El debate de Sócrates y Aspasia, (Nicolas-André Monsiau, circa 1800)
Aspasia de Mileto (470 A.C. – 400
A.C.)
Es considerada la mujer más
célebre de la edad de oro de Atenas, no obstante es un enigma, es poco lo que
se puede decir de ella con seguridad. Se cuenta que fue hetera, es decir, una
cortesana profesional independiente que cultivaba cuerpo y mente en mayor grado
al permitido a las mujeres de su época. De manera que la educación de Aspasia
era inusual, ajena al de la mujer promedio.
Se afirma también que emigró a
Atenas y allí fundó una escuela para formar a otras mujeres, jóvenes que se
educaban en danza, música y retórica llegando a mantener conversaciones con
políticos y aristócratas sobre filosofía, política y actualidad.
En cuanto a su vínculo con
Pericles, haya sido su esposa, concubina o amante, éste la amaba en extremo; de
hecho, su amor romántico es uno de los pocos registrados entre hombre y mujer
durante el periodo de la Atenas Clásica. Algunos autores afirman que Aspasia
influía en las decisiones de Pericles, lo cierto es que él respetaba su
sabiduría y puntos de vista políticos. Igualmente se dice que ella escribió los
grandes discursos del estadista, que incluso fue ella quien le enseñó a hablar.
Además de Pericles, Sócrates le
admiraba y respetaba por sus opiniones. Al parecer se conocieron cuando ambos
tenían alrededor de veinte años y mantuvieron una larga relación de intercambio
filosófico. Al respecto, en el libro Sócrates
enamorado, Armand D´Angour sostiene con base en sus investigaciones que
Sócrates recibió de Aspasia inspiración para sus originales ideas sobre la
verdad, el amor, la justicia, el coraje y el conocimiento. Lo cual es sumamente
importante porque de ser así, Aspasia debería ser reconocida como la maestra de
Sócrates y principalmente como la filósofa que asentó los fundamentos de
nuestra tradición filosófica occidental de 2,500 años.
Diotima de Mantinea (Siglo V
A.C.)
Si Aspasia es un enigma, Diotima
es un misterio. En el diálogo platónico de El
Banquete, Sócrates menciona que una mujer fue su maestra en cuestiones de
amor: Diotima. Ésta es la única referencia sobre ella, de ahí que estudiosos
aseveran que no existió, que Diotima es un personaje ficticio que representa a
Aspasia. Como prueba de ello se arguye que Diotima significa “honrada por Zeus”
y dado que “Zeus” era el sobrenombre de Pericles, quien honraba a Aspasia, cuando
Sócrates habla de Diotima en realidad se refiere a su maestra Aspasia.
Sin detrimento por lo anterior,
se dice que Diotima fue una sacerdotisa que llegó a Atenas en el 440 A.C.
cuando gobernaba Pericles, para oficiar un ritual de purificación, pedir
clemencia a los dioses y salvar a la ciudad de la peste, mal que supuestamente
acechaba a la ciudad. En el momento el ritual tuvo efecto, aunque la epidemia
ocurrió diez años después en el 430 A.C.
Sea un personaje ficticio o una
mujer de carne y hueso, Diotima es conocida por su teoría del amor, la cual dio
origen al relevante concepto de “amor platónico”, no en su significado popular
como amor idealizado e inalcanzable, sino como concepto filosófico: amar la
belleza del alma, un amor más místico y puro.
Coincidieron la cantidad exacta de agua y la
proporción óptima de luz para formar hoy por la tarde el más nítido e intenso
arcoíris que hasta ahora hayamos contemplado muchos de nosotros. Así abrimos
nuestra décimo tercera emisión, mencionando este fenómeno natural como símbolo
perfecto del tema que trataríamos: resiliencia.
Y Dios dijo: «Esta es la señal del pacto que hago con
ustedes y con todos los seres vivientes. Mi pacto continuará por todas las
generaciones. En las nubes cuelgo mi arco, el arco iris, que servirá como señal
del pacto que yo hago con el mundo. Cuando yo ponga nubes sobre la tierra y el
arco iris aparezca en las nubes, me acordaré del pacto que tengo con ustedes y
con todo ser viviente. El agua nunca se volverá a convertir en diluvio para
acabar con toda la vida. Cuando el arco iris esté en las nubes, yo lo veré y me
acordaré del pacto eterno que tengo con todo ser viviente de la tierra». Luego
Dios le dijo a Noé: «Esa es la señal del pacto que tengo con toda vida en la
tierra». Génesis 9:12-17
Iniciamos hablando del origen del término, “resiliencia” proviene de la Física, del área
de las Ciencias Naturales; en el campo de resistencia de materiales significa
“capacidad un material para recuperarse de una deformación producto de un
esfuerzo externo”. Posteriormente dicho término fue adoptado en las Ciencias
Sociales, particularmente en la Psicología refiriendo la capacidad que presenta
un individuo o un grupo frente a la
adversidad para seguir proyectando el futuro.
Etimológicamente
se compone de los siguientes elementos: prefijo re, que significa intensidad y reiteración; verbo salire, traducido como brincar, saltar;
sufijo nt, que indica agente; y,
sufijo ia, que refiere cualidad. De
manera que con base en su etimología, la resiliencia consiste en la cualidad
del que vuelve a saltar y quedar como estaba. Lo cual compagina con las dos
acepciones de la definición real que
aparece en el Diccionario de la Real Academia Española: 1. Capacidad de
adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o
situación adversos. 2. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para
recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había
estado sometido.
De este modo algunos autores incluyen a la
resiliencia como parte de la inteligencia emocional, en tanto que otros hablan
de inteligencia resiliente e incluso
mencionan cuatro grupos de personas:
las hipervulnerables, que sucumben a situaciones de estrés comunes; las pseudovulnerables,
que ante la menor adversidad se hunden; las invulnerables, quienes se reponen
rápidamente debido a que han sido expuestas a una serie de sucesos traumáticos;
y, las no vulnerables, que son resistentes desde el nacimiento y se desarrollan
de modo armónico durante toda la vida. Lo cierto es que hay individuos más
resilientes que otros, que no hay personas con resistencia absoluta y cada una
tiene sus propios límites.[1]
Igualmente, se identifican tres tipos de resiliencia: psicológica, relacionado con el estado
mental, con la preparación de la mente para superar todo tipo de adversidades;
emocional, consiste en la superación de sentimientos que pueden afectar la
estabilidad y el capacidad para tomar decisiones; y, corporal, es decir, la
capacidad física para recuperarse de daños impuestos al cuerpo. Asimismo, es
importante distinguir, aunque son complementarias, entre resiliencia individual
y resiliencia comunitaria. La primera de ellas señala al conjunto de cualidades
personales que nos permiten prosperar ante la adversidad; la segunda, radica en
la capacidad del grupo, del sistema social para responder a las adversidades
que afectan al mismo tiempo y de manera semejante al colectivo, mientras se
desarrollan y fortalecen los recursos con los que ya se cuenta, para
reorganizarse.
Ahora bien, ¿cómo
se presenta la resiliencia en nuestra cotidianidad, en la vida diaria? Sin
duda en Colombia somos testigos de un hecho histórico: la Comisión de la Verdad
presentó su informe final el pasado 28 de junio. Conviene recordar que el 26 de
septiembre de 2016 se firmó el “Acuerdo de Paz” y como parte de ello en abril
de 2017 se fundó la Comisión de la Verdad, con el objetivo, entre otros, de
esclarecer, explicar y reconocer lo sucedido durante el conflicto armado,
asentando asílas bases para la no
repetición, la reconciliación y la construcción de un país con base en la paz y
la diversidad. Todo lo cual apunta hacia el concepto y vivencia de resiliencia comunitaria.
El informe final que ha presentado la Comisión de la
Verdad es un documento que simbólicamente representa el cierre del pasado y la
apertura de una Colombia reconciliada. Su contenido ofrece un análisis de
distintos contextos, relatos de las víctimas, causas, consecuencias, dinámicas
y recomendaciones que garantizan la no repetición. Caber decir que el informe
ha sido presentado en versión física y digital, además de que ha iniciado su
socialización a través de distintos medios. [2]
Retomando la pregunta por la presencia de la
resiliencia en nuestra vida diaria, desde nuestra perspectiva el momento que
hoy vivimos como nación exige de nosotros a la vez resiliencia personal,
individual, y resiliencia comunitaria.En forma similar, aunque a nivel mundial, como humanidad requerimos de
nuestra capacidad para superar adversidades y recuperarnos con relación a la
pandemia por Covid-19.
Acercándonos al cierre de nuestro programa, cuyo tema
de reflexión fue la resiliencia, subrayamos la importancia de la narración como
parte del proceso de recuperación, de sanación. De hecho, en este momento
histórico los relatos de las víctimas, de quienes han padecido directamente los
daños, constituyen el corazón del informe final entregado por la Comisión de la
Verdad. La escritura, el tejido de las vivencias con palabras habladas o
escritas, con narraciones sonoras o gráficas que son socializadas, compartidas,
entraña un poder de sanación inconmensurable.
Por último, con base en lo reflexionado y dialogado,
nos permitimos afirmar que la resiliencia no es una palabra moda, hiper
explotada a través de frases trilladas que navegan en el ciberespacio, sino
genuina herramienta para la vida, para afrontar los problemas del día a día,
con filosofía.
Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo
Cárdenas Vargas
De filósofos todos tenemos un poco / El Observador Radio
Hemos preguntado por
las expectativas con que acuden a nuestro café filosófico y ellos nos han
solicitado alguna conclusión. En ocasiones, al iniciar nuestro intercambio
preguntamos a quienes nos acompañan qué esperan de nuestra reunión, cuál es su
expectativa; igualmente, a veces, al cerrar nuestro diálogo, hay quienes nos
solicitan una conclusión respecto al tema abordado.
En el primer caso, con
relación a las expectativas solemos asociarlas con objetivos, con algo que
esperamos realizar o conseguir. Así, hablando de objetivos, los vislumbramos en
dos líneas: un objetivo general, compartido; y, una serie de objetivos
personales, en cierto sentido y medida, no compartidos, sino propios.
Al hablar de objetivo
general, nos referimos a la finalidad de nuestro café filosófico, nuestro Filocafé
Cajicá. Convencidos de que el café es una bebida que reúne,
convoca, y que compartirlo abre la posibilidad de intercambiar ideas y
sentimientos dentro de un ambiente amigable y con carácter igualitario, abrimos
nuestro café filosófico como espacio público para conversar, ahondar en temas universales,
que nos atañen a todos, de manera reflexiva, crítica y cordial. Dicho
brevemente, la finalidad del filocafé es incentivar la integración de la
comunidad ejercitando valores propios de la democracia, como son la tolerancia,
responsabilidad y pluralismo, a la vez que fomentamos el desarrollo del
pensamiento filosófico, es decir, analítico, crítico y autocrítico.
Sobre los objetivos personales, que sin duda hablan de necesidades y/o
carencias personales, nos hemos encontrado con gran variedad: conocer a otras
personas; identificar cuál es el medio cultural, la vida cultural del lugar en
que se está viviendo; aportar ideas que contribuyan a la construcción colectiva
de un concepto; y, abordar cuestiones existenciales desde la filosofía. Aunque
cabe decir que algunas personas acuden sin un objetivo o expectativa claros, sino
por curiosidad o porque alguien más les invitó, lo cual refleja el inicio de
una actitud filosófica. Sea cual sea el caso, todos son bienvenidos porque estamos
seguros de que De filósofos todos tenemos
un poco.
Respecto a la solicitud de una conclusión sobre el tema tratado,
consideramos importante que ésta consista en un concepto argumentado que surge
de la práctica misma, el café filosófico, que ha sido construido a través de
nuestro diálogo con aportes de cada uno de los participantes, de manera que
dicho concepto argumento refleja ideas personales, individuales y simultáneamente
ha sido consensuado. Si bien la reflexión filosófica es conocida entre otras
cosas por no ofrecer respuestas, sino detonar nuevas preguntas, en Filocafé
Cajicá hemos encontrado que ante la mirada de muchas personas arribar a una
conclusión, al menos provisional, otorga forma y sentido al diálogo, al
intercambio filosófico, sin que esto limite u obstaculice el cuestionamiento,
el continuo surgimiento de interrogantes, porque la actitud filosófica
precisamente somete a crítica toda conclusión, personal o consensuada. Se trata
de una práctica circular, a cada inicio corresponde un final y éste es un
(re)inicio. La filosofía es crítica y autocrítica, siempre en búsqueda.
Karla Portela Ramírez y Germán Leonardo Cárdenas
Vargas
No hay certeza sobre las fechas de su
nacimiento y muerte, incluso respecto a sus nombres existen distintas
versiones. Tampoco hay seguridad en el tipo de relación que tenían con
filósofos hombres, si eran sus hijas, esposas o hermanas. Hay escasez de evidencia
porque vivieron en una época en que las mujeres prácticamente no tenían
protagonismo fuera del hogar. Que hayan trascendido algunas de estas filósofas
apunta a que eran personas de relevancia extraordinaria, mujeres con talento
excepcional.
En la emisión anterior del programa De filósofos todos tenemos un poco
nuestro de tema de reflexión fue música y filosofía. Entre otros filósofos,
hablamos de Pitágoras como el primero en relacionar la música con las
matemáticas, con los números y todo ello con el arché, primer principio, fundamento u origen del universo.
Ahora bien, cabe decir que la escuela
pitagórica era revolucionaria debido a que en ella se practicaba la igualdad de
género, la voz de la mujer era escuchada y se promovía el desarrollo de su propio
pensamiento. En cierto sentido, puede afirmarse que Pitágoras era entre sus
contemporáneos “el filósofo feminista”. Pitágoras convivíae intercambiaba ideas con hombres y mujeres
por igual; de hecho, se habla de la fuerte influencia de dos mujeres en su
vida: Themistoclea de Delfos y Theano de Crotona.
Los pitagóricos celebran el amanecer Fyodor Bronnikov (1869)
Themistoclea
de Delfos – Siglo V a.C., alrededor del año 600 a.C.
Conocida también como Aristoclea y
Teoclea. Fue sacerdotisa de Delfos, templo o santuario en Grecia donde se
encontraba el oráculo[1]
más conocido del mundo antiguo; famoso en las anécdotas de la filosofía porque
fue allí donde el oráculo se pronunció tiempo después diciendo que Sócrates era
la persona más sabia de Grecia.
Themistoclea fue la primera mujer
perteneciente al círculo pitagórico; maestra de Pitágoras en asuntos morales;
y, considerada por algunos como la primera filósofa de Occidente.
Theano
de Crotona – Siglo VI a.C., 546 a. C.
Hija de Milón (reconocido atleta griego,
admirador y mecenas de Pitágoras), se incorporó a la fraternidad pitagórica
primero como alumna y posteriormente como maestra. A la muerte de Pitágoras,
Theano y las tres hijas que tuvo con él, Damo, Telauges y Arignote, asumieron
el liderazgo de la Escuela de Crotona, lo cual fue clave para continuar con las
enseñanzas pitagóricas en Grecia y Egipto, llegando a convertirse el
pitagorismo en una de las principales influencias del pensamiento científico y
filosófico, además de sembrar la semilla de lo que después sería la Academia,
de Platón.
Theano fue matemática, física y
administradora, igualmente destacó como curandera. Se le atribuyen importantes
estudios sobre la proporción áurea y los poliedros regulares. Se piensa que fue
ella quien convirtió a Pitágoras a la opinión de que no son los números, sino
el orden de los números, lo que gobierna el universo.
Sección Filosofía alternativa - 5
Programa De filósofos todos tenemos un poco
El Observador - Radio
[1]El
término oráculo deriva
del latín oraculum, y del griego
μαντειον, que significa tanto la respuesta
de una deidad a las cuestiones que se le plantean a través de un
intermediario y en un lugar sagrado, como la persona que actuaba como intermediaria en la transmisión de un
oráculo. Igualmente refiere al lugar en
que se consultaba a la deidad.
En
cierto sentido consideramos esta onceava emisión como un nuevo comienzo de
nuestro programa radiofónico. Siendo especial la ocasión, quisimos abordar un
tema que ante nuestra mirada se muestra como una cuestión vital, de
trascendencia suprema: la música. Así, a partir de la pregunta sobre la
relación entre música y filosofía, nos aproximamos a músicos y filósofos, a
través de frases y canciones, pensamientos y emociones plasmados en prosa y
verso… Compartimos en este espacio algunas notas de nuestra reflexión sobre
música y filosofía.
Nuestro
programa inició con una canción del cuarteto de Liverpool, Revolution. Al respecto observamos cómo un mismo objeto, en este caso una misma melodía, puede detonar
distintas ideas y asociaciones de ellas: Leonardo relacionó esta canción de
los Beatles con la obra fundamental
del astrónomo Nicolás Copérnico, De
revolutionibus orbium coelestium, donde expone su teoría heliocéntrica, sin
duda una filosofía revolucionaria; mientras que yo, Karla, al escuchar la
canción inmediatamente pensé en la serie de movimientos estudiantiles y
sociales acaecidos durante el inolvidable año de 1968 a escalada mundial, en
México, Francia, Checoslovaquia y otros más.
La
segunda canción fue Viento, del grupo
mexicano Caifanes, porque nos habla de lo espiritual, porque nos mueve a reflexionar sobre la condición temporal de
la existencia humana, temas que indudablemente son filosóficos.
De
hecho, desde nuestra perspectiva algunos músicos son auténticos filósofos, como
ejemplo qué decir del gran filósofo mexicano José Alfredo Jiménez, basta
atender a la letra de sus composiciones para descubrir en ellas toda una concepción de la vida, una forma de
afrontar los problemas existenciales. Para ilustrar nuestra afirmación
escuchamos Camino de Guanajuato.
Igualmente
consideramos como músico-filósofo a Jorge Drexler, por lo que nuestra tercera
canción fue Milonga del moro judío.
En sus letras aborda temas que permiten ahondar,
profundizar en la naturaleza humana. Además en su forma de escribir, de componer
brilla cierta genialidad que refleja su formación literaria autodidacta, alrededor
de la métrica y particularmente sobre la décima, que es una composición poética
cuya exigencia métrica consiste en tener diez versos octosílabos que deben
rimar, el primero con el cuarto y el quinto; el segundo con el tercero; el sexto
con el séptimo y el último; y, el octavo con el noveno.
Hablando
de composición poética, específicamente sobre la décima, Leonardo nos explicó
que la décima viajó de España a América, y aun cuando en la nación ibérica
desapareció en nuestro territorio se conserva con nombres como “son jarocho”,
en México; “mejorana”, en Panamá; “galerón”, en Venezuela; “payuda”, en Uruguay
y Argentina; “repentismo”, en Cuba; y, “décima peruana”, en Perú. Este fenómeno
musical nos remite a pensar en la música
y la filosofía como lenguajes universales. Para ejemplificar escuchamos La Bamba, interpretada por el grupo
musical Tlen Huicani.
El
eje de nuestro programa fue la música, canciones que Leonardo atinadamente
eligió. En medio de las cuales surgieron algunas ideas, por ejemplo la
afirmación sobre posibilidad de conocer a otras personas por la música, por sus
gustos musicales. La música es una
ventana a través de la cual podemos ver el alma de las personas porque
manifiesta el mundo de las emociones humanas. Coincidimos también en que
la música nos acompaña en el día a día, festejamos momentos felices con música
y suavizamos tragos amargos escuchando melodías. Igual que la filosofía, la música
nos ayuda a comprender y afrontar problemas. Incluso la música entraña una filosofía de vida,una manera de
sentir, pensar, ser, estar y hacer en el mundo. Ilustramos lo anterior con frases como las siguientes:
Aproximándonos al final del programa, a manera de
conclusión, al menos provisional, intentamos delinear una respuesta a la
pregunta por la relación que existe entre música y filosofía, para ello nos
remitimos al “filósofo de los artistas”, Arthur Schopenhauer (1788-1860). De
acuerdo con nuestro autor, la música es la reina de las artes porque no
habla de cosas, sino del bienestar o aflicción en estado puro, por ello se
dirige al corazón y no tiene mucho qué decir a la cabeza. La música se siente y
se comprende porque narra la historia secreta de nuestra voluntad, cada
agitación, movimiento y anhelo, todo lo que la razón no logra asumir con sus
abstracciones. La música revela la expresión sentimental de nuestra más
subterránea intimidad. De manera que el compositor descubre la esencia más
íntima del mundo, expresa la más profunda sabiduría en un lenguaje que
desconoce por completo la razón.
Si la filosofía es la comprensión total de la
experiencia del mundo, la música es “la verdadera filosofía”, sentencia Schopenhauer.
Por lo tanto, si la filosofía logra ofrecerse una explicación correcta, cabal y
detallada de la música, o sea, una repetición conceptual de lo que la música
expresa, ésta sería automáticamente una explicación conceptual del mundo o una
explicación totalmente equivalente. Visto así, música y filosofía comparten
un objetivo: comprender el mundo, la vida, y expresar esa comprensión. A su
vez, ambas son actividades comunitarias: la filosofía surge y se desarrolla
en el diálogo, en la convivencia e intercambio; si bien el pensamiento
filosófico implica introspección, en todo momento toma su materia prima del
mundo exterior o del encuentro de éste con el mundo interior. En el caso de la
música, a la escucha se añade y la enriquece el compartir la experiencia; mediante
su voz o tocando un instrumento el músico consigue que fluyan las emociones
entre otras personas. Debido a esto, la música es, en un sentido primitivo, una
actividad comunitaria en que cantos y danzas colectivos tienden a mantener
unido al grupo y prevenir rivalidades internas.
Dicha capacidad para fomentar la cohesión social,
nos recordó al primer filósofo que relacionó la música con las matemáticas,
Pitágoras (569 a.C. – 475 a.C.), quien afirmaba que la armonía entre los astros
es resultado de la correspondencia entre proporciones aritméticas y musicales.
Es conocida la doctrina pitagórica Armonía de las Esferas, explicación
del Cosmos armonizado por la concordancia de las proporciones aritméticas y
musicales, que extrapoladas al universo entero determinan que los cuerpos
celestes emitan en sus movimientos tonos musicales armoniosos cuya combinación
produce una melodía permanente, “la música de las esferas”. Esta idea, trasladada
al mundo humano, explica la armonía entre las personas, la cohesión social,
como efecto de la música por su gran capacidad para comunicar emociones,
sostiene Jeremy Montagu, músico y catedrático en la Universidad de Oxford.
Incluso anterior al lenguaje hablado, continúa el autor, la música creó no sólo
la familia, sino la sociedad, debido a su función esencial en la formación y
supervivencia de grupos, así como en la mitigación de conflictos.
Antes de concluir, y como es usual en cada emisión,
ofrecimos una recomendación bibliográfica relacionada con el tema en cuestión,
esta vez fue: La seducción de la música,
de Cristoph Drösser. Obra cuya tesis principal afirma que la musicalidad es una
capacidad básica que todos los seres humanos tenemos; incluso el aficionado,
que no practica música, alberga capacidades que el mismo desconoce. En palabras
del escritor, nacemos con una inclinación universal hacia la música que en
nuestros primeros años de vida se consolida y se convierte en una sensibilidad,
un gusto por la música de nuestra correspondiente cultura. Nuestro cerebro es
el auténtico instrumento musical que todos poseemos.
Para cerrar con broche de oro, hicimos patente la
importancia que el filósofo Friedrich Nietzsche (1844-1900) concedió a la
música en la vida humana, su pasión y admiración especialmente por la música clásica.
Así, la canción con que terminó nuestro programa fue El barbero de Sevilla, ópera de
Gioachino Rossini.
Por
último, cabe decir que en la sección Cuentos
filosóficos, Leonardo compartió un fragmento relacionado con la vida de
Schopenhauer:
Arthur Schopenhauer nació en una
ciudad portuaria de lo que hoy llamamos Polonia, y era hijo de un rico
mercader, Heinrich Floris Schopenhauer. Heinrich era un anglófilo que tenía la
intención de que su hijo naciera en Londres (ya que esperaba que eso le
facilitaría seguir una carrera de negocios), pero su esposa, Johanna Troisner,
cayó enferma y tuvieron que regresar a casa. Arthur nació pues en Gdansk. Para
compensar, Heinrich envió durante unos meses a Schopenhauer a un internado en
Wimbledon (que detestó) y se suscribió a la revista londinense Times. Cuando Arthur cumplió diecisiete
años se le envió a una escuela de negocios en Hamburgo.
Poco después, su padre se arrojó
al río, aparentemente porque sus negocios se fueron a pique. Schopenhauer quedó
devastado y al parecer culpó a su madre, una mujer glamurosa y bien relacionada
en sociedad, unos veinte años más joven que su marido. Sin embargo, a pesar de
los negros pensamientos de Arthur, ella continuó con sus asuntos, y adquirió
una considerable reputación como novelista romántica popular. Fue ella quien
presentó a Schopenhauer a varios grandes escritores alemanes de la época,
incluidos Goethe, Schlegel y los hermanos Grimm, ¡además de enseñarle el mismo
arte de la escritura! (Martin Cohen, Cuentos
filosóficos, pág. 218 y 219)
Karla Portela Ramírez y
Germán Leonardo Cárdenas Vargas
Cajicá, Cundinamarca,
Colombia, 4 de julio de 2022