domingo, 17 de octubre de 2021

Socialidad, leyes y libertad: tres primeros filocafés

 

Socialidad, leyes y libertad: tres primeros filocafés



Casa de la Filosofía nace con el propósito de contribuir a la creación, divulgación y afianzamiento de la filosofía, inicialmente a través de tres modalidades del llamado Movimiento de la Filosofía Aplicada: filocafé, filmosofía y asesoría filosófica. En esta ocasión les compartimos sobre la primera de ellas, el café filosófico o filocafé. Se trata de una práctica grupal en que los participantes conversan, intercambian ideas, pensamientos y sentires sobre un tema de interés común. Aunque no se trata de una charla informal o dispersa porque conlleva cierta rigurosidad: el diálogo es animado por un filósofo practicante que previamente ha preparado el tema con base en teorías filosóficas consolidadas; se aplican reglas que permiten la participación equitativa de los asistentes y sobre todo, el filocafé se desarrolla en un ambiente cordial de respeto y tolerancia con la finalidad de incitar el desarrollo del pensamiento crítico y analítico, es decir, la reflexión filosófica.


En sintonía con lo anterior, Casa de la Filosofía y Basy  se han unido para traer a Cajicá el primer filocafé en la historia del municipio. Iniciamos el pasado miércoles 29 de septiembre y nos hemos reunido hasta ahora tres veces. A continuación relatamos sucintamente cuáles has sido los temas abordados, las preguntas planteadas, así como algunas de las ideas expuestas por los participantes. De antemano, subrayamos que el filocafé –igual que la filosofía en general– no pretende hallar, menos aún imponer, afirmaciones concluyentes; por lo contrario invita al cuestionamiento continuo, la crítica y autocrítica permanente, sin que esto se oponga al arribo de convenios o acuerdos con base en los cuales actuar, interactuar y vivir en sociedad.


Sept. 29 - ¿Somos sociales por naturaleza?

     “Define, y no discutirás”, decía Sócrates. Atendiendo a esta consigna comenzamos por aclarar qué entendemos aquí por “social”: vivir en comunidad y relacionarse entre sí; existir dentro de una sociedad y en ese sentido formar parte de un colectivo. De modo que las relaciones sociales consisten en la interacción entre dos o más personas y/o grupos de acuerdo con normas específicas aceptadas mutuamente. Ahora bien, los tipos de relaciones sociales son materiales, cuando se fundan en el intercambio de objetos materiales, o ideológicas, cuando implican transmisión de patrones de pensamiento; en el primer caso, se habla de vínculos económicos, en tanto que en el segundo, se trata de vínculos abstractos de orden político, moral, espiritual, etc. A su vez se habla de relaciones sociales afectivas, laborales, familiares y circunstanciales. En todo caso, las relaciones sociales son base de la estructura de la sociedad, de la organización social; y, debido a que ser social implica pertenencia e identidad, sin sociedad, sin medio social el individuo presenta deterioro psíquico y afectivo.

 

     Igualmente, durante nuestro café asociamos las relaciones sociales con las relaciones humanas, entendiendo por éstas los vínculos espontáneos o permanentes entre personas, que condicionan de una u otra forma la existencia del individuo. Cabe decir que de acuerdo con nuestra conversación, las  relaciones humanas requieren de habilidades interpersonales –de hecho, por ello es que algunas veces nos cuesta trabajo, se nos dificulta socializar–, como saber comunicarse verbal y no verbalmente de forma asertiva, además de saber escuchar con atención y practicando valores como la tolerancia, el respeto y la responsabilidad sobre las propias palabras, entre otros. En todo lo cual es posible distinguir al menos dos tipos de relaciones humanas: primarias, cuando la unión entre las personas se funda en el amor, afecto o aprecio; y, secundarias, cuando lo que une es la conveniencia o utilidad. Siendo ambas clases necesarias e incluso complementarias entre sí.

 

     Retomando la pregunta que fungió como guía en nuestro filocafé, los participantes coincidimos en que sí somos sociales por naturaleza, está en nuestra constitución biológica; socializar es una necesidad humana. Ya Aristóteles lo dijo cuando definió al ser humano como zoon politikón, animal político. Sin embargo, debemos aprender a relacionarnos, a entablar vínculos y desarrollar relaciones interpersonales acordes a cada medio en que nos desenvolvemos. Abreviando, es natural en nosotros el acto de socializar, aunque la manera como lo hacemos, es algo cultural.


       Necesitamos vivir en grupo, cómo lo llevamos a cabo es aprendido y decidido. En este sentido “nos socializan”, afirmó uno de los participantes; e incluso nos vemos obligados a usar distintas “máscaras”, agregó otra de nuestras interlocutoras. Si bien estas afirmaciones apuntan hacia nuevas conversaciones, por el momento sólo resaltaremos el papel que el lenguaje juega en nuestra socialización. Fue Esteban, dialogante en nuestro filocafé, quien dirigió nuestra reflexión hacia el lenguaje al citar una de las sentencias filosóficas más influyentes en nuestra época, cuya autoría es de Ludwig Wittgenstein: Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.


     En suma, no basta con vivir agrupados, para vivir en la sociedad armoniosa a que aspiramos requerimos desarrollar ciertas capacidades y habilidades que faculten la generación y conservación de relaciones sociales, relaciones humanas sanas y justas.


Octubre 6 - ¿Las leyes son para cumplirlas?

     Ser social implica interacciones normadas para convivir en paz, considerando esta afirmación como punto de partida planteamos la anterior pregunta. Nuestra primera respuesta fue sí, teóricamente sí. Las leyes están hechas para cumplirlas y ante ellas todos somos iguales; desde esta perspectiva, la ley nos iguala. No obstante, en la práctica la aplicación de las leyes varía, depende de los individuos en cuestión; podría decirse que hay “exentos” y así, ante la ley no somos iguales, discrimina conforme al poder que cada uno tiene. Esta vivencia se ve reflejada en el dicho popular “la ley es para los de ruana”, lo cual significa que los ricos evaden muchos requerimientos legales, mientras que los pobres son sometidos con rigor a las leyes.

 

      Pero, ¿qué leyes?, ¿de qué leyes estamos hablando?, cuestionamos en nuestro filocafé… Enseguida marcamos dos clases de leyes, naturales y humanas; para concentrarnos en las primeras. Entendemos por leyes naturales aquellas que, como dice Thomas Hobbes, nos muestra la razón como preceptos o reglas generales que permiten conservar y mejorar la vida. Es decir que la ley natural prohíbe acciones destructivas para la vida; tampoco permite eliminar los medios para preservarla y mejorarla. En cierto sentido la ley natural es absoluta, universal, válida en todo tiempo y lugar, mientras que las leyes humanas son relativas, particulares, válidas en determinado contexto; por lo tanto es posible modificarlas, incluso derogarlas. Lo común en ambas consiste en que tienen por finalidad establecer la paz, el orden entre los miembros de la sociedad; dicho de otro modo, desaparecer la violencia y asegurar la vida en general. Llegados a este punto, surgió una nueva pregunta, ¿qué sucede con las personas que deciden quitarse la vida o con las mujeres que deciden interrumpir la gestión de una nueva vida en su seno? En palabras más exactas, ¿qué sucede con la libertad del suicida y de las mujeres que abortan?


      Indudablemente las preguntas antes planteadas apelan a la ética, específicamente al área de la bioética, y exigen un tratamiento aparte, profundamente analítico. Consecuentemente decidimos abordar el tema por partes y comenzar por reflexionar sobre la libertad en nuestro siguiente encuentro. 


Octubre 13 - ¿En qué consiste la libertad?

      En esta ocasión para abordar nuestra pregunta nos apoyamos en algunas frases sobre la libertad provenientes de distintos autores, la mayor parte de ellos, filósofos. A continuamos las presentamos:

 

El hombre es libre en el momento en que desea serlo.

(Voltaire)

La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.

(Michel de Montaigne)

 

La responsabilidad es el precio de la libertad.

(Elbert Hubbard)

 

La libertad es la voluntad de ser responsables con nosotros mismos.

 (Friedrich Nietzsche)

 

Merece la pena pagar por la libertad.

(Jules Verne)

 

Los que no se mueven, no se dan cuenta de sus cadenas.

(Rosa Luxemburgo)

 

La libertad es el reconocimiento de la necesidad.

(Friedrich Engels)

 

La libertad es siempre peligrosa, pero es lo más seguro que tenemos.

(Harry Emerson Fosdick)

 

La libertad suena donde las opiniones chocan.

(Adlai Stevenson)

 

La libertad es obediencia a las reglas autoformuladas.

(Aristóteles)

 

 

Nos enfocamos en las frases de Aristóteles, Engels, Montaigne y Rosa Luxemburgo; encontramos ahí las siguientes claves: autodeterminación; conciencia; dominio de sí; y, cuestionamiento, respectivamente. Todo lo cual vinculamos con conocimiento y especialmente con autoconocimiento. Asimismo, por un lado observamos que la libertad es considerada una necesidad, un derecho y una potencia inherente a todo ser humano. Esto sin olvidar, que no siempre ha sido así; que en algunas épocas y sociedades, aun actualmente, no se reconoce la libertad de la mujer. Por otra parte, subrayamos la importancia de la libertad de expresión para la integración de una sociedad democrática, realmente igualitaria y justa.

 

En conclusión, socialidad, leyes y libertad han sido los temas de nuestros tres primeros filocafés. Hemos intercambiado ideas, compartido algunas experiencias y principalmente, comenzamos a crear un hábito, reunirnos para filosofar dialogando.







 

 

 

 

 

 

 

 

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