martes, 13 de junio de 2023

Despedidas y bienvenidas; transferencias y herencias

 

Despedidas y bienvenidas; 

transferencias y herencias

 

 

Se han presentado nuevas oportunidades para aprender y compartir, conocer y crecer; la cuestión es que conllevan cambiar de ciudad, cambiar de escenario y en cierta medida modificar nuestra forma de vida. Nos mudaremos de Cundinamarca a Antioquia, de Cajicá a Medellín. Evidentemente no podremos continuar con la actividad de café filosófico que desarrollamos en compañía de quienes habitan La Casona. De manera que el pasado jueves 25 de mayo tuvo lugar nuestro último encuentro, al menos por ahora. Todo ha ocurrido con tal fluidez, que no hubo oportunidad para comunicar nuestra mudanza anticipadamente, sino hasta nuestra última reunión.

 

Así comenzó el que podría ser considerado nuestro café filosófico de cierre, participando a nuestros amigos que pronto partiríamos en búsqueda de nuevas vivencias y aprendizajes. Se planteó entonces la posibilidad de que alguien más retome y continúe con la actividad; nos preguntamos también, siendo el caso, quién o quiénes serían las personas idóneas. Abordamos esta posibilidad e interrogante con mirada filosófica de la siguiente manera; nuestro diálogo reflexivo, palabras más, palabras menos fue éste:

 

En la vida, unos se van y otros llegan; visto así, las despedidas son bienvenidas. Los que llegan continúan con lo que venían haciendo los que se van. Lo imaginamos como una carrera de relevos, donde varias personas se turnan para realizar una misma actividad, y ese turnarse equivale a pasar el testimonio (la estafeta, diríamos en México). Pero, ¿qué es un testimonio? Dar a conocer algo que vivimos… Ahora bien, cuando se pasa el testimonio, ¿qué se transfiere?...

 

Jugando con las palabras “testimonio” y “testamento”, enriquecemos nuestra pregunta: cuando una persona continúa con la actividad que realizaba otra, ¿qué se transfiere o transmite?, ¿qué se hereda? Unas cosas sí y otras, no. Se transfiere, se hereda la trayectoria, el compromiso y la responsabilidad, es decir, lo extrínseco a la persona que realiza la actividad. Sin embargo, la parte intrínseca de esa persona, su forma de ser y su experiencia plasmada en su conducta, no se transfiere, no se hereda, aunque sí se puede compartir.

 

Hablando de experiencia y en nuestro caso, podemos afirmar que todos los presentes tenemos ya una experiencia de café filosófico. Con base en ello, Leonardo invitó a que expusiéramos cuál ha sido nuestra vivencia. A continuación, algunos de los comentarios al respecto:

* Es bueno ver cómo las personas desarrollan profundidad en el pensamiento.

* Disfruto sentarnos en grupo para debatir, compartir e intercambiar aprendizajes, y aplicar algo de eso en mi vida.

* Un café filosófico es algo como una cita en un centro de convenciones.

* Lo que busca un café filosófico son conceptos; debatir sobre el conocimiento de un tema; construir.

* Cuando escuché que habría café filosófico, yo dije: “no me gusta la filosofía”. Llegué acá y era diferente; me gustó porque compartimos y aprendemos.

 

Acercándonos al final de nuestra reunión, Leonardo preguntó: “¿cuál fue el tema de este café filosófico? La mayoría respondió: “transmisión”, “transferencia”; algunos agregaron: “qué es una despedida”. Hablando de transferir, lo definimos como cambio, (inter)cambio. Además se mencionó que un café puede ser filosófico, psicológico y económico, por ejemplo. En ese momento, indagamos sobre nuestro café, qué lo hace filosófico. Coincidimos en que su cualidad filosófica radica en que trata temas existenciales. Lo cual significa que reflexionamos sobre y a partir de nuestras experiencias, nuestras vivencias, nuestras trayectorias de vida; y lo hacemos para comprender, crecer, mejorar, vivir con mayor intensidad.  

 

Para terminar, me permito compartir aquí el broche de oro que cerró esta reunión: Quien pregunta, también puede ser preguntado y responder o no con libertad. Acorde a este principio, Daniela nos preguntó, a Leonardo y a mí, si esta experiencia es importante para nosotros. Mi respuesta fue SÍ, porque confirma que ante todo y por, sobre todo, somos personas, seres pensantes y sintientes, sentipensantes. De hecho, yo no veo diferencia entre el café filosófico que realizamos en la biblioteca y el que hacemos aquí.



Lugar natal (Eduardo Kingman, 1989)



Karla Portela R. y Germán Leonardo Cárdenas V.

Casa de la Filosofía

Cajicá, Colombia

 

 

 

 

 

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