Dos conceptos de libertad: pluralismo en una sola aspiración,
libertad política
Dos conceptos de libertad
Isaiah Berlin
Alianza, Edición de Ángel Rivero
Fecha de publicación, 1958
Segunda reimpresión en español, 2019
En diciembre de 2019 se reportaron en
China los primeros casos, aunque el virus causante aún era incierto –se le
refería como un caso desconocido de neumonía–; el 7 de enero de 2020 fue
identificado como un nuevo coronavirus. Pronto se extendió el contagio a otros
continentes, a la vez que se manifestaba su alto índice de mortalidad, debido a
lo cual el primer mes del año corriente cerró con una contundente declaración
de la Organización Mundial de la Salud: nos encontramos en una emergencia
internacional de salud pública, una pandemia provocada por un coronavirus –nombrado
COVID-19 a partir del 11 de febrero del presente año. En respuesta se han
implementado al interior de cada nación diversas estrategias que pretenden
contrarrestar la propagación de dicha enfermedad; en el caso de nuestro país,
México, destacan dos acciones gubernamentales que exigen, para su efectividad,
la participación de toda la ciudadanía: el confinamiento voluntario,
oficialmente nombrado “resguardo domiciliario corresponsable” y el distanciamiento social, invocado con la
campaña titulada “Susana distancia”. Si bien ambas acciones son voluntarias,
respetan en cierto sentido y medida el entendimiento y voluntad de cada
ciudadano, es evidente que gran parte de nuestra población, quizá la mayoría,
decide apegarse o no tales indicaciones no con base en el ejercicio de su
raciocinio y albedrío, sino atendiendo al apremio de la necesidad, en la
urgencia por allegarse los satisfactores mínimos de sus necesidades básicas,
porque al fin y al cabo morir por contagio del multicitado virus es sólo una
posibilidad, en tanto que morir de hambre es casi garantía.
El trance que hoy vivimos ha evidenciado
descarnadamente la desigualdad, la injusticia social, una opresión económica que
directamente interpela y cuestiona qué es, en qué consiste nuestra libertad.
Éste es el motivo principal que muestra la necesidad, quizá la urgencia por
resignificar el trabajo en nuestras vidas; resignificación que cada individuo
habrá de gestionar por sí mismo, mas siempre consciente de su
intersubjetividad, por lo que es inminente que tal resignificación tenga lugar
dentro de un marco político, que desde esta perspectiva consiste en el
liberalismo. Así, con la intención de recobrar las raíces de nuestra tradición
política, libres de tergiversaciones y perjuicios, se propone la lectura
analítica y crítica de una de las obras más influyentes en la teoría política
contemporánea: Dos conceptos de libertad,
autoría de Isaiah Berlin, recientemente reimpresa por Alianza Editorial con
traducción y estudio introductorio realizados por Ángel Rivero.
Berlin parte de la distinción entre dos
formas distintas de concebir y vivir la libertad, cada una de las cuales
constituye un valor en sí mismo, diferenciado, que no entran en conflicto conceptualmente,
sino en la práctica: libertad negativa y libertad positiva. De manera que en la
historia de la humanidad estos dos valores han dado lugar a experiencias muy
distintas entre sí, mientras que el concepto de libertad negativa está en la
raíz de las instituciones liberales que protegen los derechos individuales,
limitan el poder político y defienden el pluralismo, el concepto de la libertad
positiva ha conducido históricamente a formas de gobierno despóticas en que existe
una autoridad absoluta que sin límites establecidos por las leyes, abusa del
poder y la fuerza. Lo que Berlin hará entonces y a continuación es argumentar,
dotar de fundamento teórico dicha sentencia a través de ocho secciones breves,
aunque sustanciosas.
En la primera sección, titulada El concepto de libertad negativa, Berlin
analiza los dos sentidos políticos fundamentales de la palabra libertad, los
dos conceptos de libertad; asimismo, se detiene en precisar por qué la libertad
negativa no puede ser ilimitada. La segunda sección, El concepto de libertad positiva, explica por qué a pesar de que ambos
conceptos de libertad constituyen valores en sí y diferenciados que forman parte
de las necesidades humanas sin que exista contraposición entre ellos, se han
desarrollado históricamente en sentidos divergentes hasta entrar en conflicto directo.
A partir de lo cual se distinguen dos formas principales que ha tomado
históricamente la libertad positiva, el deseo de autogobierno. La primera de
ellas, la autonegación, es examinada a través de la tercera sección con el
sugerente título La retirada a la
ciudadela interior; en tanto que la segunda de dichas formas, la
autorrealización, constituye el argumento y título de la cuarta sección. Debido
a la importancia y trascendencia que ha tenido la autorrealización como forma
de la libertad positiva en la historia de la humanidad, Berlin profundiza en la
quinta sección sobre las vicisitudes de la misma, con el título El templo de Sarastro, a partir del
surgimiento de preguntas como: ¿cuál es la frontera entre mis derechos
(determinados racionalmente) y los derechos idénticos de los demás?, ¿quién
determinará esas fronteras?; en otras palabras, cuando emerge el problema de la
libertad política. Otra cuestión histórica relevante en torno a la libertad
positiva es confundir libertad con igualdad y fraternidad; para disolver esta
confusión, Berlin analiza en la sexta sección, titulada La búsqueda de reconocimiento, una cuestión planteada
particularmente a finales del siglo XVIII: qué significa ser individuo, y su vínculo
con el clamor por un doble reconocimiento, como ser humano individual y como
miembro de un grupo reconocido y suficientemente respetado. Dentro de Libertad y soberanía, séptima sección de
la obra abordada, nuestro autor desmenuza y desvanece la habitual confusión
entre libertad y soberanía, especialmente soberanía popular. Por último, la
octava sección, Lo uno y lo múltiple,
entraña una defensa del pluralismo, lo múltiple, sobre lo cual es importante
aclarar, como oportunamente lo hace Rivero en su estudio introductorio a dicha
obra, que para Berlin pluralismo no significa relativismo porque los valores
que persiguen los seres humanos, aún en su multiplicidad, son objetivos, forman
parte de la esencia humana, no son creaciones arbitrarias de las fantasías
subjetivas de los hombres. “Esto quiere decir que hay un mínimo de humanidad
común entre todos los hombres y que podemos entender aquellos valores que no
compartimos.” (Rivero, Ángel en Dos
conceptos de libertad, Isaiah Berlin, 2019: 44) De hecho, Berlin deriva del
reconocimiento del pluralismo consecuencias políticas como la tolerancia y las
instituciones liberales, en oposición al monismo que hasta ahora ha desembocado
siempre en despotismo o en la peor de las tiranías, el paternalismo.
En suma, Dos conceptos de libertad expresa un abogamiento por la compresión
de la libertad negativa y la libertad positiva en correlación y
complementariedad, una defensa del pluralismo en una sola aspiración, la
libertad política como condición primordial para el desarrollo de la libertad
privada. A su vez, esta obra cuestiona aun veladamente la equívoca
interpretación sobre el liberalismo en que es reducido a economía e
indefectiblemente asociado al sistema económico capitalista. Sin duda, una lectura
reflexiva de Dos conceptos de libertad
resulta indispensable en la actualidad, hoy día que enfrentamos la transición a
una nueva era que mediáticamente es nombrada “la nueva normalidad” y que
evidentemente habrá de reportar una transformación radical en nuestra vivencia
y concepto de libertad.