Tres anuncios por un crimen
Martin
McDonagh, 2017
Generalmente iniciamos nuestra charla a partir de dos o
tres ejes o guías que como moderadora propongo a partir de mi percepción sobre
cuál es el tema o las ideas principales plasmadas en la película-pretexto para
nuestra reflexión. Esta ocasión comenzamos de otra forma, tras prometer que al
final de la sesión les diría lo que yo consideré como temas-eje en este filme,
pedí a los asistentes que nos compartieran qué habían pensado, sentido y/o
recordado… Algo que valoramos muchísimo en Fil(m)osofía es que poco a poco
estamos creando una comunidad de diálogo que nos permite expresarnos con
apertura y confianza, así, a las primeras ideas aportadas se sumaron otras más
hasta integrar la participación de todos los presentes, si bien cada uno posee
su opinión, su perspectiva, claramente también coincidimos en algunos puntos,
los cuales relato brevemente a continuación:
* Justicia
Frente a un acto criminal impune se plantean al menos dos
opciones, exigir a las instituciones correspondientes que actúen, que
encuentren a los culpables-responsables-criminales (nótese que el uso de los
términos no es neutral, sino que por lo contrario implica toda una ideología) y
apliquen la ley, en otras palabras que tenga lugar el Estado de Derecho, o
bien, buscar-hacer justicia por propia mano, en cierto sentido desconocer la
ley jurídica, la autoridad que embisten las instituciones legítimas y con ello
aproximarse a un Estado de anarquía.
* “Yo soy yo y mi circunstancia”
Cada uno de los personajes, en forma muy cercana a cómo
somos las personas en la realidad, presenta luz y sombra, aciertos y errores,
cada uno de ellos actúa conforme a sus creencias, pensamientos y sentimientos,
conforme a su bagaje, su contexto, su circunstancia; visto así, sus acciones
buenas se comprenden e incluso llegar a ser motivo de admiración, en tanto que
sus malas acciones quedan justificadas, son resultado de lo que han
vivido-sufrido, de su educación y situación. Aunque probablemente sea más
asertivo decir, de acuerdo con lo que dialogamos, que dichas acciones malas
–hasta delictivas– no se justifican, sino que se explican, se esclarece la
causa, el motivo de esa acción sin por ello aceptarla porque sin negar que cada
uno somos en parte resultado de nuestra circunstancia, apelamos a la
conciencia, capacidad reflexiva y de elección que yace en nuestro interior para
decidir qué hacer y qué no, es decir, que aun cuando el entorno, el ambiente en
que crecimos y en el que nos encontramos influye en nuestro actuar, también
tenemos libertad para cuestionar y autoconfigurarnos, esto evidentemente
hablando de casos normales-sanos, por decirlo de alguna manera. De igual modo,
durante la conversación, propusimos referir las acciones no como “buenas” o
“malas”, sino como positivas o negativas en la medida en que contribuyen al bienestar
personal y comunitario, individual y grupal, lo que da pie a nuestro tercer
punto.
* Sociedad / Comunidad
Es posible distinguir entre sociedad y comunidad,
entendiendo por la primera una suma de individuos resultado de la necesidad por
estar con el otro para obtener el propio beneficio, donde más que compartir la
vida, los pensares y sentires, las experiencias, se trata de un intercambio, de
una negociación necesaria para la supervivencia del grupo, de la sociedad que a
su vez es valorada exclusivamente por ser el medio necesario a la supervivencia
individual; en tanto que la comunidad consiste en el encuentro de personas que
reconociendo su interdependencia y en valoración de la misma construyen día a
día un entorno donde el bienestar personal y comunitario son correlativos.
Nuestra charla cerró nuevamente con broche de oro, con la
interesante aportación de uno de los participantes, quien planteó dos posibles
interpretaciones-vivencias sobre esta película: la primera de ellas, como una
obra de arte en que los personajes y el propio relato presentan magistralmente
actitudes humanas en un cierto contexto donde el drama puede dar lugar a la
redención; la segunda, como una filmación de propaganda racista en que el
individualismo priva, se sobrepone a todo y lo que busca es imponer “su
verdad”, ejercer “su justicia”.
Con todo lo anterior confirmamos nuevamente que parte de
la riqueza del cine radica en su posibilidad de interpretación, de reflexión,
análisis y crítica, en el ejercicio de nuestra transición de simples y pasivos
receptores de lo que está frente a nosotros a complejos y activos actores que
transforman y construyen la realidad. En palabras de nuestros amigos en esta
sesión: “la postura no está en el autor, sino en el espectador, en el
espect-actor”.
Ah, lo olvidaba, estos son los cinco temas que prometí
mencionar al final: justicia, impunidad, publicidad, racismo y comunidad.