un pensamiento popular”, lo que se expresó de manera potente, difundida e inesperada convirtiendo en éxitos editoriales publicaciones como “El mundo de Sofía”, de Jostein Gaarder o “Más Platón y menos Prozac”, de Lou Marinoff, entre otros ejercicios editoriales de “filosofía para todos”, que si bien han recibido elogios de los medios de comunicación, también han sido criticados por algunos filósofos a causa del esfuerzo por vulgarizar la filosofía -empresa mal apreciada-, aunque principalmente porque consideran que tales obras pretenden “vehicular una especie de sabiduría accesible a todos y subjetiva, más que una erudición supuestamente objetiva, áspera y científica, o incluso una manera de ser o una actitud, más que un conocimiento, lo que explica el éxito de esas obras.”

ü  Filosofía con los niños fuera de la escuela - iniciador: Matthew Lipman, 1969

Innovación pedagógica que consistió en “proponer una narración que permita suscitar una reflexión en el alumno par que pueda descubrir por sí mismo y colectivamente los grandes conceptos y las grandes problemáticas del proceso filosófico.” Sobre esta categoría, cabe decir que los talleres de filosofía para niños son algo particular puesto que se trata de personas que no vienen por voluntad propia a la actividad filosófica, sino por procuración de sus padres o tutores.

ü  Filosofía en la empresa

La filosofía en la empresa es a la vez: un lugar, una modalidad específica y una razón de ser de la actividad filosófica. Como modalidad puede tratarse de un taller abierto a los empleados en el marco de actividades organizadas por un comité de empresa o bien formar parte de las actividades de formación de la empresa, lo que es muy distinto, ya que es la empresa la que determina el interés de esa actividad: aconseja u obliga a sus empleados a participar de la misma. En cuanto a las motivaciones de la filosofía en la empresa principalmente son cuatro: la formulación de los valores de la empresa, entendidos en parte como aquello que le otorga identidad a la vez interna y externa; el pensar y trabajar juntos; como actividad de relajación, y; como consulta individual, pero no con enfoque psicológico, puesto que se trata de lo que se piensa y no de lo que se siente, esto es que el objetivo consiste en identificar una visión del mundo, problematizarla y adoptar una postura ante la misma, y tampoco es coaching porque no se busca examinar problemas concretos con vistas a tomar decisiones inmediatas. Sobre la legitimidad o no de la filosofía en la empresa, se discute si realmente se trata de un mejoramiento del concepto de empresa, del bienestar de los empleados, o de una manipulación de gestión o de comunicación.

ü  Filosofía en medios difíciles

Como en el caso de la filosofía para niños se trata de personas invitadas a filosofar que muy probablemente no lo harían de manera natural y voluntaria, sino todo lo contrario, por lo que “cabe llevar a la filosofía hasta sus extremos, olvidar lo superfluo para ir a lo esencial de la manera más elemental, preguntándose por qué el filosofar es el filosofar; por qué es una necesidad para el ser humano, una constante antropológica”. Lo cual conduce a esta paradoja: la filosofía es una actividad de formalización del pensamiento y del ser y lo que caracteriza a las personas en dificultades o en situación de ruptura respecto a la sociedad es precisamente su rechazo o imposibilidad de formalizar su pensamiento o su funcionamiento; se trata por lo tanto de “reintroducir una dimensión de formalización, sin imponer un formalismo a priori, sino proponiendo más bien formalismos minimalistas, procurando elaborar con las personas en cuestión las reglas que pueden aplicarse para guiar el pensamiento y el intercambio, para que cada individuo pueda orientarse.”  Si bien, esta labor tiene dos consecuencias: es de índole estructurante, lo que corresponde al objetivo de la formalización, permitiendo reubicarse en la confusión del pensamiento, tomar conciencia, discernir, juzgar, profundizar en el límite de las propias posibilidades; al tiempo que es una labor valorizadora porque faculta para una elaboración, distanciamiento, puesta en práctica, facilitando el intercambio y el pensamiento en común al ritualizar la toma del a palabra. Por lo demás, la filosofía en medios difíciles es todo lo contrario a una labor psicológica porque a diferencia de esta no coloca en el centro del intercambio el dolor, la dificultad, la espontaneidad, antes bien se trata de recurrir al sujeto pensante, que es capaz de ir más allá de sus sentimientos o resentimientos, que se supone ser maestro de sí mismo o capaz de serlo.

Por supuesto que la anterior descripción no agota la pluralidad de las prácticas en filosofía, probablemente solo apunta las más difundidas, pero ¿qué papel juega en todo ello el filósofo?, ¿de qué manera se integra a estas actividades, cuál es su rol?

 
Banksy en el Museo de Bristol. Junio, 2009
Fuente: The Guardian: Banksy's Exhibition


El estatus o posición del filósofo practicante

Al menos en teoría, un profesor dentro de su aula no tiene por qué plantearse tales interrogantes -aunque nada se lo impide- dado que la institución académica determina a priori cuál es la índole de la filosofía, sus exigencias y el programa a estudiar. En cambio, en esta pluralidad de prácticas el filósofo decide qué papel desempeñar, donde las opciones generalmente son:

a)      Animador de discusión.- Caso en que el filósofo “adquiere un aspecto más bien pasivo, incluso inexistente, limitándose a estar presente, indicando o simbolizando simplemente la naturaleza filosófica del intercambio”, para lo cual es suficiente que las personas confronten sus perspectivas, de buena voluntad, conforme a la sinceridad, comunidad, igualdad y libertad.

b)      Intervencionista de la forma.- Cuando el filósofo se limita a establecer modalidades de expresión, de tiempo de toma de la palabra, funciones fijas u otros formalismos, es decir, una serie de reglas del juego para regular el intercambio. Lo que en cierto sentido transforma al filósofo practicante en árbitro, en alguien que controla la aplicación de las reglas con el fin de garantizar que el ejercicio sea de índole filosófica. La exigencia aquí está determinada por las competencias y el trabajo sobre sí mismo.

c)       Intervencionista del contenido.- A semejanza del profesor tradicional, es un “adepto de la lección”; esto significa que en su calidad de filósofo se siente llamado a transmitir un contenido cultural, a hacer conocer a los autores, las escuelas, los sistemas de pensamiento, a explicitar los conceptos consagrados, desarrollar problemáticas, situar las ideas en su contexto, etc.; de este modo el filósofo practicante no se opondrá a que sus interlocutores tomen la palabra, aunque no dudará en corregir lo que se ha dicho, interpretar y completar lo que le parece incompleto, etc. Consecuencia de lo anterior, la exigencia se determina por el conocimiento y una comprensión de los contenidos.

Tres estatus o posiciones para el filósofo practicante
Animador de discusión
Filósofo de la forma
Filósofo del contenido
- presidente de sesión que regula el uso de la palabra procurando establecer vínculos, solicitar esclarecimientos, regular el ritmo y plantear interrogantes, permitiendo al grupo cierto tipo de trabajo sobre sí mismo
- no requiere necesariamente una formación filosófica, aunque puede iniciarse en las actitudes y competencias filosóficas
- el elemento central de su actividad consiste en el carácter operativo de las herramientas filosóficas, no obstante en su práctica sí es necesaria la posesión de una cultura filosófica, a la cual recurre no por interés en el contenidos en sí, sino para hacer trabajar a los participantes, para que produzcan, analicen, sinteticen, problematicen, conceptualicen, etc.
- para él no se trata de referirse a los autores, sino de “utilizarlos”
- en general, tiene una formación universitaria clásica y actúa como pedagogo, en el sentido de que es un “profesor que al tiempo que transmite un contenido y una cultura filosóficos, sigue preocupándose por ampliar la dimensión de apropiación del contenido por parte de sus alumnos”
- su intervención es como profesional de la filosofía, no como mero participante ni como generalista informado; para él la filosofía es una materia específica con sus autores oficiales y sus textos codificados




En suma, el conjunto de estas prácticas -consulta filosófica, café filosófico, taller de filosofía, éxitos editoriales, filosofía con niños fuera de la escuela, filosofía en la empresa y filosofía en medios difíciles- conforma lo que actualmente se llama “MOVIMIENTO DE LA FILOSOFÍA APLICADA”.

¿Has escuchado antes hablar de esto?, 
¿qué impresión tienes sobre ello?

¿Participarías en alguna de estas actividades?; 
en caso afirmativo, ¿en cuál sería y por qué esa?



domingo, 14 de diciembre de 2014

Qué significa "el Otro de la filosofía"

Introducción - primera de tres partes
(Con base en el Capítulo IV del libro “La Filosofía, una escuela de la libertad”, 
UNESCO, 2007, edición en español, 2011)






¿Qué es “el Otro de la filosofía”?

Es la actividad filosófica de índole no académica, es la filosofía que “se hace”, que “tiene vida” fuera de las instituciones, fuera de la escuela, que no es “evaluada” ni recibe “constancia o certificado” por su “estudio”….  

Podría pensarse entonces que el Otro de la filosofía forma parte del quehacer educativo “informal”, conformado por aprendizajes que se realizan a lo largo de la vida y en ámbitos donde no se imparte una enseñanza organizada ni programada racionalmente, es decir, que no está sistematizada, antes bien surge de manera “espontánea” (me refiero a la educación recibida en escenarios como la familia, la sociedad, Estado, Iglesia, medios masivos de comunicación…); o bien podría ubicarse el Otro de la filosofía dentro de la educación “no formal”, entendida como la enseñanza que al igual que la educación formal se imparte organizada, programada racionalmente, sistematizada y a partir de métodos  específicos, aunque a diferencia de ella fuera del sistema académico.

Lo cierto es que “No es fácil circunscribir y definir la actividad filosófica que no es de índole académica. ¿Y cómo cabe denominarla? Filosofía informal, natural, popular, no institucional, fuera de los muros… ninguno de estos términos califica adecuadamente ese <otro> de la filosofía.” (pág. 153)  

Al igual que el lenguaje cobra vida por los hablantes, y son estos quienes “en la marcha” le definen y determinan,  la filosofía vive por sus practicantes, ellos le dan sentido y también de ellos depende qué se entiende por filosofía.

De modo que sin visión restrictiva, sino en apertura y por ahora, coincido con la UNESCO  cuando refiero el Otro de la filosofía, como filosofía “no formal”, práctica filosófica fuera de la escuela que sin ignorar el mundo académico, procura desarrollarse de distintas formas en todos los niveles de la sociedad.


Dónde surge el Otro de la filosofía; la tierra en que crece…

De acuerdo con “La Filosofía, una escuela de la libertad”,  -estudio de la UNESCO sobre la actual situación de la enseñanza de la filosofía en el mundo-, en torno al origen de la necesidad por filosofar “no académicamente” es factible proponer cuatro razones a manera de hipótesis:

a) Adiós a los macro-relatos.- Dados los resultados, en la observación de lo que hemos “logrado” como humanidad, deviene entre otras consecuencias el fracaso, abandono o desaparición de los grandes sistemas-esquemas ideológicos, políticos, morales y religiosos tradicionales, lo cual se traduce en la “liberación” del individuo respecto a la “Verdad Absoluta” y a favor del multiculturalismo. En nuestra presente cultura occidental, cada individuo, cada uno de nosotros tiende a establecer su propio “menú” del pensamiento. “Cada individuo procura por lo tanto formular por sí mismo los valores, las razones de ser, las finalidades existenciales que pueden darle un sentido a su existencia particular.” (pág. 154)

b) Cambios socioeconómicos.- La acelerada transformación en las modalidades de los mecanismos socioeconómicos tradicionales, subrayo la globalización, trae consigo la desestabilización de las estructuras de identidad establecidas, ocasionando la búsqueda obligada de nuevos fundamentos y valores.

c) “Banalización de la cultura psicológica”.- Actualmente la cultura psicológica propugna la “búsqueda de uno mismo” como objeto de una actividad legítima e incluso fundamental, que desemboca de manera natural en la multiplicación de prácticas de desarrollo personal. Cabe señalar al respecto que los grandes sistemas filosóficos se apartan  de la “preocupación por uno mismo”, por lo contrario versan sobre la realidad del mundo, del pensamiento o del ser, oponiéndose a la actividad vinculada con la singularidad de un ser específico. Un ejemplo de ello es que el socrático “conócete a ti mismo”, rara vez fue usado por Platón como práctica cotidiana; de tal suerte que sin negar en la historia de la filosofía algunos casos en que se percibe la idea existencial de la misma (Séneca, Montaigne, Kierkegaard, Foucault), predominó en el pensamiento filosófico occidental la cuasi anulación del sujeto, “casi desapareció la interpelación del sujeto detrás del discurso.” (pág. 154)

d) Actualización de la dimensión dialógica.- Aunado a lo anterior y ya en el ámbito pedagógico, hoy se intenta recuperar la dimensión dialógica, subjetiva e intersubjetiva de la cultura; expresado de otro modo, las reformas en el campo de la enseñanza tienden a privilegiar menos la transmisión de conocimientos para favorecer principalmente la labor sobre la apropiación, el diálogo, el análisis, etc.; esto con base en la interpelación del sujeto y su experiencia “personal”, la cual parece ahora ser más importante que el pensamiento a priori.


¿Qué nos mueve a hacer filosofía fuera de la escuela?

Hablando entonces de la propia experiencia, de la experiencia personal, ¿qué ha “movido” a las personas para llevar a cabo esta práctica “informal” de la actividad filosófica?  Pregunto: ¿cuáles son las motivaciones personales que dan vida al Otro de la filosofía?

Siendo la experiencia personal la raíz que alimenta esta práctica filosófica “no formal”, claramente son múltiples sus motivos, tal vez innumerables… Sin embargo, nuevamente de la mano  con lo que he leído en el estudio citado, intento ilustrar tal multiplicidad en siete rubros, siete posibles motivaciones:

1. Cultural.- Motivación más tradicional, usualmente presente en personas que desean iniciarse en algo que conocen poco o no del todo, pero que les parece importante o útil de conocer por razones de cultura general. Se trata también de personas que no tuvieron acceso a una educación muy avanzada, pero que han leído durante toda su vida o intentaron educarse como podían en calidad de autodidactas, y que desean proseguir esa práctica de manera más constante. Necesidad de filosofía principalmente en amas de casa y jubilados, casi siempre satisfecha mediante la asistencia a cursos, talleres y conferencias impartidos por centros de arte de y cultura e incluso algunas instituciones académicas, donde se ofrece una visión panorámica de los grandes temas en lugar de profundizar en una temática específica, para lo cual seguirían cursos “clásicos” en las universidades. 

2. Existencial.- Cuando la búsqueda del conocimiento se vincula especialmente con dimensiones de índole existencial, esto es, cuando se trata más de una búsqueda que responde a la necesidad por comprender, aprehender mejor el mundo, de tomar consciencia auténtica, real y profunda sobre la propia existencia, sobre la propia vida, e incluso de comenzar a prepararse para la muerte.

3. Espiritual.- Motivación en que la búsqueda existencial contiene formulaciones y necesidades más específicas que podrían denominarse metafísicas. Momento en que la existencia particular o individual es percibida como algo secundario frente a los desafíos ontológicos o preocupaciones más abstractas que no encuentran ya respuesta en los grandes esquemas religiosos e incluso los rechazan, entre otras causas, por sus obligaciones rituales, rígidas jerarquías e imperativos morales; por lo que conciben entonces a la filosofía como un sucedáneo de la religión. Sucedáneo que en suma se trata de un sincretismo compuesto de elementos religiosos y filosóficos, muy diversos, occidentales y orientales, teológicos, esotéricos y animistas, que con el objetivo de superar la oposición entre lo humano y lo divino, tiende a despersonalizar la deidad y deificar a la persona humana, al tiempo que aborda como temas recurrentes unidad universal, armonía global, autonomía personal y una nueva era en que la humanidad realizará su potencial físico, psíquico y espiritual, logrando así superar la finitud.

4. Terapéutica.- Al igual que lo espiritual consiste en una forma específica de la demanda existencial, cuyo rasgo principal radica en la exacerbación del problema planteado. Ahora bien, entre el problema filosófico y el problema psicológico, esto es, entre la terapia filosófica y la terapia psicológica, tal vez sea posible trazar una línea de demarcación que consistiría en el mantenimiento de la capacidad de razonar, y por ende, de distanciarse un mínimo de uno mismo; sin embargo, dicha línea no es evidente ni totalmente clara, por lo que entre las personas que desean participar en una actividad filosófica adoptando una perspectiva terapéutica, algunos lo hacen para “ver” sus problemas o atenuar su sufrimiento, mientras otros confrontan su propio marasmo.

5. Política.- Así como algunas personas encuentran en la filosofía un sucedáneo de la religión, otros recurren a la misma como a un sucedáneo de la política. Fenómeno que tiene lugar, entre otras razones, porque se rehúsan a “comprar” esquemas prefabricados, porque  desconfían fuertemente de los políticos, porque el compromiso ya no está de moda y ser militante no es un ideal, por el contrario se desea “libertad y autonomía”, prefiriendo las estructuras informales, las asociaciones o comités en lugar de los partidos y los clanes.  Se trata de personas que se orientan hacia la discusión filosófica para debatir sus ideas sobre justicia, economía, ética, libertad, poder, dinero, etc.; buscan un lugar para expresar sus ideas y escuchar las de otros, para compartir opiniones o confrontarse con los otros, para avanzar sus argumentos o desmontar los de los demás, por lo que cabe entonces preguntar si acuden a la filosofía para convencer, aprender o reflexionar. Asimismo algunas de las personas que practican la filosofía con esta motivación, afirman que la filosofía carece de sentido si no desemboca en la acción, por lo que habrá de ser necesariamente política si desea tocar lo real.

6. Relacional.- Situación en que las personas se acercan a la actividad filosófica con el deseo de establecer una relación con sus semejantes; tanto más si se desea que esas relaciones tengan un cierto nivel de reflexión y de contenido, y que no se desee congeniar con cualquiera. Sobre ello, algunos “puristas” deploran el hecho de que la actividad filosófica se reduzca a ser un mero lugar de encuentro y que se instrumentalice a la filosofía para colmar los vacíos relacionales de los individuos.

7. Intelectual.- Cuando la necesidad por filosofar remite a gozar del placer de pensar. Se trata de prácticas filosóficas concentradas en la actividad del pensamiento. Caso en que el pensamiento se instituye como una actividad en sí -pensamiento que se piensa a sí mismo, que piensa sobre sí mismo, como sustancia y finalidad de su propia actividad- sin vínculo con elementos culturales, existenciales, sociales u otros; aunque tampoco podrá ignorarlos por completo, puesto que toda problemática filosófica surge de ellos, no se puede filosofar a partir de la nada.



Hasta aquí tres ideas:
- el Otro de la filosofía consiste en la práctica de la actividad filosófica fuera de las instituciones, por lo que podríamos llamarla filosofía “no académica”
- la necesidad por filosofar no académicamente, responde en general a cuatro posibles razones: abandono de los macro-relatos, cambios socioeconómicos, banalización de la cultura psicológica entendida como la multiplicación de prácticas sobre desarrollo personal y el intento por recuperar la dimensión dialógica, subjetiva e intersubjetiva de la cultura, es decir la interpelación del sujeto y su experiencia personal
- misma necesidad de filosofía que en lo particular, en lo individual tiene origen en la propia vivencia, en la experiencia personal que suele contener alguna de estas siete motivaciones: cultural, existencial, espiritual, terapéutica, política, relacional o intelectual

En mi caso, en mi experiencia, decido acercarme a la filosofía  no académica, ejercer una actividad filosófica no formal (posteriormente aclararé por qué digo “no formal” es vez de “informal”) con base en tres motivaciones: existencial, terapéutica e intelectual, no alternadas ni opuestas, sino coexistentes, en correlación y complementarias entre sí.

Pienso que quien escribe y de una u otra forma publica, espera confirmar que ha sido leído, pero sobre todo desea un intercambio de pensares y sentires, anhela dialogar…



Escríbeme qué piensas, opinas, crees, sientes respecto a lo dicho en esta primera parte de la introducción.