Qué, para qué y cómo
del “café
filosófico” o “filocafé”
¿Qué es un “café filosófico”?
En principio habría que definir qué es un café
filosófico, hasta el momento no encuentro mejor respuesta que la ofrecida en la
página electrónica del Círculo de Investigaciones Filosóficas y Jurídicas,
fundado y dirigido por Carlos Alejandro Ordóñez Villegas:
“El Café Filosófico es un lugar
donde te puedes
expresar libremente y aprender a través del diálogo.”
¿Para qué un café filosófico?, ¿cuál es su finalidad?
“… con el fin de discutir un tema desde una perspectiva
filosófica…”
“El objetivo general de un
FiloCafé es dialogar acerca de cada uno de los temas que consideramos importantes
o interesantes, pero que a menudo dejamos pasar porque no tenemos el tiempo o
el foro para reflexionar sobre ellos. Son temas que nos obligan tanto a pensar
en función de resolver problemas prácticos -es ético decirle a una persona que
enfrente la adversidad con filosofía- como en función de desarrollar nuestra
capacidad de intercambiar ideas, de analizar críticamente, de poner a prueba
nuestras convicciones y nuestra propia personalidad.”
“Asimismo este esquema de discusión permite
reforzar los lazos interpersonales acrecentando tanto el capital humano (las
capacidades de la persona, sus potencialidades y su nivel de conocimientos),
así como el capital social, ya que el diálogo fomenta la convivencia y la
solución de conflictos y diferencias ideológicas a través del razonamiento y el
ejercicio de la tolerancia.”
En torno a la dinámica del café
filosófico
·
Temas
Observando la actividad de algunos
filocafés, veo tres casos: quien organiza determina por su cuenta los temas a
tratar; estos se determinan en conjunto y previamente, incluso mediante
votación, de acuerdo a los intereses y necesidades de los asistentes; o bien,
surgen en el momento, en la marcha.
Generalmente se recomienda la segunda
opción, acordar entre los asistentes y con anticipación qué tema se abordará en
la siguiente sesión, por un lado porque esto permite “prepararse” -por ejemplo
consultando textos o fuentes de información acreditadas- y por otro, debido a
que siendo los propios asistentes quienes eligieron el tema se mostrarán más
interesados, su participación será más auténtica.
Al respecto, cabe aclarar, no se requiere ser
especialista en filosofía ni en cualquier otro conocimiento o disciplina.
Asimismo, “No hay aprioris sobre el tema, es decir no existen posturas previas
sobre los temas si son o no filosóficos o importantes; sólo el tratamiento en
el café puede establecer su trascendencia.”
·
Moderador
“Todo el grupo debe ser el moderador de las
intervenciones…” En caso de que el tema se haya determinado previamente, el
diálogo comienza con una exposición breve realizada por la persona que lo
propuso, siempre y cuando así lo desee.
·
Intervenciones
Sigue a la
exposición la participación de cada uno de los asistentes, pueden ser
preguntas, comentarios e incluso críticas, en todo momento manifestando respeto
y tolerancia. Asimismo, “Tiene prioridad en el turno de recibir la palabra,
aquel que todavía no ha hablado.”
·
Estatus o posición del filósofo practicante
En su momento (en la segunda publicación
de este blog) hablamos de tres posibles roles del filósofo en la práctica
filosófica no formal: animador, intervencionista de la forma e intervencionista
del contenido.
Tal parece que el estatus del filósofo en los cafés
filosóficos suele ser como “animador”; esto significa que “no está dando clases
de filosofía”, evita la exposición magisterial, no da conferencias y menos aún
cae en discursos proselitistas.
Dentro de este espacio el filósofo
practicante tiene siempre en mente que no se trata de que las personas
“aprendan filosofía”, sino a filosofar, es decir, a reflexionar, a pensar y
analizar críticamente las propias vivencias e ideas. Se trata de que todos los asistentes “…
confronten, dialoguen y saquen sus propias conclusiones.”
La
función del filósofo consiste aquí en “… inducir los <momentos
filosóficos>, es decir, pasar de la opinión al pensamiento, dilucidar juntos
conceptos y enfrentar los propios prejuicios.” El animador “… está a
disposición de los participantes, escuchándolos, y utiliza sus conocimientos
para reconducir el debate, poniendo en marcha la mayéutica.”
·
Algunas cuestiones “espacio-temporales y
materiales”
Lugar – “La reunión se da en un café por ser un
lugar público por excelencia, y abierto a todo tipo de público…” Además, con
ello se da continuidad a las circunstancias en que surgió esta práctica
filosófica: en un café.
Día y hora – Se determinan en función del
público a que está dirigido. Por ejemplo, si está pensando para adultos que
trabajan, se realiza entresemana y en la noche; si es para amas de casa, será
también entresemana, pero en la mañana…
Periocidad – Los hay semanales,
quincenales y mensuales.
Costo
– Sobre esto he encontrado de todo: sin
costo alguno, salvo lo que se consuma en el establecimiento; cuotas fijas por
sesión, que en algunos casos incluyen cierto descuento al pagar un “paquete de
sesiones”; cuota de admisión al lugar, que incluye una comida o cena con vino
(situación en que nombran a la reunión “vino filosófico”); de cooperación
voluntaria, etc.
En
suma y citando palabras del Círculo de Investigaciones Filosóficas y Jurídicas:
“Los Cafés Filosóficos o FiloCafés son parte de
un movimiento mundial que pretende difundir la filosofía al mayor número de
personas posibles, así como motivar la reflexión filosófica a través de grupos
de discusión y debate.”
“El FiloCafé es un sistema de democratización del conocimiento (democracia a pequeña escala) en la que cada persona intenta aprender de las otras personas, así como de los cuestionamientos que surgen de las diversas intervenciones.”
“Se trata entonces de producir “momentos filosóficos”, es decir, pensar y concebir filosóficamente nuestra propia vida, de provocar en nosotros mismos la reflexión sobre aquellos problemas que nos preocupan, con el propósito de vivir de modo más racional y sensato.”
“El FiloCafé es un sistema de democratización del conocimiento (democracia a pequeña escala) en la que cada persona intenta aprender de las otras personas, así como de los cuestionamientos que surgen de las diversas intervenciones.”
“Se trata entonces de producir “momentos filosóficos”, es decir, pensar y concebir filosóficamente nuestra propia vida, de provocar en nosotros mismos la reflexión sobre aquellos problemas que nos preocupan, con el propósito de vivir de modo más racional y sensato.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario