Instituto Municipal de Turismo y Cultura de Cajicá
Festival de Cine y Literatura de Cajicá
Cafeletreando
con Filosofía
Café filosófico: ¿El pobre es pobre porque quiere?
Viernes 21 de abril, 2023
Nos place abrir cada encuentro de nuestro café
filosófico presentándonos e invitando a los participantes para que nos cuenten
algo de ellos. Generalmente lo primero que comparten es su nombre, a qué se
dedican, desde cuándo viven en Cajicá y cómo se enteraron de los cafés
filosóficos… Esta vez llamó nuestra atención que desde el inicio, desde la
presentación comenzó la reflexión: el primer asistente en hablar, se preguntó
en voz alta ¿quién soy? y tras unos segundos de silencio optó por la
presentación habitual, comenzando por su nombre; enseguida, una de nuestras
habituales integrantes refirió el motivo por el que asiste, para conocer,
descubrir las verdades de otros, considerando que no hay una verdad
absoluta; dos partícipes más coincidieron en que el café filosófico es un
espacio para hablar y escuchar con cierta profundidad y rigor sobre temas
que les interesan y que en sus círculos sociales cercanos no encuentran la
oportunidad para hacerlo. Dicho de otro
modo, desde el primer momento de nuestro café filosófico, nos encontrábamos
reflexionando sobre la identidad –¿quién soy?–; la verdad –verdades personales,
relativas y verdad absoluta–; y, el diálogo filosófico –escucha y habla
argumentadas en torno a temas de interés común–.
En una segunda etapa o momento, abordando ya la
pregunta que nos reunía, a saber ¿el pobre es pobre porque quiere?, inmediatamente
surgieron dos respuestas rotundas y opuestas: “sí” y “no”. Tan rotundas fueron
las sentencias que nos parecieron parcas, planas; había que argumentar. Con
relación a la afirmación el pobre no es pobre porque quiere, el
argumento fue éste: cada persona nace en un mundo dado, un mundo con
determinadas características de las que no somos culpables, como tampoco somos
responsables de haber nacido ahí; es decir que nacemos en un contexto, somos
reflejo del entorno en que nacemos y nos desarrollamos, somos resultado de
nuestras condiciones, por lo tanto ser pobre no es una decisión propia. En el
extremo opuesto, el pobre sí es pobre porque quiere, se argumentó que
ser pobre o no es cuestión de decisión y hábitos. Esto nos recuerda aquella
concepción sobre la naturaleza humana, defendida por el humanismo, en que las
facultades de entendimiento y voluntad permiten al ser humano configurar su
vida, autoconfigurarse más allá o por encima de las circunstancias en que se
encuentre; que todo es cuestión de educar el entendimiento y la voluntad,
aprender a elegir, decidir y actuar.
Evidentemente hubo réplicas para ambas posturas
rotundas, entre ellas destacamos la que podríamos considerar “intermedia”,
nombrada así por una de las participantes y construida grupalmente con
distintas intervenciones: ser pobre, como muchas otras situaciones o estados en
la vida de las personas, es efecto de un complejo de elementos externos e
internos. Cuando hablamos de elementos externos pensamos en hechos fuera de
nuestras manos, como el contexto, las circunstancias en que nacemos, o sucesos
inesperados que pueden llevarnos a la pobreza de un momento a otro como ser
damnificado de un desastre natural, víctima de un fraude, etc., o lo contrario,
por un golpe de suerte ganar el baloto, adjudicarse una herencia y convertirse
en una persona rica. Asimismo, cuando mencionamos elementos internos nos
referimos a lo que sí está en nuestras manos, como los hábitos con que vivimos, las
decisiones que tomamos y el fortalecimiento de nuestra voluntad. En suma, desde
una perspectiva intermedia, no es posible en forma tajante y absoluta responsabilizar
ni culpar a una persona de su pobreza o de su riqueza –al menos materialmente
hablando–, porque en ello se conjugan factores externos, como las
circunstancias, la suerte, las acciones de otros, y factores internos, como son
el entendimiento y la voluntad propios.
Pero somos filósofos, y como tales, nos cuestionamos a
nosotros mismos. De este modo, sin asumir alguna de las tres posturas
anteriores –“sí” y “no” rotundos, e “intermedia”–, uno de los participantes
respondió con otra pregunta: ¿qué es ser pobre y qué es ser rico? Quizá
“ser pobre” es sólo una etiqueta que sirve para controlarnos, para presionarnos
por cumplir con la máxima capitalista de la producción y el consumo. Visto así,
responsabilizarnos de nuestra pobreza o riqueza en realidad es un medio para
movernos a producir y consumir más. Bajo el lema de “eficacia y rendimiento;
producir más en menos tiempo”, entre más produzco, más valioso soy, más
consumo, más rico soy. ¿La pobreza y la riqueza son entonces parte de una
ideología, concepciones impuestas? ¿Son sólo algo mental, actitudinal?
Sin duda, fueron muchas más las ideas que circularon
en nuestro café filosófico, lo que aquí presentamos es una síntesis. Intentando
que nada se nos escape, agregamos tres observaciones y una recomendación
bibliográfica de nuestros amigos cafélibrepensadores:
* es importante distinguir entre tipos de pobreza, por
ejemplo, material y espiritual
* la movilidad social es un fenómeno a considerar
* tomar la vida de personajes como Elon Musk como
ejemplo para afirmar que “sí se puede”, constituye una falacia de composición,
se toma la parte por el todo; se comete el error de tomar la particularidad por
la generalidad
* recomendación bibliográfica: Realismo
Capitalista: ¿No hay alternativa?, escrito por Mark Fisher
Karla Portela R. y Germán Leonardo Cárdenas V.
Casa de la Filosofía
Cajicá, Colombia
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