miércoles, 19 de agosto de 2015

el trabajo como derecho humano

Declaración Universal de Derechos Humanos - Organización de las Naciones Unidas

Artículo 23.

  • 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
  • 2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
  • 3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
  • 4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

El trabajo, más que un derecho humano, algo que nos hace humanos...


Fuente: Risa sin más

sábado, 15 de agosto de 2015

"Instrucciones para esperar", lo que me hizo pensar...


Qué es el teatro sino poesía que se expresa en voz alta y con movimiento del cuerpo... Qué es la poesía sino filosofía, sentir y reflexionar la propia existencia-vivencia individual y como humanidad...




"Esperando a Godot" inspira "Instrucciones para esperar", o Samuel Beckett inspira a Caín Coronado... Y a mí me ha movido la contemplación de "Instrucciones" para escribir estos renglones que no son afirmaciones, sino cuestiones, preguntas que se hacen para averiguar la verdad de algo:

* No a los macro relatos...

* Hoy es hoy, todo lo que tenemos es "hoy". No cabe ya esperar, esperar nada, no hay esperanza... Lo único seguro es la muerte; y esto que es lo único seguro no se espera, nadie "espera" la muerte, si por "esperar" entendemos "tener esperanza de conseguir lo que se desea"... nadie espera la muerte porque no es algo que "consigamos", queramos o no, hagamos lo que hagamos, nos será dada, tarde o temprano la muerte nos llega...

* No vamos ni venimos, no llegamos ni esperamos porque no hay macro relatos; dicen los posmodernos que hoy el pensamiento es "débil" porque tan solo vivimos el instante, la situación que se nos brinda sin pretensiones ni proyectos a gran escala...

* Lo importante es que estamos, no vamos a ningún lado, no esperamos, no nos alejamos ni aproximamos a meta alguna. Y en ese "estar" lo único cierto, claro y distinto es que estamos juntos y nos necesitamos: quizá la vida, vivir, transitar en este mundo consista en "jugar"; Ser/Estar se trata tal vez de hoy pasarla bien juntos. "Jugar", define la RAE, como el "hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse".

* Probablemente es "real" que las personas carecemos en la actualidad de grandes ideologías de pertenencia, proyectos universales por los cuales luchar y esperar-tener esperanza de su concreción... Y en ese sentido podría decirse que nuestro pensamiento es débil, pero hay algo que lo fortalece, conservamos valores universales: empatía, comunión, reciprocidad... -o al menos eso "espero"-.

* Parece que el objetivo no es ya transformar la realidad, construir un mejor futuro, cambiar el mundo, sino vivir hoy y aquí, el presente de la mejor manera: jugando juntos, como los personajes de "Instrucciones para esperar", cantando, brindando, bailando, distrayéndose con zapatos, historias, relatos y mitos, sombrillas...

* Nuevamente me ronda la idea de que esta vida es solo una "sala de espera" (y aquí "esperar" significa permanecer en un sitio donde se presume que ha de ocurrir algo) donde cada uno espera "su turno" distrayéndose, "matando el tiempo" con lo que más le gusta o interesa: unos comen, otros beben, otros crían, algunos estudian, pocos crean, unos ayudan, otros no e incluso molestan, construyen, fabrican, todos consumimos...

* El punto es, mientras pasamos "a mejor vida", "pasar esta vida" lo más leve posible, sin complicaciones, agobios ni dramas... En pocas palabras: pasarla bien juntos, jugar sin chingar...

* ¿Será?






miércoles, 12 de agosto de 2015

Trabajar - su reivindicación (tercera de tres partes)


Casi dos meses han pasado desde la última vez que escribí... en ese momento mis últimas palabras fueron: "... trabajo físico, manual, en contraposición al trabajo intelectual que siempre es mejor valorado y reconocido, mejor pagado..."

Es decir que además de la vivencia del trabajo como "condena" u "obligación", surge la oposición entre trabajo manual y trabajo intelectual, artes mecánicas vs. artes liberales, situación que enraíza en la dicotomía "manos"/"entendimiento", cuerpo/espíritu. 

División del trabajo en manual e intelectual con base en la cual y entre otros factores adquiere relevancia "la distinción de las clases" y las formas de relación que se entablan ente las mismas.

Donde, sin ahondar ni detallar en lo dicho hasta aquí, es posible afirmar que el carácter lastimoso atribuido al trabajo en general no corresponde al trabajo mismo sino a las condiciones sociales en las cuales se desarrolla. 

Al respecto cito palabras de John Dewey que encontré al consultar el diccionario filosófico, de N. Abbagnano:

"Es natural que la actividad sea agradable. La actividad tiende a encontrar una salida, y el encontrarla es en sí mismo satisfactorio porque indica un triunfo parcial. Si la actividad productiva se vuelve tan inherentemente insatisfactoria que los hombres necesitan ser inducidos artificialmente a desarrollarla, este hecho prueba ampliamente que las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el trabajo obstaculizan el complejo de las actividades en lugar de promoverlas, exacerban y frustran las tendencias naturales en vez de orientarlas al goce, a la fruición." 

Se propone entonces reivindicar el rol que juega el trabajo en nuestras vidas, modificar-transformar nuestra vivencia del trabajo como aquello por lo que nos hacemos humanos: porque el hombre, como ser carente que es, para subsistir necesita de la naturaleza, de las cosas en el mundo, y es en tal proceso, en la producción de objetos para su subsistencia, en el trabajo, que el hombre no solo construye objetos sino que se construye a sí mismo, se realiza, se vuelve humano, porque no únicamente arranca productos a la naturaleza, sino que al intervenir en ella, la modifica, al mismo tiempo que establece relaciones sociales, por consiguiente el hombre no únicamente es un ser material -no solo vive de pan-, igualmente es un ser espiritual -posee facultades racionales, emotivas y volitivas-. 

En paráfrasis del diccionario antes mencionado y de acuerdo con la filosofía de Karl Marx: 

el trabajo no es solo el medio por el cual el hombre asegura su subsistencia, es la manifestación o producción de su vida, el trabajo es un determinado modo de vida, la producción y el trabajo no son condena para el hombre, son el hombre mismo, su modo específico de ser y de hacerse hombre; 
a su vez el trabajo hace del hombre un ente social porque lo pone en relación además de con la naturaleza, con los otros individuos, de esta forma las relaciones de producción y de trabajo constituyen la trama de la historia humana. 

Sintetizando, a través del trabajo el hombre se hace humano porque se eleva a la conciencia de sí mismo como individuo y como especie de naturaleza universal; el trabajo es medio y fin de sí: este es el núcleo a partir del cual se propone la Re-significación del trabajo, en la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt.

Sea este mi trabajo intelectual y físico durante los próximos cuatro años, y más...
¡Que la dicha e inspiración de nuestros genios predecesores 
me acompañe en el trayecto que hoy emprendo!