Introducción - primera de tres partes
(Con base en el Capítulo IV del libro “La Filosofía, una escuela de la
libertad”,
UNESCO, 2007, edición en español, 2011)
¿Qué es “el Otro de la filosofía”?
Es la actividad filosófica de índole no académica, es la filosofía
que “se hace”, que “tiene vida” fuera de las instituciones, fuera de la escuela,
que no es “evaluada” ni recibe “constancia o certificado” por su “estudio”….
Podría pensarse entonces que el Otro de la filosofía forma parte del
quehacer educativo “informal”, conformado por aprendizajes que se realizan a lo
largo de la vida y en ámbitos donde no se imparte una enseñanza organizada ni
programada racionalmente, es decir, que no está sistematizada, antes bien surge
de manera “espontánea” (me refiero a la educación recibida en escenarios como
la familia, la sociedad, Estado, Iglesia, medios masivos de comunicación…); o
bien podría ubicarse el Otro de la filosofía dentro de la educación “no formal”,
entendida como la enseñanza que al igual que la educación formal se imparte
organizada, programada racionalmente, sistematizada y a partir de métodos específicos, aunque a diferencia de ella fuera
del sistema académico.
Lo cierto es que “No es fácil circunscribir y definir la actividad
filosófica que no es de índole académica. ¿Y cómo cabe denominarla? Filosofía
informal, natural, popular, no institucional, fuera de los muros… ninguno de
estos términos califica adecuadamente ese <otro> de la filosofía.” (pág.
153)
Al igual que el lenguaje cobra vida por los hablantes, y son estos
quienes “en la marcha” le definen y determinan, la filosofía vive por sus practicantes, ellos
le dan sentido y también de ellos depende qué se entiende por filosofía.
De modo que sin visión restrictiva, sino en apertura y por ahora, coincido
con la UNESCO cuando refiero el
Otro de la filosofía, como filosofía “no formal”, práctica filosófica fuera de
la escuela que sin ignorar el mundo académico, procura desarrollarse de
distintas formas en todos los niveles de la sociedad.
Dónde surge el Otro de la filosofía; la tierra en que crece…
De acuerdo con “La Filosofía, una escuela de la libertad”, -estudio de la UNESCO sobre la actual
situación de la enseñanza de la filosofía en el mundo-, en torno al origen de la necesidad por filosofar “no académicamente” es
factible proponer cuatro razones a manera de hipótesis:
a) Adiós a los macro-relatos.-
Dados los resultados, en la observación de lo que hemos “logrado” como
humanidad, deviene entre otras consecuencias el fracaso, abandono o
desaparición de los grandes sistemas-esquemas ideológicos, políticos, morales y
religiosos tradicionales, lo cual se traduce en la “liberación” del individuo
respecto a la “Verdad Absoluta” y a favor del multiculturalismo. En nuestra
presente cultura occidental, cada individuo, cada uno de nosotros tiende a
establecer su propio “menú” del pensamiento. “Cada individuo procura por lo
tanto formular por sí mismo los valores, las razones de ser, las finalidades
existenciales que pueden darle un sentido a su existencia particular.” (pág.
154)
b) Cambios socioeconómicos.-
La acelerada transformación en las modalidades de los mecanismos socioeconómicos
tradicionales, subrayo la globalización, trae consigo la desestabilización de
las estructuras de identidad establecidas, ocasionando la búsqueda obligada de
nuevos fundamentos y valores.
c) “Banalización de la cultura
psicológica”.- Actualmente la cultura psicológica propugna la “búsqueda de
uno mismo” como objeto de una actividad legítima e incluso fundamental, que
desemboca de manera natural en la multiplicación de prácticas de desarrollo
personal. Cabe señalar al respecto que los grandes sistemas filosóficos se
apartan de la “preocupación por uno
mismo”, por lo contrario versan sobre la realidad del mundo, del pensamiento o
del ser, oponiéndose a la actividad vinculada con la singularidad de un ser
específico. Un ejemplo de ello es que el socrático “conócete a ti mismo”, rara
vez fue usado por Platón como práctica cotidiana; de tal suerte que sin negar
en la historia de la filosofía algunos casos en que se percibe la idea
existencial de la misma (Séneca, Montaigne, Kierkegaard, Foucault), predominó
en el pensamiento filosófico occidental la cuasi anulación del sujeto, “casi
desapareció la interpelación del sujeto detrás del discurso.” (pág. 154)
d) Actualización de la dimensión
dialógica.- Aunado a lo anterior y ya en el ámbito pedagógico, hoy se
intenta recuperar la dimensión dialógica, subjetiva e intersubjetiva de la
cultura; expresado de otro modo, las reformas en el campo de la enseñanza
tienden a privilegiar menos la transmisión de conocimientos para favorecer
principalmente la labor sobre la apropiación, el diálogo, el análisis, etc.;
esto con base en la interpelación del sujeto y su experiencia “personal”, la
cual parece ahora ser más importante que el pensamiento a priori.
¿Qué nos mueve a hacer filosofía fuera de la escuela?
Hablando entonces de la propia experiencia, de la experiencia personal,
¿qué
ha “movido” a las personas para llevar a cabo esta práctica “informal” de la
actividad filosófica? Pregunto: ¿cuáles son las motivaciones personales
que dan vida al Otro de la filosofía?
Siendo la experiencia personal la raíz que alimenta esta práctica
filosófica “no formal”, claramente son múltiples sus motivos, tal vez
innumerables… Sin embargo, nuevamente de la mano con lo que he leído en el estudio citado,
intento ilustrar tal multiplicidad en siete rubros, siete posibles motivaciones:
1. Cultural.- Motivación más
tradicional, usualmente presente en personas que desean iniciarse en algo que
conocen poco o no del todo, pero que les parece importante o útil de conocer
por razones de cultura general. Se trata también de personas que no tuvieron
acceso a una educación muy avanzada, pero que han leído durante toda su vida o
intentaron educarse como podían en calidad de autodidactas, y que desean proseguir
esa práctica de manera más constante. Necesidad de filosofía principalmente en
amas de casa y jubilados, casi siempre satisfecha mediante la asistencia a
cursos, talleres y conferencias impartidos por centros de arte de y cultura e
incluso algunas instituciones académicas, donde se ofrece una visión panorámica
de los grandes temas en lugar de profundizar en una temática específica, para
lo cual seguirían cursos “clásicos” en las universidades.
2. Existencial.- Cuando la
búsqueda del conocimiento se vincula especialmente con dimensiones de índole
existencial, esto es, cuando se trata más de una búsqueda que responde a la
necesidad por comprender, aprehender mejor el mundo, de tomar consciencia
auténtica, real y profunda sobre la propia existencia, sobre la propia vida, e
incluso de comenzar a prepararse para la muerte.
3. Espiritual.- Motivación
en que la búsqueda existencial contiene formulaciones y necesidades más
específicas que podrían denominarse metafísicas. Momento en que la existencia
particular o individual es percibida como algo secundario frente a los desafíos
ontológicos o preocupaciones más abstractas que no encuentran ya respuesta en
los grandes esquemas religiosos e incluso los rechazan, entre otras causas, por
sus obligaciones rituales, rígidas jerarquías e imperativos morales; por lo que
conciben entonces a la filosofía como un sucedáneo de la religión. Sucedáneo
que en suma se trata de un sincretismo compuesto de elementos religiosos y
filosóficos, muy diversos, occidentales y orientales, teológicos, esotéricos y
animistas, que con el objetivo de superar la oposición entre lo humano y lo
divino, tiende a despersonalizar la deidad y deificar a la persona humana, al
tiempo que aborda como temas recurrentes unidad universal, armonía global,
autonomía personal y una nueva era en que la humanidad realizará su potencial
físico, psíquico y espiritual, logrando así superar la finitud.
4. Terapéutica.- Al igual
que lo espiritual consiste en una forma específica de la demanda existencial, cuyo
rasgo principal radica en la exacerbación del problema planteado. Ahora bien,
entre el problema filosófico y el problema psicológico, esto es, entre la
terapia filosófica y la terapia psicológica, tal vez sea posible trazar una
línea de demarcación que consistiría en el mantenimiento de la capacidad de
razonar, y por ende, de distanciarse un mínimo de uno mismo; sin embargo, dicha
línea no es evidente ni totalmente clara, por lo que entre las personas que
desean participar en una actividad filosófica adoptando una perspectiva
terapéutica, algunos lo hacen para “ver” sus problemas o atenuar su
sufrimiento, mientras otros confrontan su propio marasmo.
5. Política.- Así como
algunas personas encuentran en la filosofía un sucedáneo de la religión, otros
recurren a la misma como a un sucedáneo de la política. Fenómeno que tiene
lugar, entre otras razones, porque se rehúsan a “comprar” esquemas
prefabricados, porque desconfían
fuertemente de los políticos, porque el compromiso ya no está de moda y ser
militante no es un ideal, por el contrario se desea “libertad y autonomía”,
prefiriendo las estructuras informales, las asociaciones o comités en lugar de
los partidos y los clanes. Se trata de
personas que se orientan hacia la discusión filosófica para debatir sus ideas
sobre justicia, economía, ética, libertad, poder, dinero, etc.; buscan un lugar
para expresar sus ideas y escuchar las de otros, para compartir opiniones o
confrontarse con los otros, para avanzar sus argumentos o desmontar los de los
demás, por lo que cabe entonces preguntar si acuden a la filosofía para
convencer, aprender o reflexionar. Asimismo algunas de las personas que
practican la filosofía con esta motivación, afirman que la filosofía carece de
sentido si no desemboca en la acción, por lo que habrá de ser necesariamente
política si desea tocar lo real.
6. Relacional.- Situación en
que las personas se acercan a la actividad filosófica con el deseo de
establecer una relación con sus semejantes; tanto más si se desea que esas
relaciones tengan un cierto nivel de reflexión y de contenido, y que no se
desee congeniar con cualquiera. Sobre ello, algunos “puristas” deploran el
hecho de que la actividad filosófica se reduzca a ser un mero lugar de
encuentro y que se instrumentalice a la filosofía para colmar los vacíos
relacionales de los individuos.
7. Intelectual.- Cuando la necesidad
por filosofar remite a gozar del placer de pensar. Se trata de prácticas
filosóficas concentradas en la actividad del pensamiento. Caso en que el
pensamiento se instituye como una actividad en sí -pensamiento que se piensa a
sí mismo, que piensa sobre sí mismo, como sustancia y finalidad de su propia
actividad- sin vínculo con elementos culturales, existenciales, sociales u
otros; aunque tampoco podrá ignorarlos por completo, puesto que toda
problemática filosófica surge de ellos, no se puede filosofar a partir de la
nada.
Hasta aquí tres ideas:
- el Otro de la filosofía consiste en la práctica de la actividad
filosófica fuera de las instituciones, por lo que podríamos llamarla filosofía “no
académica”
- la necesidad por filosofar no académicamente, responde en general a
cuatro posibles razones: abandono de los macro-relatos, cambios
socioeconómicos, banalización de la cultura psicológica entendida como la multiplicación
de prácticas sobre desarrollo personal y el intento por recuperar la dimensión
dialógica, subjetiva e intersubjetiva de la cultura, es decir la interpelación
del sujeto y su experiencia personal
- misma necesidad de filosofía que en lo particular, en lo individual
tiene origen en la propia vivencia, en la experiencia personal que suele
contener alguna de estas siete motivaciones: cultural, existencial, espiritual,
terapéutica, política, relacional o intelectual
En mi caso, en mi experiencia, decido acercarme a la filosofía no académica, ejercer una actividad filosófica
no formal (posteriormente aclararé por qué digo “no formal” es vez de “informal”)
con base en tres motivaciones: existencial, terapéutica e intelectual, no
alternadas ni opuestas, sino coexistentes, en correlación y complementarias
entre sí.
Pienso que quien escribe y de una u otra forma publica, espera
confirmar que ha sido leído, pero sobre todo desea un intercambio de pensares y
sentires, anhela dialogar…
Escríbeme qué piensas, opinas, crees, sientes respecto a lo dicho en
esta primera parte de la introducción.
Me gusta la claridad de la información pero sobre todo la intención y su fundamentacion.
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