¿El amor es una elección inconsciente?
El primer recurso en este filocafé fue la
imagen de Cupido, quien con un flechazo nos hacer caer en arrebato… La primera
intervención de los participantes provino de Miguel, al afirmar que en todo el proceso
que se da para elegir hay elementos conscientes e inconscientes. Conscientes
serían los criterios e idealizaciones que aplicamos para elegir; en tanto que
inconscientes son los elementos que descubrimos luego de la elección.
Ahora bien, preguntamos a nuestro participante,
¿qué nos lleva a descubrir esos elementos inconscientes? ¿El conflicto, la
molestia? ¿Los problemas nos hacen dudar de nuestra elección y la duda nos
lleva a descubrir los elementos inconscientes? Asimismo, preguntamos qué
elementos inconscientes descubrimos luego de la elección, por ejemplo ¿la
influencia de la relación de pareja que observamos en nuestros padres?
Retomando la pregunta inicial, ¿el amor
es una elección consciente? Leonardo, nuestro moderador, preguntó: ¿el amor se
vincula con la libertad? Enseguida Miguel advirtió, “creer que somos libres es
peligroso, siempre hay influencia externa.” Ante lo cual Karla preguntó: ¿por
qué es peligroso? “Porque impide darnos
cuenta de las influencias externas”, respondió Miguel y añadimos una pregunta más:
¿si concientizamos esa influencia externa, ya somos libres? Decimos esto porque
nos parece que al descubrir los elementos inconscientes en nuestra elección se
abre la posibilidad de rechazar o aceptar esa influencia externa, como puede
ser la educación que hemos recibido, las condiciones materiales en que nos
encontramos, etc.
A lo anterior, sumamos otra observación:
en la elección amorosa influye que somos elegidos, se trata de un acto recíproco.
El amor es una elección doble, hecha por dos. Para explicar esto lo
relacionamos con los verbos recíprocos, los cuales indican que la acción realizada
y su efecto es recibido simultáneamente por dos o más personas; por lo tanto, son
acciones que tienen dos o más sujetos.
Combate de Eros y Antheros Germán Hernández Amores, 1869 |
En ese momento, Carmen objetó, para que una relación sea amorosa no es condición que haya reciprocidad. Esta objeción nos llevó a recordar que en la mitología romana Cupido no tiene sólo una clase de flechas, sino dos: flechas de oro con plumas de paloma que conceden amor; y, otras de plomo con plumas de búho que infunden odio e indiferencia. A su vez, recordamos que en la mitología griega el dios del amor y del deseo es Eros, cuyo hermano es Antheros, dios del amor correspondido. Visto así, el verdadero dios del amor sería Antheros, porque se trata del amor compartido, recíproco; en tanto que la relación amorosa no recíproca de que nos habló Carmen, estaría representada por Eros, Cupido en la versión romana, que predomina en el presente.
Con base en todo lo dicho y para concluir
nuestro encuentro, Leonardo cuestionó: ¿en qué casos el amor sería una decisión
inconsciente? Al inicio de la relación, respondió Carmen, primero es inconsciente,
luego se hace consciente; sólo al inicio el amor es ciego.
Karla Portela Ramírez y Germán
Leonardo Cárdenas Vargas
Colombia, febrero de 2022
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