Colonización actual
Sigo pensando que aún estamos colonizados, nuestros países -pienso en México y Colombia- aún viven bajo el dominio de otro(s), quizá ya no en forma francamente violenta, sino de manera sutil y encubierta por acuerdos de tipo comercial y político. La época colonial oficialmente terminó, ya no somos administrados, controlados y explotados por extranjeros, al menos no explícitamente. Sin embargo, seguimos colonizados porque nuestra manera de pensar, sentir y actuar continúa dominada por la mentalidad y criterios de vida impuestos por quienes, desde cierta perspectiva, podríamos llamar colonos.
Si lo pienso en términos filosóficos, diría que aún rige en nuestro ser, estar y hacer en el mundo la razón instrumental, el razonamiento lógico y tecnológico que privilegia la utilidad -particularmente económica-, que considera a los objetos, a todo los seres como medios para alcanzar algún fin determinado en beneficio propio y particular. Estamos colonizados por una razón instrumental, con base en la cual objetivamos la naturaleza y cosificamos a los otros seres humanos para manipularlos a nuestro favor. Hoy día, las consecuencias de esta forma de vida son evidentes, se manifiestan como sobreexplotación, contaminación, destrucción de la naturaleza, y correlativamente como explotación y alienación de las personas.
En una frase, la colonización que hoy padecemos tiene raíz en la razón instrumental y sus brotes invaden todos los órdenes de la vida humana, con un rasgo común: violencia. Entendida ésta, como la obstrucción e incluso anulación, del desarrollo íntegro de las fuerzas ínsitas a nuestra especie: entendimiento y voluntad, que florecen en dirección intelectual, corporal, afectiva y artística.
Termino esta reflexión distinguiendo los siguientes términos: influencia, lo que hay en mí y que no es mío; condicionamiento, circunstancias o situaciones de las que depende mi existencia; determinación, causa(s) de mis decisiones y de mi conducta; dominación, poder que otro(s) ejerce(n) sobre mí; manipulación; cuando otro(s) interviene(n) y decide(n) por mí, conduce(n) y controla(n) mi voluntad. Todo lo cual sumado y entretejido, da lugar a enajenación, el entorpecimiento de mi razón y de mis sentidos, que conducen a la desposesión de sí, alienación.
Karla Portela Ramírez
Enero, 2025
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