¿Qué tan
real es la realidad virtual?
Comenzamos señalando qué entendemos por realidad virtual. Esto para no descubrir a mitad del camino, de nuestra conversación que estamos hablando de cosas distintas. En el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) se presentan las siguientes acepciones sobre el significado de “virtual”:
1. Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente, frecuentemente en oposición a efectivo o real.
2. Implícito, tácito.
3. Fís. Que tiene existencia aparente y no real.
4. Inform. Que está ubicado o tiene lugar en línea, generalmente a través de
internet
A
su vez, ahí se define “realidad virtual” como “representación de escenas o
imágenes de objetos producida por un sistema informático, que da la sensación
de su existencia real”.
Sin
oposición a tales definiciones, en nuestro filocafé acordamos definir la
realidad virtual como herramienta que permite el acceso a un campo de interacción
en que destaca la mediación de tecnología, el estar presente pero no de frente,
es decir, no de forma inmediata, sino mediata (a través de herramientas).
Una
vez explicitado qué entendemos aquí por realidad virtual, abordamos la
intención por definir qué es lo real, qué es la realidad. Igualmente, en el
DRAE encontramos que “real” significa lo que tiene existencia objetiva; en
tanto que “realidad” es definida como:
1.
Existencia real y efectiva de algo.
2. Verdad, lo que ocurre verdaderamente.
3. Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio.
Llegados
a este punto, cuestionamos desde la filosofía qué es lo real. En primera
instancia hablar de lo real, de la realidad implica abordar la relación entre
un “yo” y lo que es “no-yo”, un “yo” y lo “otro”. En otras palabras, la
relación sujeto-objeto caracterizada principalmente por los rasgos de
coexistencia y trascendencia. Coexistencia significa que existen
simultáneamente, a la vez; y, trascendencia que ninguno anula al otro, que en
la relación que entablan ambos continúan siendo lo que son. Sin embargo, en el
caso del sujeto sí hay algo que cambia en su interior a partir del contacto, de
la relación con el objeto: se forma en su conciencia una idea o concepto, una
imagen o representación. Con base en el contacto con el objeto surge el
conocimiento en la conciencia del sujeto.
De
este modo, el conocimiento sería la simplificación o síntesis mental de una
pluralidad de objetos y puede ser estudiado desde tres puntos de vista:
a)
Psicológico.- Como fenómeno de conciencia o fenómeno psíquico. Desde el punto
de vista del sujeto.
b)
Ontológico.- El objeto como partícipe del Ser. Desde el punto de vista del
objeto.
c)
Lógico.- Desde la representación que se produce en el sujeto. Desde los
conceptos y las relaciones entre estos.
Aunado
a lo anterior, la filosofía plantea problemas sobre el conocimiento, como su
origen, tipología y límites, entre otros. De los cuales atañe a nuestro tema el
primero de ellos: cuál es el origen del conocimiento.
Grosso
modo hay dos respuestas fundamentales: la razón; y, la experiencia. La escuela
filosófica que afirma que el origen del conocimiento es la razón, es nombrada
“racionalismo”. Mientras que los filósofos que afirman que el origen es la
experiencia, pertenecen al llamado “empirismo”. Dentro del racionalismo, la
figura central es René Descartes; de acuerdo con él la razón humana posee en sí
la capacidad para (re)conocer la realidad; dentro de la substancia pensante (la
mente humana) hay tres tipos de ideas (adventicias, las que provienen de los
sentidos; ficticias, producto de la imaginación; e, innatas, las ideas
geométricas) con fundamento en las cuales conocemos la realidad, lo real. Por
su parte, en el empirismo, destacan los filósofos John Locke, George Berkeley y
David Hume. Locke sostiene que las ideas son sensaciones transformadas en
imágenes; Berkeley afirma que sólo existen las ideas; el mundo en sí no existe,
el mundo objetivo es sólo en tanto que es percibido como idea; y, Hume, en el
extremo del nihilismo, asevera que no existen el objeto ni el sujeto, todo es
apariencia o fenómeno psíquico.
Sin duda en lo anterior podríamos haber detallado, profundizado. Aunque en este momento, enfocándonos en el tema de nuestra reunión –qué tan real es la realidad virtual– nos quedamos por ahora con un solo elemento: lo real, la realidad implica la relación entre sujeto y objeto, yo y el mundo. Ahora bien, esta relación se da, se desenvuelve en las coordenadas de espacio y tiempo, que innegable y actualmente se ven trastocadas por la tecnología, particularmente por los medios de comunicación telemáticos (aplicaciones de las técnicas de telecomunicación y de la informática a la transmisión de información computarizada). De manera que nuestra noción, concepción y vivencia de lo real se está modificando.
En
el presente, con los medios de comunicación propios de la realidad virtual la
distancia espacial y temporal disminuye tanto, que prácticamente no existe.
Podemos comunicarnos en cuestión de segundos o menos con personas que
físicamente se ubican a miles de kilómetros. En ese sentido podría decirse que
vivimos en la inmediatez. No obstante es igualmente acertado afirmar que
vivimos en la mediatez si consideramos que entre nosotros y aquellos con
quienes nos comunicamos al otro lado del mundo, sin importar la distancia
espacial y temporal, median, fungen como intermediarios aparatos, dispositivos
tecnológicos.
Por último, compartimos algunas de las ideas expresadas al final de nuestro filocafé: en la realidad virtual se da una simulación de condiciones y situaciones “reales”; interactuamos no sólo con personas sino con máquinas –pensamos en la inteligencia artificial, aunque también podríamos incluir en esto herramientas o tecnología básica como son los libros–, quizá la diferencia entre interactuar con una persona y con una máquina consista en que en el primer caso, nos relacionamos con un igual, se trata de una interrelación en que es posible la reciprocidad, mientras que con una máquina nada de ello es posible porque se trata de una creación humana, no de un igual.
Lo cierto es que en la realidad virtual surgen emociones, sensaciones, sentimientos e ideas, pensamientos, incluso es posible entablar relaciones interpersonales. De manera que a la pregunta, ¿Qué tan real es la realidad virtual?, la mejor respuesta que encontramos, al menos por ahora, es: tan real como tú quieras, como tú decidas. Sin olvidar que vivimos en colectividad, dentro de un marco colectivo, de manera que es importante lo que tus “mediatos”, quienes están presentes de frente, afirmen percibir igual que tú. Es importante que lo que yo reconozco como real, los otros lo (re)conozcan como yo. La realidad virtual es muy real y también, muy limitada.
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