Primera emisión del programa
De filósofos todos tenemos
un poco
12 de abril de 2022
No hay nada más
práctico que una buena teoría
Kurt Lewin
Una semana antes, el martes 5 de abril, tuvimos el gusto de participar como invitados especiales en el programa Sentido social. Allí nos presentamos y con alegría anunciamos la oportunidad de unirnos a El Observador Radio con el programa De filósofos todos tenemos un poco. En este momento ahondamos en nuestra presentación: nuestros nombres son Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas Vargas. Yo nací en la Ciudad de México, soy mexicana y él colombiano, cajiqueño desde siempre. A pesar de la distancia geográfica, nos unió nuestro principal interés: la filosofía. Nos conocimos durante la pandemia en un diplomado on line sobre consultoría filosófica.
Ambos nos hemos dedicado profesionalmente a la filosofía, Leonardo es Profesional en Filosofía y Letras, egresado de la Universidad de La Salle; yo obtuve el Doctorado en Filosofía, estudiando en la Universidad de Guanajuato. Coincidimos también en que hemos trabajado como profesores de filosofía a nivel bachillerato. Leonardo, además, ha sido Representante de Literatura, en el Consejo de Cultura, de Cajicá (2017-2018) y Gestor Cultural, en el Instituto Municipal de Cultura, de Cajicá (2016 – 2018).
A través de nuestra labor como docentes constatamos
una ruptura entre teoría y práctica. Es decir, frecuentemente nuestros alumnos
cuestionaban la utilidad de aprender filosofía; planteaban cuestiones como, en
qué momento de su vida diaria les serviría saber que Sócrates “no sabía nada”,
que Platón afirmaba la existencia de un Mundo de las Ideas, o que la frase
“Pienso, luego existo”, sintetiza el aporte de Descartes a la humanidad… En
pocas palabras, nuestros alumnos solían pensar que la filosofía era pura teoría
sin aplicación en la vida.
Lo anterior es importante porque tal inconformidad
en nuestros pupilos nos motivó a buscar la manera de hacerles ver, descubrir y
sentir que la filosofía vive en nuestro día a día, que de hecho cada uno de
nosotros vive, actúa con base en una propia filosofía de vida. El camino que
encontramos fue el movimiento de la filosofía aplicada. Se trata de un conjunto
de actividades, prácticas filosóficas no académicas (fuera de las instituciones
educativas, aunque organizadas, programadas racionalmente, sistematizadas y a
partir de métodos específicos) que tienen como objetivo principal desarrollar
el pensamiento crítico de distintas formas y en todos los niveles de la
sociedad.
Así nació Casa
de la Filosofía, un espacio de creación, divulgación y afianzamiento de la filosofía como
pensamiento crítico y reflexivo en las distintas prácticas, formas de pensar y
de sentir que convergen en la realidad de una casa. A la vez, es el lugar donde
teoría y práctica se integran, tejiendo un sinfín de relaciones y posibilidades
que comparten una misma dirección, la transformación de nuestra casa en un
mundo más armónico y equilibrado.
Leonardo y yo, como gestores de este proyecto de divulgación filosófica, nos hemos planteado la misión de devolver la filosofía a su lugar de origen, el espacio público, para que sea una forma de vida y no sólo teoría. Siempre a través del diálogo que se guía por los valores de honestidad, respeto y responsabilidad. Los servicios que ofrecemos son: café filosófico o filocafé, asesoría filosófica y filmosofías. Igualmente podemos impartir conferencias, cursos breves y talleres.
En congruencia con lo anterior, con la finalidad de divulgar el
ejercicio del pensamiento filosófico y con el amable auspicio de Julio León,
director de El Observador, el pasado
martes 12 de abril tuvo lugar la primera emisión de nuestro programa
radiofónico De filósofos todos tenemos un
poco; del cual les compartimos en los siguientes párrafos algo de lo
sucedido, parte de nuestra conversación.
En esta primera ocasión hablamos sobre la filosofía como actividad
humana, la imagen que cada uno tiene de la filosofía. Nos preguntamos qué hace
un filósofo y si es verdad que de filósofos todos tenemos un poco. En
cuanto a la imagen, recordamos que el origen de ésta suele ser Grecia Antigua, la
imagen del filósofo griego que viste túnica y calza sandalias. Más allá de la
imagen física, la forma de vestir, coincidimos en que la mayor parte de las
veces las personas conciben a los filósofos como personajes que saben mucho,
que saben de todo y sin embargo no saben nada. Ante esta paradoja nos detuvimos
a esclarecer: que el filósofo sepa mucho y de todo significaría que conoce
ampliamente sobre diversos asuntos o temas, que posee un gran cúmulo de
conocimientos teóricos, aunque a la vez no sabe nada porque no aterriza, no
concreta ese conjunto de teorías, no sabe aplicarlas a la vida diaria. De
manera que en torno a la imagen de la filosofía, generalmente se piensa en una
ruptura entre teoría y práctica. Surge entonces el problema, ¿de qué trabajará
el filósofo?, si todo lo que ha aprendido y estudia carece de utilidad en la
vida cotidiana.
¿Qué hace un filósofo? La primera respuesta fue “pensar, reflexionar
sobre la vida para vivir mejor”. Todos las personas somos seres pensantes y
libres, en cierto sentido y como diría Jean-Paul Sartre, condenados a la
libertad, constantemente obligados a decidir. Pensamos para decidir, para
actuar, y a todos nos interesa o tenemos la intención de tomar las mejores
decisiones posibles para sentirnos bien, al menos tranquilos. Podría afirmarse
que pensamos para comprender y decidir mejor; entendiendo por “pensar”,
analizar y detectar opciones, alternativas y sus consecuencias, determinar cuál
es la mejor de éstas y actuar en consecuencia. Esto sin olvidar lo irracional,
o sea que igualmente hay en nosotros elementos no racionales, como emociones,
sentimientos y deseos.
Ciertamente todos pensamos, pero ¿todos pensamos bien? ¿Pensamos
correctamente en todo momento? ¿Se puede pensar mal? ¿Cómo saber si estoy
pensando bien, con corrección? Sabemos que pensamos bien, correctamente cuando
nuestro pensamiento es filosófico, cuando lo hacemos sin contradicciones, con
orden, sin tautologías –repeticiones innecesarias, redundancias– o círculos
viciosos, sin falacias –mentiras o engaños–. Dicho brevemente nuestro
pensamiento es correcto, filosófico, cuando respeta las leyes lógicas, lo cual
se aprende en las escuelas, en las universidades, y en el día a día, en la
calle, dialogando con otros, conversando. Aprendemos a pensar bien,
filosóficamente, dentro de las instituciones y fuera de ellas.
Ahora bien, si la principal actividad del filósofo consiste en pensar, reflexionar sobre la vida en general y sobre su vida en particular, si todos pensamos sobre lo que pasa y lo que nos pasa, entonces la filosofía es para todos, sólo hace falta practicar, dialogar para que nuestro pensamiento se desenvuelva con lógica, filosóficamente. Es verdad que de filósofos todos tenemos un poco, tan cierto como el refrán en que se inspira el título de nuestro programa, “de músico, poeta y loco todos tenemos un poco”; tan grato y juguetón como la canción de Lisandro Meza que nos compartió Leonardo en la primera emisión, “Cumbia de los locos”. Sí, algo de locura hay en la filosofía, quizá el filósofo es un loco cuerdo…
Karla Portela Ramírez y
Germán Leonardo Cárdenas Vargas
Cajicá, Cundinamarca,
Colombia, 19 de abril de 2022
P.d.- Les invitamos a escucharnos los martes cada 15 días a las 6:00 p.m. por
Cajicá Radio Internacional 94.4 FM
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