miércoles, 12 de agosto de 2015

Trabajar - su reivindicación (tercera de tres partes)


Casi dos meses han pasado desde la última vez que escribí... en ese momento mis últimas palabras fueron: "... trabajo físico, manual, en contraposición al trabajo intelectual que siempre es mejor valorado y reconocido, mejor pagado..."

Es decir que además de la vivencia del trabajo como "condena" u "obligación", surge la oposición entre trabajo manual y trabajo intelectual, artes mecánicas vs. artes liberales, situación que enraíza en la dicotomía "manos"/"entendimiento", cuerpo/espíritu. 

División del trabajo en manual e intelectual con base en la cual y entre otros factores adquiere relevancia "la distinción de las clases" y las formas de relación que se entablan ente las mismas.

Donde, sin ahondar ni detallar en lo dicho hasta aquí, es posible afirmar que el carácter lastimoso atribuido al trabajo en general no corresponde al trabajo mismo sino a las condiciones sociales en las cuales se desarrolla. 

Al respecto cito palabras de John Dewey que encontré al consultar el diccionario filosófico, de N. Abbagnano:

"Es natural que la actividad sea agradable. La actividad tiende a encontrar una salida, y el encontrarla es en sí mismo satisfactorio porque indica un triunfo parcial. Si la actividad productiva se vuelve tan inherentemente insatisfactoria que los hombres necesitan ser inducidos artificialmente a desarrollarla, este hecho prueba ampliamente que las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el trabajo obstaculizan el complejo de las actividades en lugar de promoverlas, exacerban y frustran las tendencias naturales en vez de orientarlas al goce, a la fruición." 

Se propone entonces reivindicar el rol que juega el trabajo en nuestras vidas, modificar-transformar nuestra vivencia del trabajo como aquello por lo que nos hacemos humanos: porque el hombre, como ser carente que es, para subsistir necesita de la naturaleza, de las cosas en el mundo, y es en tal proceso, en la producción de objetos para su subsistencia, en el trabajo, que el hombre no solo construye objetos sino que se construye a sí mismo, se realiza, se vuelve humano, porque no únicamente arranca productos a la naturaleza, sino que al intervenir en ella, la modifica, al mismo tiempo que establece relaciones sociales, por consiguiente el hombre no únicamente es un ser material -no solo vive de pan-, igualmente es un ser espiritual -posee facultades racionales, emotivas y volitivas-. 

En paráfrasis del diccionario antes mencionado y de acuerdo con la filosofía de Karl Marx: 

el trabajo no es solo el medio por el cual el hombre asegura su subsistencia, es la manifestación o producción de su vida, el trabajo es un determinado modo de vida, la producción y el trabajo no son condena para el hombre, son el hombre mismo, su modo específico de ser y de hacerse hombre; 
a su vez el trabajo hace del hombre un ente social porque lo pone en relación además de con la naturaleza, con los otros individuos, de esta forma las relaciones de producción y de trabajo constituyen la trama de la historia humana. 

Sintetizando, a través del trabajo el hombre se hace humano porque se eleva a la conciencia de sí mismo como individuo y como especie de naturaleza universal; el trabajo es medio y fin de sí: este es el núcleo a partir del cual se propone la Re-significación del trabajo, en la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt.

Sea este mi trabajo intelectual y físico durante los próximos cuatro años, y más...
¡Que la dicha e inspiración de nuestros genios predecesores 
me acompañe en el trayecto que hoy emprendo!









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