Casa de la Filosofía y Basy
traen a Cajicá, Colombia el primer filocafé
Dos ingredientes: café y filosofía,
que históricamente han caminado de la mano. Cuenta la leyenda que un joven
pastor yemení de nombre Kaldi, descubrió la planta del café cuando observó que
su rebaño saltaba vigorosamente después de ingerir unos frutos rojos
provenientes de un arbusto hasta ese momento desconocido. Previa autorización
de un religioso, Kaldi decidió hervir dichos frutos y beber la infusión
resultante, como era extremadamente amarga, la tiró. Enseguida observó que al
arrojar las bayas al fuego se tostaban desprendiendo un aroma agradable, por lo
que en un segundo intento preparó la infusión con las bayas tostadas. Así nació
esa deliciosa bebida que llamamos café.
Quizá este relato sobre el origen del
café sea producto de la imaginación, lo indudable es que los historiadores han
situado las primeras plantas de café en las montañas de Etiopía, antes del
siglo IX. Lugar del que se trasladaron hacia Yemen, Ceilán y la India. Posteriormente,
alrededor del año 1600, colonizadores europeos en el Pacífico introdujeron el
café en el viejo continente. Cien años después se plantaron varios cafetos en
el jardín botánico de Ámsterdam. A partir de entonces el cultivo del café se
extendió por Europa hasta llegar a las colonias europeas en América.
El consumo de café comenzó a
generalizarse en Europa durante el siglo XVII y XVIII a través de las
cafeterías, negocios que no sólo eran lugares de ocio, sino puntos de encuentro
para intelectuales y políticos que ahí conspiraban y alumbraban ideas que aún
resuenan en nuestra época. No casualmente el movimiento cultural e intelectual,
la Ilustración, que dio pie a la Revolución Francesa y la independencia de las
colonias europeas en América, se desarrolló en el siglo XVIII, el siglo de las
luces.
Hoy día y desde el siglo XIX las cafeterías
han aumentado en número y es enorme la
gama de cafés que ofrecen, junto a esto es posible decir que son lugar
democráticos en que pueden reunirse personas con distintos hábitos y
costumbres, diversas formas de pensar, ser y estar en el mundo. El café es una
bebida que convoca y reúne, con su cálido aroma invita a conversar y filosofar…
Compartir un café
abre la posibilidad de intercambiar ideas y sentimientos dentro de un ambiente
amigable y con carácter igualitario. Cuando la filosofía sale de la academia y
se dirige a la sociedad en general, cuando entra a una cafetería, nace el
filocafé como espacio público para conversar, ahondar en temas universales, que
nos atañen a todos, de manera reflexiva, crítica y cordial. La finalidad del
filocafé es incentivar la integración de la comunidad ejercitando valores
propios de la democracia, como son la tolerancia, responsabilidad y pluralismo.
Así, nos alegra
compartir con ustedes e invitarlos a participar en el primer filocafé de
Cajicá. Leonardo y Karla, integrantes de Casa
de la Filosofía les esperamos cada miércoles a las 4 p.m. en Basy Pastelería.
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