Nostalgia, ¿nuestra vida antes de estar aquí?
Comenzamos explicando cómo sería la dinámica de ésta
nuestra quinta visita: “Primero escucharemos una canción; al terminar
comentaremos qué historia narra, qué nos cuenta; enseguida redondearemos
nuestros comentarios en un concepto, el cual nos servirá para definir el tema
de nuestro café filosófico.” La canción previamente elegida por nosotros fue De Ushuaia a La Quiaca, interpretada por
Gustavo Santaolalla; conviene aclarar que seleccionamos una composición
instrumental considerando que las palabras de una u otra forma delimitan la
imaginación.
Una vez que escuchamos la canción, y en continuidad de
lo dicho, algunos de los participantes intervinieron tras preguntarles qué vino
a su mente mientras escuchaban: “música española”; “un paisaje, naturaleza”;
“una milpa, un sembradío”; “sensación de tranquilidad porque armoniza el ambiente”;
“un laúd, una guitarra”; “nostalgia, tristeza, mirar hacia el pasado”; “un
violinista, un arco en tensión”; “una historia de amor con un inicio nostálgico
y un desenlace positivo.” Al respecto, observamos que si bien, fueron pocos
quienes comentaron qué historia o imagen les narra la canción, los demás
asentían a uno u otro comentario; particularmente coincidieron en que se trata
de una canción nostálgica.
Con base en lo anterior, procedimos a sintetizar en un
concepto todo lo que había sido comentado: nostalgia. El argumento de esta
conceptualización fue que a través de toda la canción se percibe un sonido
constante, al que se suman variaciones, es decir, que se trata de un movimiento
variable que expresa fuerza. Llegados a este punto, les planteamos la
posibilidad de que ese movimiento variable y fuerte se dirigiera hacia adelante
o hacia atrás, hacia el futuro o hacia el pasado. La tendencia dominante,
prácticamente unánime fue “hacia el pasado”, porque eso es la nostalgia, mirar
hacia el pasado y eso fue lo que resaltaban a lo largo de toda la sesión.
Fue entonces que la mujer más joven del grupo
preguntó: “¿Cómo se define la nostalgia?” Así, arribamos al tema de nuestro
café filosófico, la nostalgia. Compartimos ahora parte de nuestra reflexión grupal:
la nostalgia se relaciona con el tiempo y detona tanto pensamientos como sentimientos,
que pueden ser negativos o positivos. Nosotros escogemos cuáles; tenemos la
capacidad de elegir. Cuando los pensamientos y sentimientos son del pasado, son
recuerdos; de manera que la nostalgia es una remembranza. Ahora, si esa
remembranza implica añoranza, entonces es nostalgia; y, cuando la remembranza
va acompañada de tristeza, entonces es melancolía.
Cabe decir que reiteradamente se trajo a colación la
frase “todo tiempo pasado fue mejor”. Esto porque, de acuerdo con algunos de
los participantes, la remembranza trae consigo la sensación de que el pasado
fue o es mejor que el presente y que el futuro. Aunque la comparación entre
pasado y presente suele tener una connotación negativa y resultar odiosa, ¿la
verdad es que todo tiempo pasado fue mejor? Curiosamente, la misma persona que
comenzó afirmando la superioridad del pasado, por momentos se cuestionaba e
incluso afirmaba lo contrario al decir que “no todo tiempo pasado fue mejor”.
Sin duda, todos los presentes participamos de la
actividad, de la reflexión grupal, aunque de distinto modo; algunos participan
con su escucha atenta, otros parecen acompañarnos con su mirada,
afortunadamente la mayoría interviene con palabras[i],
aunque unos hablan más que otros, y entre ellos hay quienes tejen su
comentarios siguiendo un eje, un hilo que por instantes parece perderse, para
recuperarse con mayor claridad, nitidez que se plasma en comentarios como el
siguiente: Los recuerdos son la banda sonora de tu vida y tú la eliges;
elegimos qué recordar, por lo tanto sentir nostalgia es una decisión. De hecho,
nosotros le damos significado a los eventos y mediante los recuerdos podemos
resignificarlos. Los recuerdos forman parte de la identidad.
A manera de cierre, por último, preguntamos ¿para qué
sirve sentir nostalgia? Por ahora encontramos al menos tres posibles usos de la
nostalgia: puede funcionar como látigo para autoflagelarse o para golpear a
otro; puede servir de remo para moverse, progresar, avanzar, tomar decisiones
en el futuro; o bien, la nostalgia puede ser un ancla que nos estanque, nos
justifique para permanecer inmóviles y hundirnos. La cuestión ahora sería
autoexaminarnos y distinguir si efectivamente está en nuestras manos elegir qué
sentir y qué hacer con lo sentimos.
Karla Portela R. y Germán Leonardo Cárdenas V.
Casa de la Filosofía
Cajicá, Colombia
[i]
Sin menosprecio de la escucha
atenta y la compañía visual, decimos “afortunadamente” porque si la mayoría no
interviniese con palabras, resultaría imposible construir un diálogo y
desarrollar el café filosófico.
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