EL HOMBRE
QUE VIO DEMASIADO
Trisha Ziff (2015)
Cada evento, cada obra puede ser analizada desde distintos ángulos, en este caso percibimos tres discursos en el documental que se traducen para nosotros en tres líneas a reflexionar: el trabajo laboral, como factor que construye la identidad personal; determinado fotoperiodismo, como estetización de la violencia, humanización de la tragedia; y la vivencia de la muerte por un lado, como reflejo de una situación en nuestro país, la violencia contra la libertad de expresión, y por otro, como una situación propia de la vida, la violencia de la muerte accidental, “sales y no sabes si regresas”.
Así, en estas líneas se pretende
recordar y compartir algunas de las ideas que en comunidad formamos durante
nuestra 8va. Fil(m)osofía. Con relación a la vivencia de la muerte coincidimos
en que las fotografías de Metinides posibilitan varias lecturas, una de ellas:
“podrías ser tú”, al ver retratada la muerte del otro cabe la posibilidad de la
identificación, reconocer que también a nosotros podría pasarnos y en cierta
forma sentirnos aliviados porque no ha sido así. Otra lectura que encontramos en
torno a la muerte se refiere a cómo ha cambiado el trabajo del fotoperiodista,
especialmente el de nota roja, la violencia ha incrementado y ya gran parte de
los casos retratados no muestran violencia y muerte accidental, sino narco
ejecuciones o víctimas del crimen organizado, lo cual conduce al recordatorio
de que este documental ha sido dedicado a los más de 165 fotoperiodistas
asesinados en nuestro país desde el año 2000. Lo que a su vez nos remite a la
violencia contra la libertad de expresión, censura y autocensura debidas a todo
tipo de intereses inmiscuidos, entrando en juego la ética del periodista, quien
decidirá qué divulgar o no, qué información transmitir o no.
Para reflexionar sobre la
cualidad artística o no en el trabajo de Metinides, nos acompañó como invitada
especial Ana Paulina Mendoza*, licenciada en Letras Españolas y maestra en Artes,
de la UG. Al respecto y sin poner en duda lo artístico en las fotos de
Metinides, que claramente se manifiesta en su composición, afirmamos que no se
trata de una estética improvisada, que no se trata de un momento aleatorio,
sino por lo contrario, ha sido buscado y tuvo un encuentro afortunado.
Consecuentemente estas fotografías antes que ser testimoniales, probablemente
formen parte, aún inconscientemente, de un mecanismo de control al funcionar como
dispositivos que muestran “lo moral y lo inmoral”, lo que se debe hacer y lo
que no, con sus respectivas consecuencias, porque la violencia contiene un
mensaje y para hacerlo llegar tiene que ser evidente, ser vista, convirtiéndose
entonces la fotografía en documentación, foto que documenta y no apela a la
sensibilidad del observador, sino que tiene la finalidad de advertir y provocar
al espectador.
En cuanto al trabajo, todos
coincidimos también en que la actividad laboral de Metinides se volvió su vida –como nos
pasa muchos de nosotros–, el fotoperiodismo es su vida desde niño, y esto nos
hizo preguntarnos cómo es que los adultos a su alrededor lo dejaron trabajar y
más aún ¡fotografiando muertos!, desde antes, ¡¿cómo es que lo dejan ver cine
violento?!… A lo cual respondimos que todo cambia, el contexto socio-político
se modifica, la concepción de la infancia es otra, el valor del trabajo
también… Pero, ¿realmente ha cambiado todo esto?, hoy día hay muchos niños que
trabajan, de hecho la explotación infantil es grave problema en México y en
cierto sentido la violencia se ha normalizado. Probablemente lo que ha cambiado
es la forma en que lo mostramos o no, la manera en que nos expresamos al
respecto: “Ahora somos políticamente correctos”, expresó certeramente uno de
nuestros participantes.
Y es que en la historia de la
humanidad técnica, tecnología y trabajo –desde esta perspectiva simbolizados en
el cartel del documental con las manos de Enrique Metinides que sostiene su
primera cámara– han transformado no sólo a la naturaleza, al ambiente natural,
sino que simultánea y correlativamente la vida de las personas, nuestra manera
de ser y estar en el mundo. La tecnología crea nuevas realidades, modifica
el contexto a partir de nuevos paradigmas, que en nuestra época son, entre
otros: inmediatez y consumo. La prensa no escapa de esto, tal vez la intención
no es humanizar ni estetizar, sino garantizar la venta de los impresos llamando
la atención del público sobre los hechos apelando a su gusto o morbo por la
violencia.
Lo cierto en todo esto, una vez
más coincidimos todos los presentes, es que se trata de un documental muy bien
realizado sobre un gran personaje, Enrique Metinides como excelente narrador
que posee admirable dominio de la imagen y en ningún momento censura, sino
sugiere. Pero, ¿qué hace tan buen fotógrafo a Metinides?, ¿qué hace único su
trabajo?, ¿su personalidad? Recordemos
que ha decidido nunca viajar en avión, que evita salir a carretera y de noche,
en general exponerse a cualquier situación de peligro; pensemos también en sus
colecciones asombrosas de juguetes, ranas y otros objetos, la forma en que
archiva y resguarda sus fotografías… ¿Qué es lo determinante, la personalidad
de Metinides determina su trabajo o su trabajo ha determinado su personalidad e
incluso su vida? Porque bien dicen algunos que al inicio uno “toma un trabajo”
y después éste acaba por tomarlo a uno.
(*) Colaboración de Ana Paulina Mendoza Hernández.
Licenciada en Letras Españolas y Maestra en Artes, por la Universidad de Guanajuato.
La fotografía desempeña una
función de testimonio, de documento que informa y registra un hecho específico.
A lo largo de la historia, el trabajo en la fotografía periodística se ha
desempeñado en mostrar imágenes de conflictos políticos y desastres naturales.
La cámara se convierte en un elemento indispensable para registrar hechos de
gran impacto en la historia de la humanidad, de eventos que no son parte de lo
cotidiano pues marcan a la historia y trascienden: las guerras, los movimientos
sociales, las catástrofes producidas por la naturaleza, etc.
El trabajo fotográfico de Enrique
Metinides reside en el periodismo, sus composiciones fotográficas están
vinculadas con el cine negro, captan el instante preciso de la muerte y la
muestra en su apogeo en distintos escenarios como incendios, suicidios,
accidentes automovilísticos, aéreos, choques, atropellamientos y rescates de
montaña.
Enrique Metinides también
conocido como “el niño”, nació en la Ciudad de México en el año de 1934, sus
fotografías además de vincularse con el periodismo también son consideradas
obras de arte por su composición, su línea temática y el impacto social y
político que éstas tienen. Su trabajo como fotógrafo lo inició desde que era
niño (razón de su pseudónimo) ya que laboraba inicialmente como ayudante de un
fotógrafo de periodismo sensacionalista.
A partir de entonces, se encargó
de retratar por mucho tiempo sucesos en el diario La Prensa, mostrando el lado más cruel de la ciudad de México,
plasmando en imágenes asesinatos, muertos, incendios y catástrofes de toda
índole. Metinides realiza fotografías de sucesos espectaculares pero siempre con
una composición que no cae en el escándalo, maneja una estética que transforma
lo horroroso en bello. Las imágenes de Metinides tienen un fuerte valor
expresivo como suceso trágico, sus fotos son estructuras narrativas que nos
cuentan una historia sobre las distintas maneras que existen para morir.
Enrique Metinides expone
emociones de situaciones que caen en las tragedias humanas,como lo dice
Baudrillard: “la condición humana sólo es posible cuando los seres vivos están
unidos por sentimientos violentos de repulsión, de desagrado” y precisamente
las fotografías de Metinides son parte de esa unión. Los espectadores van
formando un pacto con la realidad, una realidad oscura, triste y trágica que es
plasmada en su periodismo fotográfico. Su trabajo consiste en plasmar
cadáveres, formar parte de la escena del crimen en el momento indicado.
La fotografía se construye de
instantes, pero su complejidad consiste en perpetuar el instante por mucho
tiempo. El objeto fotografiado cambia de contexto, ya no es lo que fue, eso
pasa con el trabajo de Metinides cuando los hechos criminales se vuelven un acto
estético y el retrato de la muerte reside en una obra de arte. Sus fotografías
plasman con claridad el deceso de la condición humana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario