martes, 24 de mayo de 2022

Migración - Café filosófico #3 – Biblioteca Central de Cajicá

 

Migración - Café filosófico #3 – Biblioteca Central de Cajicá

 

 

Nuestro café está creciendo, nos alegra mucho que cada vez somos más quienes nos reunimos para reflexionar, filosofar sobre temas que nos interesan y atañen como individuos y como comunidad. Hemos cambiado de escenario, desde hace 3 semanas nuestro punto de encuentro es el tercer piso de la Biblioteca Central de Cajicá. En la primera ocasión el tema de nuestro filocafé fue qué es la filosofía. Durante la conversación surgió la pregunta sobre la relación entre filosofía y cultura, si esta abarca a la filosofía o al revés… De manera que nuestro siguiente encuentro trató sobre qué es la cultura. Al hablar de ello, entre otras cosas mencionamos que no existe una sola cultura, sino muchas, y que estas se mezclan entre sí por distintos motivos, uno de ellos, los movimientos migratorios. Así, en este tercer café filosófico reflexionamos sobre la migración. Especialmente nos preguntamos si nosotros migraríamos, y en su caso, por qué lo haríamos, qué lo justificaría… Si bien, nuestra inmersión en el diálogo imposibilitó que en este momento compartamos detalles puntuales sobre lo dicho en el transcurso del café, sí nos faculta para presentar a continuación algunos elementos relacionados con el tema y cuyo conocimiento contribuye a una mejor toma de decisiones –hablando de migrar o no migrar–, o al menos, a una mejor comprensión del fenómeno migratorio.

 

Definición

Migrar

 

Trasladarse del lugar en que se habita a otro diferente

Emigrar

Emigración externa – Abandonar el propio país para establecerse en otro extranjero

 

Emigración interna – Abandonar la residencia habitual en busca de mejores medios de vida dentro de su propio país

 

Inmigrar

Inmigración externa – Llegar a un país extranjero para radicarse en él

 

Inmigración interna – Instalarse dentro del propio país en un lugar distinto de donde se vivía en busca de mejores medios de vida  

 

 

Tipos de migración

Por destino

Interna o nacional

Externa o internacional

Por duración

Temporal

Permanente o definitiva

Según su carácter

Voluntaria

Forzada

Por situación legal del migrante

Legal o regular

Ilegal o irregular

Según su origen y destino

Rural-Urbana

Urbana-Rural

Rural-Rural

Urbana-Urbana

Por edad del migrante

Infantil

Adulta

Ancianos

 

Causas

 

Políticas

Golpes de Estado, violencia política, persecuciones…

Económicas

Pobreza extrema, hiperinflación, escasez…

Culturales

Para realizar estudios en el extranjero o fuera del lugar de origen

Sociales

Inseguridad, desempleo…

Ecológicas

Desastres naturales, efectos del cambio climático…

Bélicas

Guerras civiles, hostilidad de fuerzas extranjeras…

 

Consecuencias

 

Políticas

Cambios en las leyes de ingreso a los países…

Económicas

Mayor fuerza laboral en el país receptor…

Culturales

Mestizaje, intercambio cultural…

Sociales

Cambios demográficos, xenofobia, desintegración familiar…

Psicológicas

Estrés, ansiedad, depresión…


Sin duda, en nuestro café resaltaron dos ideas: la importancia del conocimiento y la reflexión para decidir si migrar o no; y, el innegable influjo de las emociones e impulsos al actuar. Las cuatro tablas anteriores se vinculan con la primera de estas ideas, en tanto que con relación a las emociones e impulsos, nos parece oportuno hablar aquí sobre el llamado “Síndrome de Ulises”, también conocido como Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple.

Ulises u Odiseo, fue un legendario héroe de la mitología griega, viajero y aventurero. Sus hazañas se cuentan en La Odisea; hijo del Rey de Ítaca, Laertes, casado con Penélope, tuvo un hijo, Telémaco. Cuando los griegos decidieron partir hacia Troya, lo buscaron para que los acompañase; Ulises no quería ir y fingió locura sembrando sal en los campos. Finalmente aceptó porque los griegos pusieron delante del arado a su hijo. Una vez consumada la victoria en Troya, nuestro héroe decidió volver a su reino, Ítaca, trayecto que le tomó diez años y durante los cuales enfrentó múltiples adversidades y peligros. Así sucede a gran parte de los migrantes, fuera de su país, lejos de sus familias y seres queridos, se exponen a penurias y amenazas que para sobrevivir les exigen que sean “invisibles”, con lo cual pierden su identidad y la posibilidad de su integración social. En esos casos la migración implica un proceso que deriva en niveles de estrés muy elevados y síntomas ansioso-depresivos.

Inmigrar constituye un proceso de cambio, que sea positivo o negativo, en todo caso implica conlleva pérdidas en todas las facetas de la vida, quedan atrás los lugares conocidos, los amigos y la familia, los alimentos habituales y las actividades usuales. Ante dichas pérdidas, resulta inminente el duelo, el cual se presenta en siete clases: familia, lengua, cultura, tierra, estatus social, grupo de pertenencia y riesgos físicos. A su vez, el duelo contiene estrés psicológico, tensión y problemas emocionales que la persona necesita afrontar con estrategias y de acuerdo con sus recursos personales. Cuando el duelo se desarrolla dentro de límites sanos y llega a buen puerto, se trata de un duelo simple. En cambio, cuando la crisis personal no logra ser resuelta y se convierte en situación permanente, se trata de un duelo extremo, un tipo de duelo migratorio al que los especialistas refieren como Síndrome de Ulises.

La sangre llama y todo lo que queda atrás nunca se olvida. Parece imposible tener todo al mismo tiempo, en el mismo lugar y con las mismas personas. En el momento de migrar, quizá lo más importante sea hacerlo con los ojos abiertos, con plena conciencia de lo que se está haciendo y para qué. A sabiendas también de que si hay un camino de ida, seguro hay un camino de vuelta…





Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas Vargas

Casa de la Filosofía, Colombia, mayo de 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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