sábado, 19 de septiembre de 2015

Filosofía y Psicología / Filo-análisis + Psico-análisis

Filosofía y Psicología
¿Por qué hablar “de psicología” en un blog de filosofía?
Filo-análisis + Psico-análisis



Fragmentar nuestra comprensión, análisis, estudio del ser humano, enfocar, concebir, intentar comprender exclusivamente desde “una” perspectiva contradice la propuesta por adoptar un paradigma holístico basado en el pensamiento complejo.

Si bien nos especializamos por limitaciones racionales-intelectuales en un área del conocimiento, porque nuestra razón no alcanza asir la totalidad presente en forma simultánea, no se niega la pertinencia, vínculo, correlación de una disciplina con el resto de ellas, la interdependencia que entre todas existe.

Si la filosofía se vive como reflexión para la acción, en este caso como camino a la autonomía, sendero a la libertad, concientización que libera de ataduras, si la filosofía es praxis, entendida como conocimiento, comprensión, concientización para decidir, para ser y estar, vivir y existir libre, si en comunión con pensadores como Max Horkheimer se afirma que la auténtica filosofía cumple una función social, la cual consiste en la crítica social de lo establecido, cuya meta principal es impedir que los hombres se abandonen a las ideas y formas de conducta que la sociedad en su organización actual les dicta, si se piensa y se siente que el hombre debe analizar sus acciones y configurar el mismo su destino, si se considera que la filosofía es en parte “análisis” que libera al sujeto de poderes hipostasiados, debe entonces, preferentemente entretejerse el quehacer filosófico con el quehacer de la psicología: filo-análisis y psico-análisis.


"Mujer saliendo del psicoanalista", Remedios Varo.
Fuente: CLTRA CLCTVA


Analizar filosóficamente la vida humana reviste liberación de toda sumisión o poder ajeno a la razón, que busca los medios para liberarse de ataduras; momento en que la filosofía no puede olvidar el determinante componente inconsciente que actúa en la conducta individual y colectiva. Consecuentemente, la filosofía como praxis, como concientización para la libertad no se limita a luchar contra ataduras “externas” sino “internas” también, no solo “ajenas” sino “propias”, no únicamente “conscientes” sino “inconscientes”.

Se precisa la revisión de la lógica de la dominación del inconsciente personal y social; de esta forma la filosofía se une a la psicología, colaboran en la transición de la inconsciencia a la conciencia, donde solo lo que es “consciente” es susceptible de transformación, de mejora, que al final del día es la aspiración de ambas disciplinas: hacer del individuo un ser humano, una persona auténticamente libre de ataduras “reales” y “mentales”.

En conclusión al respecto, requiere la filosofía vincularse a otras áreas del saber, y no únicamente con aquellas que han sido “clasificadas” en el mismo grupo que ella o como sus “hermanas”, me refiero a las “ciencias sociales y humanidades”, por lo contrario, necesita entablar contacto, reconocer su conexión con  psicología, neurociencias y medicina, entre otras, porque innegablemente no somos solo mente-espíritu, igualmente nos constituye cerebro-cuerpo, somos tan materiales como inmateriales.


"Mujer saliendo del psicoanalista", Remedios Varo.
Fuente: CLTRA CLCTVA




P.d.- Gracias, Rita, porque las lecturas que me has compartido contribuyen para mí en esta labor por enlazar-complementar mi pensamiento filosófico con otras perspectivas.



jueves, 17 de septiembre de 2015

es inmadura


¿A qué se refiere la gente cuando dice: “es una persona inmadura”?
Personas inmaduras y maduras…



Madurez e inmadurez recuerdan a frutas y verduras que “ya están para comerse o no”. Recuerdo no en vano, puesto que de hecho esta es la primera acepción que aparece en el DRAE sobre la palabra “madurez”: “sazón de los frutos”. Pero no hablo aquí de comestibles sino de personas, por lo que atiendo a la segunda y tercera acepciones: “buen juicio, prudencia, sensatez” y “edad de la persona que ha alcanzado su plenitud vital y aún no ha llegado a la vejez”…

Ciertamente ser maduro implica buen juicio, prudencia y sensatez, e igualmente certero es que solemos relacionar la madurez de las personas con su edad, con el tiempo que han vivido, debido esto, en mi opinión, al hecho de que supuestamente aprendemos de nuestras experiencias, por lo que más tiempo hayamos vivido, más maduros seremos.

Tendría entonces que presentarse una justa relación de proporcionalidad directa entre la edad cronológica y la madurez en la personalidad; lamentablemente y por lo general no sucede así: en su mayoría, la madurez de las personas no corresponde a los años vividos, probablemente esto signifique que poco o nada han aprendido de sus vivencias, de sus experiencias, por lo que en cierto sentido cabría decir que en realidad “no han vivido”, sino “existido”.

Tratar ahora la diferencia entre “vivir” y “existir” no pertenece al tema de este momento, de manera que en lo subsecuente resumo entre muchas características que encontré, aquellas que me parecen centrales y de las cuales parecen derivar todas las otras que se puedan mencionar. Aclaro, sin que esto sea ley o fórmula, bien sabemos que la naturaleza humana es compleja y se escapa a reduccionismos; empero, es posible señalar rasgos comunes, en este caso sobre quienes carecen de madurez.

* Características de las personas inmaduras (sin importar el orden de mención)

Equívoco, escaso o incluso nulo autoconocimiento
Carecen de una noción clara sobre sus características, es decir, sus cualidades y defectos; desconocen sus competencias, aptitudes y actitudes; tampoco precisan cuáles son sus valores y creencias, necesidades e intereses, menos aún identifican sus sentimientos y qué los origina.

En consecuencia de tal falta de conocimiento sobre sí mismo, frecuentemente sus planteamientos son incoherentes, su identidad personal no está suficientemente configurada y tienen dificultad en admitir carencias, fallos y limitaciones propios y de las otras personas.

Inestabilidad emocional
Las personas inmaduras sufren altibajos de ánimo que en la mayoría de las ocasiones tienen motivo en hechos insignificantes, como algún comentario desfavorable en boca de otra persona. Así, su fragilidad emocional les hace intolerantes a la frustración, reaccionando impulsiva o hasta agresivamente cuando los hechos no corresponden a sus expectativas, lo cual obviamente deteriora sus relaciones interpersonales, que casi siempre son un tanto conflictivas.

Irresponsabilidad
En su incapacidad por admitir y enfrentar carencias, fallos y limitaciones pretenden lograr lo que quieren en forma inmediata, obtener beneficios a corto plazo; de manera que cuando surgen dificultades, se presentan situaciones complicadas tienden a evadir la realidad, no asumen responsabilidad alguna y en ese sentido, son incapaces también de asumir compromisos.  

Dependencia
Incapaces de asumir responsabilidades y compromisos, las personas no maduras difícilmente se desenvuelven por sí mismas, no logran vivir con auténtica autonomía, antes bien, dependen de alguien más económica, intelectual y emocionalmente.

Arrogancia
La falta de autoconocimiento deriva en baja autoestima y esta, en inseguridad. Es así que sintiéndose inseguros, vulnerables frente a los demás, las personas inmaduras adoptan como defensa una actitud arrogante, es decir, soberbia y altanera; creyéndose superiores a los otros se cierran a lo que no es suyo, a las opiniones, necesidades e intereses de quienes les rodean, ocasionando falta de apertura, de disposición al diálogo y la negociación.

Falta de proyecto de vida
En la carencia de valores y creencias sólidos, en su huída de las dificultades, en su evasión de la realidad que les impide ser responsables y comprometerse, no son capaces de construir un proyecto de vida, no tienen objetivos vitales realistas, se sienten desorientados, sin saber a dónde dirigir su vida. Situación que les hace presas fáciles de influencias externas y pasajeras, al tiempo que se dejan llevar por sus apetencias y deseos momentáneos sin considerar consecuencias futuras en ellos y en los demás.

Con base en todo lo anterior es posible afirmar que la personalidad inmadura presenta un marcado infantilismo -sin desdeñar a los niños-, en el sentido de que la edad cronológica no corresponde a la edad psicológica, la primera es mayor a la segunda.


Fuente: Vive y sé feliz

 Ahora bien, ¿cómo es entonces una persona madura? Es alguien que se conoce lo suficiente al menos para armarse un proyecto de vida acorde a sus cualidades y defectos, aptitudes y actitudes, necesidades e intereses, valores y creencias; es alguien que reconoce y acepta que cumplir las expectativas exige tiempo, trabajo y esfuerzo porque siempre habrá dificultades, circunstancias complejas que es capaz de enfrentar con responsabilidad y compromiso. Todo lo cual le hace independiente, autónomo, sin mostrarse por ello arrogante o con ínfulas de superioridad, por lo contrario siempre está abierto al diálogo y la negociación con las otras personas. Manifestándose esta actitud ante la vida en equilibrio emocional.

Me pregunto ahora, ¿cuántas personas maduras conozco?, ¿tendré la fortuna de encontrarme entre ellas? 

jueves, 3 de septiembre de 2015

el Amor NO existe

el Amor NO existe

Cuando la gente dice: el amor no existe, además de que evidentemente habla desde el dolor, desde una herida aún abierta, da por entendido que se refiere al “amor de pareja”, porque nadie -al menos nadie que yo conozca- pronunciaría tal sentencia respecto a este sentimiento entre padres e hijos, hermanos o amigos.

Y en ese sentido, es verdad, el amor no existe, no cuando se le confunde con la relación de pareja, no cuando se le concibe a partir de las relaciones patéticamente inmaduras y desequilibradas que suelen proyectar la televisión y el cine…

¿Qué diferencia hay entre amor y relación de pareja?

Antes de continuar, aclaro: lo que aquí escribo es la respuesta, la explicación más clara y “lógica” que he encontrado tratando de comprender la dinámica de la que en mi opinión y la de miles de personas es la experiencia humana más compleja y estimulante, la relación de pareja. En otras palabras esto no es “la neta”, es una perspectiva basada en investigaciones formales. (Incluyo la fuente consultada Los cuatro componentes de la relación de pareja )

Retomo la pregunta planteada, ¿es lo mismo “amor” y “relación de pareja”? Rotundamente NO; de acuerdo con la neurobiología  el amor es un componente netamente biológico relacionado con la reproducción y la crianza; de hecho, desde este punto de vista se afirma que no es característica exclusiva del ser humano, antes bien mamíferos y aves también experimentan el amor. 

En otras palabras, el amor de pareja es una “función dada por ciertas estructuras cerebrales y por neurotransmisores específicos”.

Detallando, dichas estructuras cerebrales consisten en “tres sistemas cerebrales de motivación-emoción que actúan en serie: El deseo o apetito sexual, con una finalidad de apareamiento con cualquier pareja apropiada; una atracción o amor romántico, con una finalidad reproductiva con una pareja específica y un apego duradero de pareja con un fin de crianza de la prole”. Y los neurotransmisores específicos son “en el deseo sexual, los estrógenos y andrógenos; en el amor romántico, el aumento de dopamina (DA) y de la norepinefrina (NE) y la disminución de la serotonina (5-HT); en el apego de pareja, actúan dos neuropéptidos: la oxitócina (OT) y la vasopresina (VTP)”.

O bien, expresado llanamente por si aún no podemos creerlo: “Desde un punto de vista biológico el amor es la necesidad fisiológica de una pareja exclusiva para la cópula, la reproducción y la crianza, y cuya satisfacción genera placer”.

En tanto que “la relación de pareja es una dinámica relacional humana que va a estar dada por diferentes parámetros dependiendo de la sociedad donde esa relación se dé”; o sea que el contexto cultural en que han sido formados y se desenvuelven los miembros de la pareja influye directamente en la forma que cada uno ve y actúa dentro de la relación.

Sintetizando hasta aquí: amor y relación de pareja no son lo mismo; el amor es un componente de la relación de pareja, y esta es un proceso.

De modo que comprender el amor de pareja solo requiere su estudio como proceso biológico mediado por estructuras cerebrales, mientras que comprender la relación de pareja requiere analizar además de su componente biológico -el amor-, una comprensión socio-cultural de donde el individuo específico forma parte.

Ahora, ¿cuáles son los otros componentes de la relación de pareja?

Al componente de tipo biológico, el amor, se suman tres componentes de tipo social fundados en el lenguaje:

Compromiso
Consiste en el interés y responsabilidad que se siente por una pareja y por la decisión de mantener dichos intereses con el transcurso del tiempo pese a las posibles dificultades porque se cree en lo especial de la relación.
El compromiso suele crecer en la medida que pasa el tiempo de duración de la relación debido al aumento de la interdependencia personal y material entre ambos miembros.

Intimidad
Apoyo afectivo; conversar, contar cosas personales y profundas a la pareja; confianza, seguridad en el otro; temas y preferencias comunes; estar dispuesto a compartir en aspectos económicos, emocionales, etc.
Aumenta con el tiempo de duración de la relación debido a la reciprocidad de autorevelaciones y del número de metas, amistades, emociones, lugares, etc. compartidos.

Romance o pasión romántica
Conductas establecidas por cada sociedad como las adecuadas para generar atracción y posterior interés; conductas demostrativas del interés de pareja que un individuo tiene o mantiene en referencia  a otro.
Crece aceleradamente en los primeros años debido a la atracción física y las propias expectativas románticas. Posteriormente se produce una disminución por la convivencia, aumentando los efectos de habituación-saciación, disminución del deseo de seducir y ser seducido.


A manera de conclusión

La relación de pareja es una mezcla de biología y cultura, fundada en un principio en el amor, la atracción, y posteriormente en los componentes sociales, compromiso, intimidad y romance, cuando estos han tomado fuerza a través del tiempo, llegando a ser fundamentales para conservar la relación cuando el amor ha disminuido o incluso desaparecido.

Siendo posible establecer relaciones de pareja con base en uno solo de los componentes mencionados, solo en el amor, solo en el compromiso, la intimidad o el romance; o bien, en la mezcla de dos o más de tales elementos.

Hablando entonces de “relación de pareja”, el “amor SÍ existe”, claro que existe y lo experimentamos en la vida más de diez veces, probablemente cientos de veces si lo entendemos como necesidad fisiológica, como proceso cerebral en que intervienen neurotransmisores y que se manifiesta simplemente como deseo y atracción.  


Ahora, que en la relación de pareja exista el “amor verdadero”, aquel en que se logra el equilibrio entre biología y cultura: amor, compromiso, intimidad y romance… Bueno, sobre eso cabría debatir… En mi perspectiva, todo es posible si se tiene la disposición; la concreción de todo anhelo requiere trabajo y esfuerzo, es cuestión de decisión, voluntad y acción.

"Der Kuss"

Gustav Klimt. (1907-1908)