9na Sesión FIL(M)OSOFÍA “LA MINA”
Jueves 10 de agosto de 2017
T2:
Trainspotting
Danny Boyle (2016)
Definitivamente la diferencia de
edad genera una perspectiva distinta, no es igual ver Trainspotting en su segunda parte cuando viste la primera hace 20 años
en el cine y teniendo casi la misma edad que los personajes, que verla en casa
por recomendación, porque has escuchado que es muy buena película y calculando
que los personajes podrían ser tus padres. Un mismo objeto, en este caso un
mismo filme no se vive, no se piensa ni se siente igual cuando tienes veinte
años, treinta o ya pasas de los cuarenta, es otra experiencia. Asimismo, entre
la primera parte y su secuela hay gran diferencia, Trainspotting: la vida en el abismo (1996) fue una película que de
una u otra manera cambió-marcó a una generación, T2: Trainspotting (2016) quizá sólo ha tenido gran valor para
quienes crecimos a la par de los personajes y nos identificábamos con su
rebeldía frente al sistema. Y es que al parecer Danny Boyle no quería dar
continuidad a la historia presentada en la primera película, sino repetirla; si
observamos con detenimiento encontramos que en realidad nada ha pasado, el
tiempo no continuó, se estancó y la historia es la misma: traición entre
amigos, cambian las circunstancias, los detalles tal vez, pero es la misma
situación con unos años más, probablemente se deba a la nostalgia.
“Estás aquí por nostalgia; eres
turista de tu propia juventud”, increpa Sick Boy a Renton; en esta frase se
condensa el tema principal de la película, que desde nuestra perspectiva es una
crítica a la actitud nostálgica. El mensaje no es que desperdiciamos nuestras
vidas, no se trata de una acción contra la vidas perdidas como sí lo sería Kids (Larry Clark, 1995); sin carga
moral alguna Boyle parece advertirnos de que el mundo cambia y nosotros debemos
hacerlo también, que es necesario darse cuenta del paso del tiempo y todo lo
que ello implica, porque de lo contrario nos quedaremos estancados, atrapados en
el pasado y su idealización; frente a la nostalgia, para disiparla necesitamos
reconocer que la vida y su transcurso se trata de aprender y desaprender,
asumir y adaptar, que la vida es crisis y renovación constante.
En verdad que el mundo cambia
esto se refleja al interior de la película en la ciudad (Edimburgo) y su
paisaje, igualmente al exterior de la misma el mundo es otro, el cine es otro,
ya no se filma en 35 mm sino en material digital, las técnicas cinematográficas
y su tecnología se han modificado. Al menos en primera instancia el mensaje que
grita T2 es: “no repitas tu historia,
no seas un personaje que se queda fuera de época”. Respecto a la traición en
cierto sentido el director nos recuerda que las relaciones fraternales son
frágiles, que el hombre es capaz de traicionar al hombre –por algo la
deslealtad y la infidelidad son hechos recurrentes–, también en una frase que
es más una sentencia se resume el mensaje: “Primero aparece la oportunidad y
después viene la traición.”
Pero hablar de nostalgia y
traición resultó llamativo en nuestra Fil(m)osofía para quienes vimos la
primera parte y esperamos 20 años para ver la segunda, la mayoría de los
participantes apenas rebasaban la veintena por unos años y para ellos lo
sobresaliente fue si Renton hizo algo o no, logró algo o no con su vida, sobre
esto los mayores coincidimos en que no,
no logró nada, porque la actitud rebelde manifiesta en la primera parte que
muchos interpretamos como la lucha contra el sistema para salir de él, ya en la
secuela vimos que no triunfó, incluso antes que salirse del sistema se integró
a él al convertirse en un empleado más, con un sueldo promedio y una vida más
que tranquila monótona que en su insatisfacción le lleva inercialmente a
regresar, volver al lugar del que partió, quejándose, angustiado por no saber
qué hacer con el resto de años de vida que le quedan: “¡vivir es desolador!”,
con esta exclamación nos sorprendió una de las asistentes a la Fil(m)osofía
cuando nos explicó que eso fue lo que pensó al escuchar y ver desencajado a
Renton preguntándose por su futuro, cuestionándose por lo que ha hecho en-con
su vida.
Los menores en edad de nuestros
nuevos amigos en esta sesión coincidieron en que Renton sí hizo algo, sí logró
algo porque vivió, porque tomó decisiones, las que quiso. La propuesta fue que
lo importante no es qué haces o dejas de hacer, sino que sea lo que sea aquello
a que dedicas tu tiempo, tu vida, te satisfaga. A lo cual yo agregaría que todas
nuestras decisiones y acciones deben partir de un sentido social, un sentido
comunitario, ordenarse hacia el bienestar personal y colectivo.
Lo indudable en todo esto es que
reuniones como las Fil(m)osofías nos permiten conocer otras personas y sus
puntos de vista, enriquecernos mutuamente a través de la deconstrucción y
reconstrucción de mensajes e imágenes cinematográficos y principalmente
dialogar en la búsqueda de acuerdos, pero sobre todo regresar a casa más que
con respuestas con nuevas preguntas y situaciones a reflexionar, porque muy
probablemente de eso se trata vivir: crisis y renovación constantes.
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