Introducción - segunda de tres partes
(Con base en el Capítulo IV del libro “La Filosofía, una escuela de la
libertad”, UNESCO, 2007, edición en español, 2011)
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Banksy en el Museo de Bristol. Junio, 2009 Fuente: CLTRACLCTVA. Cultura Colectiva |
Modalidades de la filosofía práctica no académica
Muchas veces en función de la necesidad que satisface y/o el problema
que coadyuva a resolver, es decir de acuerdo al tipo de motivación -cultural,
existencial, espiritual, terapéutica, política, relacional, intelectual- en quienes practican la actividad filosófica
no formal, se elige entre una o varias a la vez de estas modalidades:
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Consulta filosófica - iniciador: Gerd Achenbach en Alemania, 1981
Gabinete en que se recibe a una persona,
nombrada “invitado”, que se desea entablar un diálogo filosófico sobre un tema
o un problema que le preocupa; en este marco, el filósofo ocupa el lugar
reservado tradicionalmente al consejero espiritual y, desde hace poco, al
psicólogo o incluso al coach, con la diferencia que la filosofía trabaja el
pensamiento y la existencia mediante la racionalidad, la lógica u otros
instrumentos del pensamiento crítico por lo que mediante la entrevista que mantiene
con el “invitado”, el filósofo añade profundidad a su discurso, le ayuda a
esclarecer las problemáticas de su existencia al proponerle diversas
interpretaciones de sus palabras y de los momentos de la vida que evoca.
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Café filosófico - iniciador: Marc Sautet en
Francia, 1992
Discusiones informales que han hecho del
personaje de Sócrates su figura emblemática debido a su simplicidad y su viva
interpelación de cada individuo. Diálogos que la mayor parte de las veces se
asemejan más a una conversación que a un trabajo sobre el pensamiento, debido a
lo cual han generado cierta polémica dentro de la institución filosófica, donde
se estima que tales “cafés” no son “filosóficos” y de ningún modo podrán serlo.
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Taller de filosofía
Inicialmente era
similar a una conferencia, con la diferencia de que el tiempo reservado para la
presentación inicial era más breve que el reservado para la discusión
subsiguiente. Actualmente se practican diversas formas de taller, la más
clásica consiste en invitar a los participantes a debatir ideas propuestas por
un conferenciante con vistas a profundizarlas y apropiarse de las mismas. En
términos generales todas las modalidades de taller filosófico se basan en el principio
de invitar a los participantes a producir ellos mismos un pensamiento, más que
asistir de manera relativamente pasiva a la presentación hecha por un
especialista.
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Éxitos editoriales
Al parecer fue “el
deseo compartido de filosofar” y la concepción del filosofar no ya como “una
actividad elitista y oscura reservada a una elite dirigente, monopolio de un
poder intelectual y académico establecido, sino más bien como la manifestación
natural de un pensamiento popular”, lo que se expresó de manera potente,
difundida e inesperada convirtiendo en éxitos editoriales publicaciones como
“El mundo de Sofía”, de Jostein Gaarder o “Más Platón y menos Prozac”, de Lou
Marinoff, entre otros ejercicios editoriales de “filosofía para todos”, que si
bien han recibido elogios de los medios de comunicación, también han sido
criticados por algunos filósofos a causa del esfuerzo por vulgarizar la filosofía
-empresa mal apreciada-, aunque principalmente porque consideran que tales
obras pretenden “vehicular una especie de sabiduría accesible a todos y
subjetiva, más que una erudición supuestamente objetiva, áspera y científica, o
incluso una manera de ser o una actitud, más que un conocimiento, lo que
explica el éxito de esas obras.”
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Filosofía con los niños fuera de la escuela -
iniciador: Matthew Lipman, 1969
Innovación
pedagógica que consistió en “proponer una narración que permita suscitar una
reflexión en el alumno par que pueda descubrir por sí mismo y colectivamente
los grandes conceptos y las grandes problemáticas del proceso filosófico.”
Sobre esta categoría, cabe decir que los talleres de filosofía para niños son
algo particular puesto que se trata de personas que no vienen por voluntad
propia a la actividad filosófica, sino por procuración de sus padres o tutores.
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Filosofía en la empresa
La filosofía en la empresa es a
la vez: un lugar, una modalidad específica y una razón de ser de la actividad
filosófica. Como modalidad puede tratarse de un taller abierto a los empleados
en el marco de actividades organizadas por un comité de empresa o bien formar
parte de las actividades de formación de la empresa, lo que es muy distinto, ya
que es la empresa la que determina el interés de esa actividad: aconseja u
obliga a sus empleados a participar de la misma. En cuanto a las motivaciones
de la filosofía en la empresa principalmente son cuatro: la formulación de los
valores de la empresa, entendidos en parte como aquello que le otorga identidad
a la vez interna y externa; el pensar y trabajar juntos; como actividad de
relajación, y; como consulta individual, pero no con enfoque psicológico,
puesto que se trata de lo que se piensa y no de lo que se siente, esto es que
el objetivo consiste en identificar una visión del mundo, problematizarla y
adoptar una postura ante la misma, y tampoco es coaching porque no se busca
examinar problemas concretos con vistas a tomar decisiones inmediatas. Sobre la
legitimidad o no de la filosofía en la empresa, se discute si realmente se
trata de un mejoramiento del concepto de empresa, del bienestar de los
empleados, o de una manipulación de gestión o de comunicación.
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Filosofía en medios difíciles
Como en el caso de
la filosofía para niños se trata de personas invitadas a filosofar que muy
probablemente no lo harían de manera natural y voluntaria, sino todo lo
contrario, por lo que “cabe llevar a la filosofía hasta sus extremos, olvidar
lo superfluo para ir a lo esencial de la manera más elemental, preguntándose
por qué el filosofar es el filosofar; por qué es una necesidad para el ser
humano, una constante antropológica”. Lo cual conduce a esta paradoja: la
filosofía es una actividad de formalización del pensamiento y del ser y lo que
caracteriza a las personas en dificultades o en situación de ruptura respecto a
la sociedad es precisamente su rechazo o imposibilidad de formalizar su
pensamiento o su funcionamiento; se trata por lo tanto de “reintroducir una
dimensión de formalización, sin imponer un formalismo a priori, sino
proponiendo más bien formalismos minimalistas, procurando elaborar con las
personas en cuestión las reglas que pueden aplicarse para guiar el pensamiento
y el intercambio, para que cada individuo pueda orientarse.” Si bien, esta labor tiene dos consecuencias:
es de índole estructurante, lo que corresponde al objetivo de la formalización,
permitiendo reubicarse en la confusión del pensamiento, tomar conciencia, discernir,
juzgar, profundizar en el límite de las propias posibilidades; al tiempo que es
una labor valorizadora porque faculta para una elaboración, distanciamiento,
puesta en práctica, facilitando el intercambio y el pensamiento en común al
ritualizar la toma del a palabra. Por lo demás, la filosofía en medios
difíciles es todo lo contrario a una labor psicológica porque a diferencia de
esta no coloca en el centro del intercambio el dolor, la dificultad, la
espontaneidad, antes bien se trata de recurrir al sujeto pensante, que es capaz
de ir más allá de sus sentimientos o resentimientos, que se supone ser maestro
de sí mismo o capaz de serlo.
Por supuesto que la anterior descripción no agota la pluralidad de las
prácticas en filosofía, probablemente solo apunta las más difundidas, pero ¿qué
papel juega en todo ello el filósofo?, ¿de qué manera se integra a estas
actividades, cuál es su rol?
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Banksy en el Museo de Bristol. Junio, 2009 Fuente: The Guardian: Banksy's Exhibition |
El estatus o posición del filósofo practicante
Al menos en teoría, un profesor dentro de su aula no tiene por qué
plantearse tales interrogantes -aunque nada se lo impide- dado que la
institución académica determina a priori cuál es la índole de la filosofía, sus
exigencias y el programa a estudiar. En cambio, en esta pluralidad de prácticas
el filósofo decide qué papel desempeñar, donde las opciones generalmente son:
a)
Animador de discusión.- Caso en que el filósofo
“adquiere un aspecto más bien pasivo, incluso inexistente, limitándose a estar
presente, indicando o simbolizando simplemente la naturaleza filosófica del
intercambio”, para lo cual es suficiente que las personas confronten sus
perspectivas, de buena voluntad, conforme a la sinceridad, comunidad, igualdad
y libertad.
b)
Intervencionista de la forma.- Cuando el
filósofo se limita a establecer modalidades de expresión, de tiempo de toma de
la palabra, funciones fijas u otros formalismos, es decir, una serie de reglas
del juego para regular el intercambio. Lo que en cierto sentido transforma al
filósofo practicante en árbitro, en alguien que controla la aplicación de las
reglas con el fin de garantizar que el ejercicio sea de índole filosófica. La
exigencia aquí está determinada por las competencias y el trabajo sobre sí
mismo.
c) Intervencionista
del contenido.- A semejanza del profesor tradicional, es un “adepto de la
lección”; esto significa que en su calidad de filósofo se siente llamado a
transmitir un contenido cultural, a hacer conocer a los autores, las escuelas,
los sistemas de pensamiento, a explicitar los conceptos consagrados,
desarrollar problemáticas, situar las ideas en su contexto, etc.; de este modo
el filósofo practicante no se opondrá a que sus interlocutores tomen la
palabra, aunque no dudará en corregir lo que se ha dicho, interpretar y
completar lo que le parece incompleto, etc. Consecuencia de lo anterior, la
exigencia se determina por el conocimiento y una comprensión de los contenidos.
Tres estatus o posiciones para el
filósofo practicante
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Animador de discusión
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Filósofo de la forma
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Filósofo del contenido
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- presidente de sesión que regula el uso de la palabra procurando
establecer vínculos, solicitar esclarecimientos, regular el ritmo y plantear
interrogantes, permitiendo al grupo cierto tipo de trabajo sobre sí mismo
- no requiere necesariamente una formación filosófica, aunque puede
iniciarse en las actitudes y competencias filosóficas
|
- el elemento central de su actividad consiste en el carácter
operativo de las herramientas filosóficas, no obstante en su práctica sí es
necesaria la posesión de una cultura filosófica, a la cual recurre no por
interés en el contenidos en sí, sino para hacer trabajar a los participantes,
para que produzcan, analicen, sinteticen, problematicen, conceptualicen, etc.
- para él no se trata de referirse a los autores, sino de
“utilizarlos”
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- en general, tiene una formación universitaria clásica y actúa como
pedagogo, en el sentido de que es un “profesor que al tiempo que transmite un
contenido y una cultura filosóficos, sigue preocupándose por ampliar la
dimensión de apropiación del contenido por parte de sus alumnos”
- su intervención es como profesional de la filosofía, no como mero
participante ni como generalista informado; para él la filosofía es una
materia específica con sus autores oficiales y sus textos codificados
|
En suma, el conjunto de estas prácticas -consulta filosófica, café
filosófico, taller de filosofía, éxitos editoriales, filosofía con niños fuera
de la escuela, filosofía en la empresa y filosofía en medios difíciles-
conforma lo que actualmente se llama “MOVIMIENTO DE LA FILOSOFÍA APLICADA”.
¿Has escuchado antes hablar de esto?,
¿qué impresión tienes sobre ello?
¿qué impresión tienes sobre ello?
¿Participarías en alguna de estas actividades?;
en caso afirmativo, ¿en
cuál sería y por qué esa?