viernes, 2 de septiembre de 2022

Café filosófico #16: ¿Qué tenemos en común?

 

Café filosófico #16: 

¿Qué tenemos en común?




Abrimos nuestro diálogo y reflexión con la interrogante ¿Qué tenemos en común? La verdad es que cuando estábamos definiendo cuál sería la pregunta guía de esta ocasión, pensamos que tal planteamiento era demasiado abierto, que había que especificar…. No obstante decidimos dejarlo así con la intención de que los participantes interpretaran la pregunta y condujeran la reflexión hacia donde fuese su interés. Gratamente nos sorprendió que desde el inicio uno de nuestros librepensadores señaló la necesidad de delimitar nuestra pregunta.

 

Tras varias intervenciones de distintos emisores, y en conjunto, acordamos enfocar nuestra reflexión de la siguiente manera: primero preguntarnos qué tenemos en común nosotros, quienes integramos este grupo de café filosófico; después reflexionar sobre qué tenemos en común como especie, como humanidad. A su vez, señalamos que en el discurrir de esta reflexión podíamos responder considerando dos aspectos o criterios: en lo material; y, en lo inmaterial. De manera que en el desarrollo de nuestro filocafé propiamente reflexionamos en torno a dos cuestionamientos y desde dos aspectos dimensiones:

 

1* ¿Qué tenemos en común nosotros, los integrantes de este café filosófico, material e inmaterialmente?

2*  ¿Qué tenemos en común como especie, como humanidad, material e inmaterialmente?

 

En cuanto a la primera pregunta, podemos enlistar las siguientes cualidades o características:

- deseo de aprender y compartir

- disposición para esforzarse

- disfrute de auto regalarse un tiempo para sí mismo

- pasión, gusto o interés por la filosofía

- curiosidad, querer entender

- actitud de apertura y reflexiva

- actitud crítica y autocrítica

- pensamos diferente a la mayoría

- nos encontramos en constante búsqueda  

Evidentemente nuestro pensar y dialogar se concentró en el aspecto inmaterial, esto de forma natural. Podría decirse que en acuerdo tácito, prescindimos de lo material. Incluso, cuando afirmé que lo que tenemos en común, materialmente hablando, es el ombligo, todos rieron y recondujeron la reflexión hacia lo inmaterial.

 

Sobre la segunda cuestión, lo que encontramos en común fue:

- amor

- lenguaje

- creatividad, dones o talentos

- nos reconocemos como parte de algo mayor

- vivimos en asociación, todo lo que hacemos tiene efecto en mí y en los otros

- conciencia

- razón y voluntad

- competitividad y envidia

- necesidad de escuchar y ser escuchados

- tiempo y límites temporales, mortalidad

- cambio constante, evolución

Cabe decir que, grosso modo, concluimos al respecto que en lo material nos igualamos, todos tenemos cuerpo y éste funciona igual en todos los seres humanos; mientras que en lo inmaterial nos diferenciamos. Lamentablemente no hubo tiempo para ahondar en esto último, pero sí señalamos que como seres vivos habría que incluir en “lo común” a la naturaleza.





Asimismo y como suele suceder en las reflexiones filosóficas, una pregunta dio pie a muchas más –lo cual nos encanta–; entre otras, las interrogantes que sumaron fueron: ¿Por qué nos resulta más fácil identificar nuestras diferencias que lo que tenemos en común? ¿Por qué nos enfocamos en las diferencias? ¿Sería positivo anular las diferencias y homogeneizar? ¿Qué tenemos en común con nosotros mismos, es decir, qué hay de común entre mi yo de ayer y mi yo actual?

 

El tiempo destinado para nuestro café filosófico transcurrió, aunque antes de despedirnos, a manera de cierre, me permití retomar la mención que hice del ombligo y expresar que probablemente les dio risa por su obviedad, sin embargo podemos considerarlo como un símbolo, como un recordatorio constante e imborrable de que surgimos y nacimos en unión con otro, de que en cierto sentido siempre somos parte de otros y estos otros son parte de nosotros. El ombligo por curioso y risorio que nos resulte es una representación de nuestra socialidad. Lo que tenemos en común es nuestro ser social.

 

Por último, queremos agradecer a Carolina, asidua y fiel integrante de nuestro café filosófico, que esta vez fungió como moderadora, en forma destacada y brillante. Gracias, muchas gracias a ella y a todas las personas que comparten con nosotros, y nosotros con ellos para dar vida a la filosofía en Cajicá.





Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas Vargas

Casa de la Filosofía

Agosto, 2022

Cajicá, Cundinamarca, Colombia