viernes, 13 de octubre de 2017

#11 Fil(m)osofía La Mina - Las hijas de Abril

Sesión # 11 – Jueves 12 de octubre de 2017


Las hijas de Abril

(Michel Franco, 2017)


Todas las presentes coincidimos, sin duda se trata de una película que presenta un abanico de la feminidad, los personajes principales son femeninos y cada uno muestra un cierto cliché en torno a la mujer: la hija menor vive un embarazo adolescente más su confusa maternidad, la hija mayor está hundida en una profunda depresión debida a su sobrepeso, baja autoestima y soledad, en tanto que la madre parece haber rechazado su maternidad y ahora que intenta retomarla lo hace desde el anhelo por la eterna juventud, toda esta marejada claramente envuelta en el ambiente de una familia disfuncional.

Indudablemente los clichés que explota el director a la vez rompen estereotipos –entendidos como patrones de conducta impuestos por el medio– porque la figura materna en Abril no entraña bondad ni abnegación como tampoco sus hijas, Valeria y Clara, representan ingenuidad ni obediencia –como se ha presentado en nuestro Cine de Oro–. De hecho nos preguntamos qué pasará con la bebé de Valeria, se repetirá la historia en-con ella, porque suele suceder que las generaciones heredan, que en cierto sentido se establece un ciclo de eterno retorno.

Visto así, desde esta perspectiva en que se explotan rincones comunes para capturar la atención del público, no nos parece una película especial, aunque sí buena y recomendable porque mueve, enoja, entristece, llega a desesperar y a esperar una confrontación que desate el nudo, que desenmascare los verdaderos sentimientos e intenciones de cada una… Nos preguntamos también si el discurso presentado responde a una decisión del director por comercializar su obra –incluso hay quienes señalan esta película de Franco como su más comercial–, llegar a más espectadores e incluso obtener algún premio –que sí lo hizo, ganó Un Certain Regard en la pasada edición del Festival de Cannes–. De ser así, que el artista en su ojo interior persiga tales intenciones o simple e involuntariamente reproduzca con su filme determinada ideología, lo cierto es que el espectador tiene el poder de revertir las imágenes, conceptos, mensajes que se le muestran con su observación y análisis, con su mirada reflexiva y crítica.

Cada uno de nosotros, como espectadores activos, como actores interpretamos y recreamos la obra, por ejemplo una de las participantes en nuestra charla planteó que Abril llego a sacudir a sus hijas, con sus acciones las obligó a salir de su zona de confort, esforzarse por responsabilizarse de sí, valorar lo que son y tienen –Valeria comienza a valorar a su hija y así misma–,  identificar quiénes son –Mateo definitivamente no es confiable–, qué quieren, necesitan –cobran fuerza para establecerse un objetivo y salir adelante–, o al menos preguntarse hacia dónde van. Quizás ése fue el resultado de las acciones de Abril, pero ¿fue su intención consciente y decidida?, ¿llanamente actúa desde el desequilibrio en la aspiración por la eterna juventud?, ¿o simplemente es una mujer española que aburrida de su vida en Europa viene a Puerto Vallarta, México en un intento por empaparse de vida –lo cual recuerda el estereotipo del español villano–?, cuestionaron otras de las dialogantes.




Cabe decir que llamó nuestra atención el hecho de que al publicar el cartel de nuestro evento más del 70% de los “likes” que recibió correspondían a mujeres, a lo cual se sumó que es la primera ocasión en que nuestra reunión se integra sólo por mujeres. ¿Habrá influido en esto, como fue dicho al principio de este espacio, que los personajes principales son femeninos? Lo que sí concluimos unánimemente es que Las hijas de Abril no es una película feminista, porque aun cuando domina la figura femenina realmente el epicentro de la historia es un hombre, Mateo; de hecho, si desparece este personaje masculino no hay historia o la historia es otra. El núcleo de la acción es Mateo, un hombre que Clara, la hermana mayor, desea; un hombre que Valeria, la hermana menor, posee; un hombre que Abril, madre de Clara y Valeria, roba y disfruta. Las tres mujeres actúan, viven en torno a lo que en ellas despierta la sola presencia opaca, débil y tambaleante de Mateo; ¿qué tan cierto es que la mujer desea, tiene o roba un hombre para encontrar su felicidad?

No, no es una película feminista de acuerdo con el “Test de Bechdel”, nos aportó este comentario otra de nuestras invitadas: una película es feminista o no machista (sin ahondar aquí entre la oposición o no entre machismo y feminismo) cuando cumple con tres características, en la película tienen que salir dos mujeres como mínimo, esas mujeres tienen que hablar entre ellas y el tema del diálogo no debe ser un hombre, un personaje masculino.

Y es entonces que me preguntó, ¿esta vez nuestra sesión filmosófica fue feminista? Porque estuvimos presentes alrededor de diez mujeres, obviamente interactuamos entre nosotras, nuestro tema de conversación no fueron los hombres sino el cine como poderosa herramienta para la enajenación, cuando reproduce ideologías, o para la emancipación, cuando nos confronta con parámetros culturales impuestos, especialmente en momentos como éste, como en nuestra Fil(m)osofía que al de-construir el filme y re-construirlo nuevamente, trascendemos la condición de espectadores, el nivel de transmisión-recepción, para alcanzar la interpretación y re-creación, dotar de sentido a la obra y así transformarnos en espect-actores





* Para enterarse un poco más sobre el “Test de Bechdel” y otros criterios para identificar la equidad de participación entre personajes femeninos y masculinos.


* Y sobre clasificación “F” 




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